Por: César Coloma Porcari
Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo
No podemos dejar de recordar que el Centro Histórico de Arequipa fue rescatado gracias a la feliz iniciativa de don René Forga Sanmartí, de don José Luis Velarde Soto, y de otros entusiastas profesionales, quienes emprendieron una fructífera campaña para recuperar toda la belleza y nobleza de la ciudad construida con la piedra llamada “sillar”.
Así, se emprendió una enérgica campaña para retirar todos los revoques espurios, que cubrían las fachadas de piedra labrada, que en los tiempos coloniales jamás estuvieron revocadas.
Gracias a ellos, Arequipa llamó la atención en el mundo, por ser la única ciudad colonial construida íntegramente en piedra, en todo el Continente Americano. Además, esa piedra era volcánica y de un bellísimo color blanquecino.
Por esta razón, la UNESCO, el 2 de diciembre del año 2000, declaró al llamado oficialmente “Centro Histórico de Arequipa”, como Patrimonio Mundial, teniendo en cuenta dos criterios, como veremos más adelante.
La Municipalidad Provincial de Arequipa, en junio de 1999, siendo alcalde don Juan Manuel Guillén Benavides, elaboró una solicitud, ante la UNESCO, para que el Centro Histórico de la Ciudad Blanca fuera declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se incluyó un detallado informe. El documento fue presentado, oficialmente, por el Instituto Nacional de Cultura, siendo Director del Instituto Nacional de Cultura-Arequipa, don Luis A. Sardón Cánepa, y Director Nacional, don Luis Repetto Málaga. La gestión se realizó a través del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. Además, se contó con el invalorable apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional, AECI.
El 20 de julio de 1999, el Comité del Patrimonio Mundial recomendó que el sitio fuera inscrito en la “Lista del Patrimonio Mundial”, teniendo en cuenta que “El Centro Histórico de Arequipa, edificado en la piedra volcánica llamada ‘sillar’, representa la integración de las técnicas constructivas y características europeas y nativas, expresadas en el admirable trabajo de los maestros coloniales y albañiles criollos e indígenas. Está caracterizada por sus robustas murallas, arquerías y bóvedas, plazas y espacios abiertos, y por la intrincada decoración barroca de sus fachadas”. Y asimismo, por los criterios siguientes:
“Criterio (I): La arquitectura ornamentada del centro histórico de Arequipa representa una obra maestra de la integración creativa de las características europeas y nativas, crucial para la expresión cultural de toda la región”.
“Criterio (IV): El centro histórico de Arequipa en un ejemplo extraordinario de un asentamiento colonial, afectado por las condiciones naturales, las influencias indígenas, el proceso de la conquista y la evangelización, así como por la naturaleza espectacular de su ubicación geográfica”.
Algo inaceptable es que el mencionado Comité, por haber recibido una información falsa y carente de sustento histórico, afirmó, asimismo, que las fachadas de los inmuebles coloniales del Centro Histórico de Arequipa habían sido, en tiempos virreinales, revocadas y pintadas con los colorines más estridentes, y que las portadas y cornisas habían sido pintados en el blanco más escandaloso, con el fin de exagerar, al máximo, el contraste de colores.
Todo ello no es sino una simple mentira, debido a que la “moda” por aumentar el contraste entre molduras y otros relieves, y los muros planos, data de hace muy pocos años, ya que apareció, en nuestro país, en la dictadura “velasquista”, que tanto daño le hizo al Perú; es decir, recién a partir de 1968.
Pero como el convento de Santa Catalina fue pintado siguiendo esa “moda”, en los años indicados, la gente desinformada cree que Arequipa fue así. Es lamentable que hasta el momento no se haya considerado que en las fotografías del convento, tomadas antes de su “restauración”, no se aprecian esos contrastes de colores chillones y más bien se distinguen los muros y portadas en sillar limpio, de un solo color.
Exigimos a la UNESCO rectificar esa falsedad, ya que ésta ha dado pie a que sujetos, con propósitos inconfesables, pinten las nobles fachadas de piedra de todo tipo de colorines. Además, lograron que se aprobara, oficialmente, una “cartilla de colores” para pintar las fachadas de piedra (que debe ser derogada de inmediato). Gracias a ellos la antigua Ciudad Blanca es ahora el “Gigantesco Chifa al Aire Libre”.
Por último, la declaración de Arequipa como Patrimonio Mundial, lleva el número 1016, o PE-1016. Fue aprobada en la vigésimo cuarta sesión del Comité del Patrimonio Mundial, realizada en la ciudad de Cairns, Australia, del 27 de noviembre al 2 de diciembre del año 2000. El Perú fue representado, oficialmente, en dicho evento, por don Manuel Soarez Documet, que era Ministro Consejero de la Embajada del Perú en Australia.
Los únicos funcionarios del Estado que, de acuerdo con la documentación oficial, gestionaron la declaración de Arequipa como Patrimonio Mundial, fueron, como ya lo hemos visto, don Juan Manuel Guillén Benavides, don Luis A. Sardón Cánepa, don Luis Repetto Málaga y don Manuel Soarez Documet.
Repetimos esto para que no vaya a aparecer, por ahí, alguna persona transtornada, que se atribuya una paternidad que no le corresponde. Y que encima exija que se pinten las venerables fachadas de piedra sillar, de los colorines más escandalosos, con el único fin de convertir a Arequipa en un repugnante muladar.
(Publicado en “El Pueblo”, Arequipa, jueves 5 de noviembre de 2015, p. 6).