Por: César Coloma Porcari
Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo
Ahora que estamos celebrando un aniversario más de la fundación de la Ciudad Blanca, debemos recordar a un ilustre arequipeño que luchó por rescatar el centro histórico de la desidia de muchos y de los afanes “modernistas” de autoridades y malos vecinos.
Nos referimos a don René Forga Sanmartí, sobre quien el doctor Eusebio Quiroz Paz Soldán recuerda que “Ha desarrollado en Arequipa una gran labor profesional y cívica, lo que ha concitado el homenaje de esta ciudad, a cuyo ornato y conservación históricos ha contribuido decisivamente con enérgicas campañas” (“Diccionario histórico y biográfico del Perú”, 2ª ed., Lima, Editorial Milla Batres, S. A., 1986, tomo IV, página 66).
El Dr. Quiroz Paz Soldán agrega que Forga Sanmartí fue Presidente del Consejo Nacional de Conservación y Restauración de Monumentos Históricos en la Ciudad Blanca, y “de 1979 a 1980 ocupó la alcaldía del Concejo Provincial de Arequipa, en la que destacó por su indomable energía y dinamismo en defensa de una imagen histórica de la arquitectura colonial arequipeña, luchando por que se restituya al centro monumental de Arequipa su antigua prestancia arquitectónica” (Idem, página 66).
Afirma este autor que “Su acción se ha plasmado en un hecho objetivo: el sillar de las construcciones arequipeñas, en el centro de la ciudad, luce caravista, gracias al empeño constante del ingeniero Forga Sanmartí”, y asimismo, recuerda que “Gran parte de los templos de Arequipa que han sido restaurados después de los sismo de 1958 y 1960, lucen hoy su prístino esplendor, gracias a las gestiones de Forga, entre ellos las iglesias de Cayma, La Compañía, Santo Domingo, San Agustín, La Merced, la Tercera Orden Franciscana; Yanahuara, Paucarpata; los monasterios de Santa Teresa, Santa Catalina, Santa Rosa y el claustro de la Compañía”, entre otras obras (Idem, página 66).
Iglesia de la Compañía de Arequipa
Dr. Quiroz Paz Soldán culmina su elogio a la labor desarrollada por Forga Sanmartí, afirmando que “Durante su gestión como Inspector de Ornato, consiguió la aprobación de las ordenanzas municipales para la construcción, conservación, restauración y ornato de la ciudad de Arequipa”, y además, este notable historiador arequipeño exige que “Este cuerpo de disposiciones debe ser elevado a ley sin recorte alguno, ya que su propósito es defender la zona blanca de Arequipa, con lo cual se preservará el potencial turístico de la ciudad” (Idem, páginas 66, 67).
Inclusive, Juan Guillermo Carpio Muñoz, en su ensayo “Arequipa y la encrucijada del desarrollo (1956-1988)”, ensalza la labor de Forga Sanmartí al rescatar el sillar “caravista”, afirmando que “la política restauradora y de conservación que impulsó el municipio presidido por René Forga Sanmartí, han sido las acciones más vigorosas” (Máximo Neira Avendaño et al.: “Historia General de Arequipa”, Arequipa, Fundación M. J. Bustamante de la Fuente, Talleres de Cuzzi y Cía., 1990, p. 718).
Arquería del claustro principal de la Compañía de Arequipa
Es necesario compilar toda la documentación referente a la restauración del centro histórico de Arequipa, luego de los terribles sismos del 15 de enero de 1958 y del 13 de enero de 1960. Los expedientes deben encontrarse en los archivos de la Municipalidad mistiana y otras oficinas públicas, así como en el archivo del antiguo Ministerio de Fomento y Obras Públicas, en Lima. Allí deben estar todos los planos, y también las fotografías de los daños sufridos en los sismos y del aspecto que tenían los inmuebles antes de éstos.
Esa documentación debe ser publicada en su totalidad, ya que representa el esfuerzo de un pequeño grupo de arequipeños que decidió salvar su ciudad, y que inicialmente tuvieron el apoyo del Presidente don Manuel Prado y de su gobierno. Además, debemos recordar que el Presidente Prado creó la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa, por Ley N° 12972, del 11 de marzo de 1958.
Los defensores del patrimonio cultural tienen razón al ensalzar y reconocer públicamente la grandiosa obra de don René Forga Sanmartí, que restituyó el bellísimo e incomparable sillar “caravista” en los casonas, templos y conventos de la Ciudad Blanca, algo que diferencia a la pétrea Arequipa de la humilde Lima antigua, construida con adobes y quincha, es decir, con barro, palos y cañas, enlucidos y pintados para tratar de cubrir su vergonzosa pobreza.
(Publicado en “El Pueblo”, Arequipa, sábado 8 de agosto de 2015, p. 6).