Por: César Coloma Porcari
Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo
La ciudad de Arequipa, por su extraordinaria belleza, siempre ha asombrado a los escritores y artistas que la han visitado. Uno de ellos fue el gran pintor cajamarquino José Sabogal (Cajabamba, 1889 - Lima, 1956), quien estuvo en varias oportunidades en la Blanca Ciudad y además escribió unos valiosos apuntes sobre ésta, que hoy ofrecemos a nuestros lectores.
Este artista fue uno de los más importantes cultores y promotores de la escuela “indigenista” y expuso sus obras en varios países, como México, la Argentina y los Estados Unidos. Asimismo, fue Director de la Escuela Nacional de Bellas Artes (Lima), de 1932 a 1943. Y publicó varios libros, entre los cuales destacan “El toro en las artes populares del Perú” (1949) y “El desván de la imaginería peruana” (1956). El artista pintó varios óleos en Arequipa y también plasmó en grabados escenas de las antiguas picanterías.
Grabado de José Sabogal: Picantería de Arequipa (1925)
PELÍCULA SOBRE AREQUIPA (1940)
Casi nadie sabe que el gran artista José Sabogal filmó una película sobre la Ciudad Blanca. Él mismo lo recuerda: “He dirigido, además, una película que lamentablemente no se ha dado a publicidad, sobre el aspecto arquitectónico de la ciudad y de sus hermosos pueblos aledaños” (José Sabogal: “Del Arte en el Perú y otros ensayos” (Lima, Instituto Nacional de Cultura, Empresa Editora Humboldt S. A., 1975, p. 97). Ojalá aparezca esta película, en algún archivo, y pueda recuperarse y presentarse al público.
El guión de esta película que dirigiera Sabogal en el mes mayo de 1940, se encuentra reproducido en “Obras literarias completas”, publicación póstuma editada por Ignacio Prado Pastor (Lima, Talleres Gráficos P. L. Villanueva S. A., 1989, pp. 48-54), con el título de “Una película sobre la ciudad de Arequipa por José Sabogal”.
Este guión está dividido en varias secciones: “Paisaje”, “Los pueblos”, “La ciudad”, “El material”, “Las canteras” y “Los picapedreros”, desarrollado este último en “Visita de (sic) las canteras de ‘Añashuayco’ en plena labor con los picapedreros; detalles con los obreros” (sic). Agrega Sabogal que “Esta parte es la introducción para filmar la edificación de la ciudad”. Y continúa con “Arquitectura religiosa”, “Las calles coloniales y las casonas”, en donde se ocupa de la calle Cruz Verde “y sus casonas, esquinas y ventanas”, así como de los callejones de Loreto y Cortaderas y los barrios de San Lázaro y Miraflores. Filman también unas picanterías, en San Jacinto, San Vicente y Yanahuara.
Sabogal indica que llegó a Arequipa con el equipo de filmación y al día siguiente, 21 de mayo de 1940, iniciaron sus labores, registrando lo que se había programado. Lamentablemente, en pleno trabajo, se produjo el fuerte sismo que afectó la ciudad de Lima, (24 de mayo de 1940). El autor escribe: “En condiciones de honda preocupación por el terremoto del día 24 en Lima, apuramos la obra desde ese mismo día, imprimiéndole intensidad para poder volver a Lima lo más pronto posible. Se ha cumplido ampliamente el programa trazado y aún algunas cosas imprevistas muy interesantes han sido captadas. Volvimos a Lima ansiosamente el día lunes 27 por avión Faucett, directo”.
Sabogal culmina su relato sobre la filmación de la película en la Ciudad Blanca, afirmando que “Hemos tenido suerte en contar con un magnífico tiempo, de una claridad deslumbradora, sin una sola nube, y nos ha facilitado mucho la rapidez de la ejecución, el plan preparado con los lugares previamente estudiados por el que suscribe. Arequipa, 26 de mayo de 1940. José Sabogal” (sic).
CONFERENCIA EN AREQUIPA (1944)
En el diario “El Pueblo” (N° 13180, Arequipa, martes 14 de marzo de 1944, p. 4), anunciaban que al día siguiente, en el Ateneo, “Ofrecerá una conferencia el pintor señor José Sabogal”. Y en efecto, el 15 de marzo de 1944, Sabogal ofreció un brillante discurso en el mencionado centro cultural del Concejo Provincial de Arequipa. Su título fue “Pintura mural y Arequipa arquitectónica”, reproducido en “Del Arte en el Perú y otros ensayos”, que ya hemos citado (pp. 90-102), y en “Obras literarias completas” de José Sabogal (pp. 267-277). A continuación reproducimos lo más resaltante de esa conferencia.
En ésta el célebre pintor afirma que “He visitado Arequipa innumerables veces, la he pintado también en algunos de sus aspectos, y también he publicado un artículo sobre la ventana arequipeña, que es, a mi juicio, una ventana de encuentro admirable en lo ornamental arquitectónico y en la sobriedad de su herrería”.
Oleo de José Sabogal: Cayma (1940)
CIUDAD DE PIEDRA
Sabogal afirma en esta conferencia que “La fisonomía de la ciudad la da en primer término su propio material de construcción: la lava, llamada sillar por su endurecimiento pétreo”. Agrega que “Los constructores españoles sacaron de este noble sillar el rendimiento más admirable que fuera posible”, debido a la “carencia […] de madera a causa de las enormes distancias para proveerse de ella”.
Indica además que él creía “que la obra de la conquista de América la realizaron plena y concretamente, los alarifes, los maestros de obra, los arquitectos, los pintores y los admirables artesanos de arte y suntuaria”. Con respecto a la falta de madera apropiada para la construcción, en Arequipa, se refiere a los nuevos pobladores españoles: “Estos hombres del arco y de la bóveda, hombres poseídos del genio del Renacimiento mediterráneo, resolvieron el gran problema: la bóveda de cañón apoyada en gruesos muros, aligerada por escalones de desagüe conducidos hacia hermosas gárgolas ornamentadas, fueron los elementos esenciales de la arquitectura arequipeña”.
El artista cajamarquino recuerda que “La fusión plástica de hispanos renacentistas y de artistas indios se resuelve en la obra arquitectónica arequipeña, llana y simplemente, tal como se ha realizado la fusión de sangre”. Y comenta también que subsistían los antiguos “gremios de maestros de sillar”, y “Por eso vemos obras del siglo XIX tan buenas como las obras coloniales, realizadas por estos maestros de obra y los hábiles picapedreros del Misti”.
PATIOS
Registra en esta conferencia, además, que “El patio de la casona arequipeña clásica no tiene corredores cubiertos; las puertas primorosamente talladas son de baja altura –la madera es escasa– y se necesita amplia luz sin interferencias para la iluminación de las estancias”.
BALCONES
Sabogal describe magistralmente los balcones arequipeños: “Los balcones se equilibran en el ancho muro, medio piso hacia adentro, y lo que vuela es sostenido por una apretada fila de ménsulas ricamente ornamentadas; los balaustres son de hierro en varas rectas muy sobrias, armonizando íntimamente con la plasticidad de la masa arquitectónica”.
VENTANAS
El artista las describe de esta manera: “En la ventana, que se abre en el recio muro, el arquitecto de la colonia realiza una obra de escultura; hay ventanas que parecen elegantes cálices de flor, nacen en la superficie con salientes apreciables y sobre el muro se elevan airosas para rematar cerca de las gárgolas en cornisas de robusta y bella talla”.
SILLAR ROSADO
Se refiere también a las casas construidas en sillar rosado combinado con sillar blanco: “El color del sillar se matiza en la ventana sobre el amplio paño del muro rosa, la ventana se destaca en sillar blanco, o a la inversa”. Es importante esta mención a las construcciones de sillar de dos colores, que no son muchas, y tal vez la más notables son la capilla del Solar y el hospital Goyeneche.
MUROS CUBIERTOS POR COSTRAS DE PINTURA
En su discurso Sabogal se lamenta que en 1944 muchas fachadas de sillar se encontraban indebidamente revocadas y pintadas. Y afirma que “en nuestro siglo [XX], vino el mal gusto, se ocultó bajo grises sordos esta franqueza, este canto del material, esta franqueza de muros de sillar desnudos que diera su adjetivo a la ciudad”. Porque “La famosa ciudad blanca, construida en bloques de sillar, hoy [1944], en su mayor parte, se encuentra escondida bajo espesas costras de pintura”.
Al referirse a los “magníficos muros de Santa Catalina, garantizados por vigorosos machones de remate indio escalonado, en los que se advierte claramente el primer entendimiento entre nativos e hispanos, pues se llegan a juntar pero sin lograr fusionarse, constituyendo uno de los mejores ejemplares de arquitectura arequipeña”, afirma que “Librados estos majestuosos muros de las sucesivas costras de pintura, volverán a cantar la franqueza de su material, así como la masa catedralicia ostenta la blanca-gris epidermis de la lava arequipeña en tan noble y grandioso paño…”.
Cabe recordar que jamás fueron revocadas ni pintadas las fachadas de la catedral y de la iglesia de la Compañía. Es curioso que los malos decoradores nunca se atrevieron a embadurnar de colorines esos majestuosos monumentos. Y el artista hace un llamado a todos los vecinos de la Ciudad Blanca: “Cuidad arequipeños de vuestras casonas coloniales, que no sean adulteradas con banalidades de nuestros días; conservad esa pureza arquitectónica como preciado emblema de los tiempos en que se sentía virilmente el arte de construir”.
LAS FACHADAS DE SILLAR NO SE PINTAN
Esta conferencia llamó mucho la atención en la Ciudad Blanca y asistió a ella una nutrida concurrencia. El diario “El Pueblo” (N° 13181, Arequipa, jueves 16 de mayo de 1944, p. 5), con el título de “José Sabogal tuvo éxito en su charla de anoche en el Ateneo”, ofrece una síntesis de lo expresado por el maestro en su disertación, indicando que “Exalta la bondad y nobleza del sillar como material de construcción y el rendimiento admirable que los constructores españoles sacaron de él”. Además, “Después de otras atinadas consideraciones, aboga por librar de las sucesivas costras de pintura de los edificios de sillar de Arequipa”. Resaltan también que Sabogal recuerda los tiempos antiguos: “otrora, cuando el sillar no se pintaba”.
Asimismo, en el diario “El Deber” (N° 21632, Arequipa, jueves 16 de marzo de 1944, p. 3), figura una información sobre este evento cultural, con el título de “Interesante fue la conferencia sobre Arequipa arquitectónica del pintor Sabogal”. En esta reseña se lamentan que “Después, en nuestro siglo, vino el mal gusto, y la famosa ciudad blanca, construida con bloques de sillar, hoy, en su mayor parte, se encuentra escondida bajo espesas costras de pintura”
Oleo de José Sabogal: Arequipa (1949)
AREQUIPA CIUDAD ÚNICA
Debemos recordar que en 1954, en una entrevista periodística, al referirse a Arequipa, afirma que la ciudad “no ha tenido pie forzado en su traza. Es hispánica y está construida con la lava de sus volcanes totémicos. Ciudad única en el Perú en su arquitectura. Toda ella es una aglomeración de edificaciones cinceladas en la resistente lava petrificada” (“Obras literarias completas”, pp. 335-336).
Ojalá algún día se cumpla el sueño del gran artista José Sabogal y se retire, definitivamente, todas las coberturas, revoques y colorines de las venerables fachadas pétreas de Arequipa, para devolverle su aspecto original y majestuoso.
- Conferencia sustentada en radio Filarmonía, el 8 de agosto de 2017.
(Publicado en el diario “El Pueblo”, Arequipa, sábado 2 de septiembre de 2017, página 8).