La Práctica Docente II ha sido toda una experiencia, a diferencia de la Práctica I aquí no vemos involucradas directamente con los niños y su proceso de enseñanza-aprendizaje, esto quiere decir que nuestra responsabilidad y trabajo aumentó significativamente. Cada dia, al ir a diferentes aulas, conocer los alumnos y desarrollar con ellos las diversas actividades del quehacer escolar, confirmamos nuestra vocación. Al adentrarnos y asumir las obligaciones del docente, es decir, planificar, realizar recursos, evaluar, entre otros, experimentamos lo entregado que debe ser un docente para lograr el aprendizaje significativo en sus estudiantes. De la misma manera, disfrutamos poder compartir la carga, pues es mucho mejor y más eficiente si se trabaja en cooperacion y colaboracion con otra persona, cosa que muchos educadores todavía no han aprendido a hacer.
En cada visita, nos proponíamos dar lo mejor de nosotras para obtener los resultados que verdaderamente buscábamos, aprendimos a aprovechar el tiempo, a realizar recursos didácticos que permitieran la explicación del tema y facilitara a los alumnos su comprensión, a ser creativas e innovadoras al llevar dinámicas y clases diferentes. Apreciamos que la maestra anfitriona de nuestro curso en la tercera etapa realmente se preocupara porque nosotras aprendiéramos a tener el manejo del aula, a seguir el orden de los momentos al igual que nuestra planificación. Igualmente, hicimos bonitos lazos con los alumnos de 2F, aprendimos a quererlos, aunque fueran pocos los días, a aprovechar al máximo sus capacidades y a aceptar sus debilidades.
Somos conscientes de que este tiempo nos va formando para lo que luego será la Práctica Profesional y seguido de esta, nuestra labor como docentes profesionales, por eso nos queda claro que esto es solo el inicio de un muy largo camino por recorrer. Como retos nos quedan muchos, por ejemplo tenemos que aprender a integrar absolutamente todo lo que vayamos a hacer en nuestras planificaciones, a utilizar con más destreza las técnicas y estrategias que ofrece el currículo y las otras que no, a desarrollar actividades de evaluación y cierre definidas, a manejar adecuadamente el uso de las preguntas, a implementar mecanismos constructivistas de conducta y hasta a escribir en la pizarra. Pero sabemos, como dijimos con anterioridad que falta un largo viaje y que poco a poco vamos a ir adquiriendo esas competencias que nos permitirán ser mejor. Lo mejor de todo es que estamos dispuestas a enfrentar esos desafíos y retos que tenemos y los que vendrán porque los resultados serán beneficiosos, no solo para nosotros sino para los niños y niñas de la sociedad dominicana que contarán con maestras completamente preparadas.
" Un niño, un profesor, un lápiz y un libro pueden cambiar el mundo"
- Malala Yousafzai (Premio Nobel de la Paz, 2014)