7.2 PSICOMOTRICIDAD RELACIONAL

BLOQUE VII: EL MARCO CONCEPTUAL DE LA PSICOMOTRICIDAD

(PROGRAMA EXPERTO)

7.2 PSICOMOTRICIDAD RELACIONAL

Miguel Llorca Linares

Ponente:

Miguel Llorca Llinares es Lcdo. en Psicología y doctor en Pedagogía. Profesor Titular de Universidad. Imparte docencia en Magisterio y Psicopedagógía: “Educación Psicomotriz” y “Bases didácticas de la Ed. Especial”. De sus publicaciones destacamos: “Psicomotricidad y globalización del curriculum en Ed. Infantil”, Psicomotricidad y Necesidades Educativas Especiales” y “Recursos y estrategias en psicomotricidad” en la editorial Aljibe.

Coordinador del Seminario de Formación Permanente en Psicomotricidad de la ULL.

Síntesis:

Texto 1:

El autor realiza un análisis sobre la evolución del concepto de persona a lo largo de la historia, desde el dualismo teológico (cuerpo y alma) y cartesiano (cuerpo y mente), a la aparición del concepto de psicomotricidad, entendiéndose a la persona como una globalidad. Pese a la evolución de nuestra sociedad, el cuerpo sigue estando muy influenciado por estas dos referencias culturales y ha seguido limitando su presencia en la escuela.

Pese a la concepción global de la persona, persiste una concepción instrumental del cuerpo, como un conjunto de músculos, tendones, huesos y articulaciones que hay que dominar para poner al servicio de la razón. En el mejor de los casos, en algunas de nuestras escuelas, influenciados por las teorías de Wallon o por la epistemología genética de Piaget, que hablan de la importancia del movimiento y de la exploración sensorio-motriz y perceptivo-motriz como base fundamental del desarrollo de la inteligencia, se incorpora la dimensión cognitiva del cuerpo, apareciendo el concepto de Esquema Corporal y la concepción de la psicomotricidad como una serie de ejercicios para favorecer el desarrollo de las conductas motrices de base, las conductas neuro-motrices y las perceptivo-motrices.

En la opinión de André Lapierre, esta concepción de psicomotricidad no contempla la globalidad porque se olvida de la dimensión afectiva y emocional que solo tiene lugar con la aparición del psicoanálisis que introduce la dimensión irracional del ser humano, que abarca el mundo de los sentimientos dominado por las pulsiones y los fantasmas del inconsciente, lo que entendemos por psiquismo. Para este autor, la psicomotricidad debe priorizar el juego espontáneo donde las relaciones y el uso simbólico de los materiales permiten acceder a esta dimensión afectiva como componente fundamental de la personalidad que se manifiesta a través del cuerpo.

Texto 2

En este artículo se realiza un recorrido por la bibliografía de André Lapierre, con la intención de rescatar sus importantes aportaciones al ámbito de la psicomotricidad, las cuales han marcado, en gran parte, el desarrollo de esta disciplina y la forma de abordarla para muchos psicomotricistas.

En una primera etapa, coincidiendo con una visión mecanicista del cuerpo y con la concepción más racional de la psicomotricidad, Lapierre escribe la trilogía dedicada a la “Reeducación física”. El primer tomo aborda la cinesiología, con un análisis de la fisiología y biomecánica del movimiento, realizando un análisis de las leyes del desarrollo óseo y de la fisiología del movimiento de los diferentes segmentos corporales y partiendo de la gimnasia correctiva plantea como educar o reeducar una buena actitud postural. El segundo tomo está dedicado a la kinesiterapia y al tratamiento específico de las principales afecciones del Sistema Nervioso, cardiovasculares, respiratorias, digestivas, ginecológicas y a la reeducación de las secuelas de las afecciones de los miembros y articulaciones. El tercer tomo son ejercicios prácticos para el tratamiento de todas las afecciones señaladas.

Esta visión mecanicista del cuerpo va evolucionando hacia una concepción más cercana al concepto de psicomotricidad al entenderse que el sistema neuromotor está integrado a su vez en un sistema todavía más complejo, donde intervienen los procesos perceptivo-motores, situando la actividad motriz en el marco de la psicología cognitiva. Es el cuerpo cognitivo que se encarga de la motricidad voluntaria, unido a la actividad representativa y operatoria en general. Es el cuerpo que interactúa con los objetos, descubriendo sus características y cualidades, y con las personas, que le introduce en el mundo de los afectos, pudiendo incidir en la realidad de las cosas y las personas mediante el desarrollo de la creatividad. En esta segunda etapa surge la corriente educativa de la psicomotricidad y A. Lapierre paulatinamente se va distanciando de los planteamientos racionalistas de Vayer e influenciado por las ideas de Wallon sobre la emoción y su relación con el moviendo, así como del constructivismo piagetiano como forma de aprender, en colaboración con Bernard Aucouturier, publican los tres tomos de “La educación vivenciada”.

En esta obra se parte de la vivencia del niño ante diferentes situaciones propuestas para propiciar el descubrimiento de las primeras nociones, que necesariamente están vinculadas a la vivencia corporal, mediante Los Contrastes, luego con la Asociación de contrastes, estructuras y ritmos, y finalmente la vivencia de Los matices. En estos tres libros se plantean infinidad de situaciones para la vivencia de estas nociones, convirtiéndose en pioneros de una metodología constructivista cuando, al menos en España, nos movíamos en una pedagogía instruccional, donde el adulto transmitía los conocimientos y el alumnado era un mero receptáculo sin ningún tipo de participación, obviando la creatividad e iniciativa que pudieran tener.

Pero la concepción de la psicomotricidad seguía evolucionando incorporando la dimensión del cuerpo tónico-emocional y el fantasmático, estrechamente unido a las vivencias afectivas, emotivas y pulsionales. Es el cuerpo que pone de manifiesto las huellas de placer o de displacer que han quedado grabadas en el inconsciente y que se expresan de manera simbólica. Podríamos considerar como una tercera etapa de su producción bibliográfica, aquella que integra la dimensión analítica y que continuando con la colaboración de B. Aucouturier reflejan a partir de su propia experiencia en el trabajo con niños y en la formación de adultos. La educación psicomotriz como terapia: Bruno; Simbología del movimiento; y El Cuerpo y el Inconsciente en educación y terapia.

Una vez finalizada la etapa de colaboración con Bernard Aucouturier, André continúa con sus trabajos en la escuela maternal y en colaboración con su hija Anne, publican “El adulto frente al niño de 0 a 3 años”, en el que se recoge la experiencia realizada durante dos años, con dos grupos de niños de 18 meses a 2 años y de 2 a 3 años, convencidos de que las dificultades escolares están siempre prácticamente vinculadas a problemas afectivos y que estos tienen su origen en la primera infancia. Pasan a denominar su práctica como Psicomotricidad Relacional, subrayando el contenido simbólico y fantasmático de las relaciones, centrando particularmente su interés en la relación adulto-niño, sus aspectos simbólicos y en las inducciones recíprocas de ese diálogo no verbal.

Por último, ya alejado del trabajo con niños y más centrado en la formación de adultos, publica Psicoanálisis y análisis corporal de la relación, donde refleja lo que considera necesario para la formación en el ámbito educativo o clínico.