romualdo
ROMUALDO
Hace veinte años Laia se quedaba alguna tarde, casi todas las semanas del curso escolar, en un reino maravilloso.
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¿Cómo es posible que algo, eso que está allí y que es una cosa, hecha de alguna cosa, pudiera convertirse en esta otra cosa que es de papel, de rayas, gomas, dedos, empujones y afán? ¿Serían la misma cosa?
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Otro "PA". "Progresa adecuadamente". Y por libre. ¡Qué alegría!
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Actividades Libres. ¡Qué alegría!
Flores-sonrisas, casas-cosas, árboles-personas, geometrías, estrellas, colores, perspectivas, texturas, al lado de la Residencia de Estudiantes en Madrid.
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Ahora Laia y aquella generación tienen 27 años.
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Y aún hoy seguimos recibiendo regalos de aquel Gran Mago Iniciático: El Maestro, casado con una También Gloria Hada, además voz cantante, mira su mundo y nos lo hace mirar en sus postales por Navidad, sus trabajos en el Círculo de Bellas Artes, los cuadros de su casa en Argüelles, los de los coleccionistas, los de sus exposiciones...
¿Habéis visto los de su casa-taller en Laredo, en Santander?
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En el Colegio de al lado del Magariños enseñó a ver algo más y mejor a los de la Demencia y a sus ilustres visitantes del resto del mundo antes de sus partidos-combates, con sus murales imposibles de evitar; allí inició a muchas mujeres y hombres, niños y niñas de entonces, en los dibujos y colores.
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Allí me dejó, yo ya de joven padre y muy señor mío, estar algún ratito, mientras iban terminando la tarea, para gozar de la calle mayor de las Pedagogías:
Paciencia, sencillez.
Goma, lápiz, papel.
Paciencia, sencillez.
Olor de escuela.
Paciencia y sencillez.
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A pesar de su paso por aquel Gran París de las Artes, de los Sesenta y demás saberes, a pesar de ser un gran artista, es una gran persona.
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Gracias, Romualdo.
