Lo habían intentado todo, machacaron hojas frescas, lamían el rocío de las hojas cada mañana, pero no conseguían apagar su sed.
Aquella zona de las sierras tenía una vegetación más bien pobre, estaba llena de arroyos amargos. El agua que se juntaba después de la lluvia, se volvia una charca apestosa, que olía a huevo podrido. El que tomaba de esa agua dejaba las tripas en el camino.
José sabía que no iban a aguantar más, eran cerca de 150 hombres los que iban marchando con él.
La noche cayo en el campamento, cada uno busco un lugar un poco más fresco donde tumbarse. José distribuyó las guardias de la noche y cayó en un sueño pesado, volvío a su niñez a la casa de Jacinto el alfarero. Se despertó sobresaltado, resonando todavia en su cabeza las palabras de Jacinto, "Malu sabe donde se esconde el agua en la montaña".
A su alrededor varios también estaban soñando, unos hablaban como niños, otros susurraban palabras de amor y varios peleaban contra enemigos sin cuerpo.
Sigiloso José se puso el poncho, silbo la contraseña de esa noche y se dirigió al guardia más cercano.
"Adonde vas José, la noche está sin luna", le dijo su compadre Javierito. A lo que José contesto "Me acaba de hablar en sueños Jacinto el alfarero, me dijo que escuche a Malu, él sabe donde se esconde el agua en esta montaña".
Tenía razón Javierito, la noche estaba oscura como una cueva. José se sacó las sandalias, las piedras del lugar eran restos de los volcanes cercanos, llenas de filos, no iba a ser facil caminar.
Al principio José se sintío perdido, empezó a tocar los yuyos al costado del sendero, después se olía las manos, esta es la "morenita" se decía; esta es "yuyito del angelito", así una a una iba reconociendo las hierbas, sus dedos acostumbrados a acariciar las plantas comenzaron a hablar con ellas.
El dedo pulgar decía a la planta "quién eres", y el dedo índice sobando escuchaba "la mateadita". Después casi sin darse cuenta empezó a preguntar con el índice a los tallos, "han escuchado el murmullo de Malu". Siempre el dedo mayor las sentía decir "si lo escuchamos, pero esta lejos".
Así anduvo sin rumbo entre quebradas y filos, ya estaba queriendo empezar a clarear cuando una "margarita agria" le contesto "Malu se esta despertando al fondo de la quebrada". José apuro el paso y siguio preguntando a izquierda y derecha. Por fin se detuvo frente a un añozo árbol. Lo acaricio despacio, muy despacio y su dedo anular, el que solo escuchaba las cosas importantes le dijo así, "dice el arbol que Malu esta durmiendo aquí".
Casi temblando, José se calzó las sandalias, que colgaban del cinto, busco unas piedras y las acumulo junto al árbol.
Volvió lentamente al principio, a paso vivo después y corriendo cuando comenzó el amanecer.
En el campamento todos estaban preocupados por la ausencia de José, fue Javierito el primero que lo vio. José venía gritando "encontré el sitio donde esta durmiendo Malu".
Aquella mañana cavaron profundo junto al árbol y encontraron agua dulce y fresca, por fin había despertado Malu.
José les dijo a todos, "hay que hacer cantaros, a Malu le gusta tener muchas casas".
©Mario Antonio Herrero Machado
A El Cabeza