Se hacía la noche. José la escuchó, era Juana, le gritaba a sus perros.
Nadie conocía su edad, era toda arrugas, los pájaros la seguían. Ella siempre decía que traían noticias.
Al cruzarse, Juana le dijo:"José, los pájaros dicen que te va a ir lejos, que vas a andar sin rumbo. ¿ Adónde vas a ir José ? ¿ Porqué te siguen tantos hombres asustados ?"
Se cruzaron sin detenerse, Juana sin darse vuelta le gritó: "cuidado José van a traicionarte". Los pájaros siguieron revoloteando, cantaban noticias que solo Juana sabía interpretar.
José se detuvo, pensó, debo ver a Javierito, él es mi compadre, me tiene que ayudar.
Javierito como todas las tardes, estaba junto al fuego, esperando que se calentara el agua para el mate. Arrojó al fuego un puñado de hierbas secas, de inmediato surgió un humo denso y aromático, los mosquitos iban a dejarlo tranquilo por un tiempo.
Entre el humo lo vió a José, por el modo de caminar supo que estaba triste.
-"¿ Qué pasa compadre que está triste, vamos a tomar unos amargos ? No hay como un mate para matar las penas".
José se sentó en silencio, se acomodó el poncho y mirando el humo dijo: " hoy han pasado cosas extrañas compadre, primero Malú lloró, después Juana me contó lo que andan diciendo los pájaros."
Entre mate y mate, José fue contado lo que había escuchado de Malú. Javierito se limitaba a estar atento y cebar los mates, después se hizo un silencio muy grande.
El murmullo de los pasos en el sendero los puso en alerta, uno a uno los hombres de Mazila fueron llegando, se fueron arrimando al fuego. Eran más de treinta alrededor del fuego, cuando el viejo Fidel habló:"José, te andamos buscando Juana anda diciendo por toda la comarca, que te vas a ir, que te siguen muchos hombres, también anda diciendo que se viene un tiempo de tristezas. Cosechen pronto el maizal, oculten en la montaña el grano, lleven los animales al monte. Todo esto le están contando los pájaros. Que hay de cierto José".
Se hizo silencio, todos miraban a José esperaban su palabra.
-"Compadres, comenzó diciendo José, hace más de un mes soñé, estaba a la orilla de un río trasparente, de arenas doradas. De pronto comenzaron a pasar hojitas y ramas, sentí el trueno en la montaña y corrí cerro arriba. Casi no tuve tiempo de ponerme a salvo, cuando llegó la creciente. Era una pared oscura de agua, troncos y espuma. Comenzó a llover, el río arrastraba animales ahogados. Al frente mío, en una vuelta del río había un hermoso maizal lleno de choclos, en un abrir y cerrar de ojos la creciente se lo llevó. Después así como creció el río quedó manso. Al frente en el maizal destruido había gente removiendo el barro, hundían sus manos y solo encontraban piedras, se abrazaban unos a otros y lloraban.
Ese fue mi sueño, es por eso que le pedí a Javierito que fuera al llano, pensé que allí estaba pasando algo, una inundación o algo parecido.
Hoy también pasaron cosas. No sabíamos como íbamos a contarles noticias tan tristes. Juana y los pájaros nos han reunido. Compadre Javierito cuente lo que ha visto."
Javierito comenzó a contar:"Allá en el bajo, donde sólo hay lomadas, han arrancando el monte..."
Cuando Javierito terminó de contar Fidel dijo: "ya es muy tarde, más bien mañana por la noche juntamos a todos y vemos que hacer". Todos estuvieron de acuerdo, tenían un día completo para decidir.
©Mario Antonio Herrero Machado
A El Cabeza