1993 - ¡QUE VIENEN LOS ANTI-TAURINOS!

ANTECEDENTES

Escrito mandado al diário Información en 1993.

¡QUE VIENEN LOS ANTITAURINOS!

¡Como ha pasado el tiempo!. Y ¡cuanto han cambiado las cosas!. Hace, más bien, pocos años, todos aquellos a los que no nos gustan los toros, nos limitábamos a cambiar de canal o a no asistir a las plazas. Estábamos convencidos de que no podríamos hacer nada para cambiar la situación.

Sin embargo, sin darnos cuenta, con leves cambios de impresión entre amigos, con el descubrimiento de otras personas que coincidan con nosotros en el repudio a "la fiesta", con el nacimiento de una amistad fuertemente unida por la maroma del respeto a lo vivo, con aquellas tímidas cartas de protesta y con las primeras modestas y a la vez valerosas manifestaciones públicas, nos hemos convertido en "LOS ANTI-TAURINOS".

Los Anti-taurinos ya somos todo un movimiento social, una corriente de pensamiento, una nueva versión de aquellos abolicionistas de la época de la esclavitud. Ya hay anti-taurinos en cualquier rincón de España. En el futuro, ningún historiador medianamente riguroso podrá evitar hacer referencia a nuestra existencia. No hay nadie que no nos conozca o no haya oído hablar de nosotros. No hay día en el que alguna televisión, radio o prensa escrita no nos mencione. ¡Quien nos lo iba a decir!.

A medida que se difunden nuestras ideas, incluso con el boicot de los medios de comunicación, solo contando con nuestras modestas pero constantes cartas de protesta, los taurinos, conscientes de nuestra creciente presencia en la sociedad, endurecen sus ataques y sus descalificaciones.

Hoy, en el programa de Luís del Olmo de Onda 0 Radio, un periodista taurino, insinuaba nuestra expulsión del pais: "Aquél que no le guste la fiesta, no merece ser español" -o algo así-. En otro momento de su intervención, cuestionaba la españolidad de Dña Sofía por sus orígenes griegos y por no gustarle los toros. Parece ser que nadie puede considerarse español hasta que lleve en su bolsillo una entrada a la plaza de toros de las Ventas. Y, naturalmente, un torero francés o colombiano será considerado más español que cualquiera de nosotros.

En una España de Quijotes y Sancho Panzas, estos últimos, en base a su vieja castellanía, pretende la expulsión de los primeros para que formen una nueva nación sefardí.

Los del Motín de Esquilache, dormidos desde los tiempos de Carlos III, han vuelto a desenterrar el viejo capote para impedir, de nuevo, la entrada de la Ilustración en España.

Si entendemos por cultura a todo aquello que identifica a un pueblo: su idioma, su historia, sus costumbres, sus tradiciones, su forma de alimentarse y vestirse, su pintura, escultura, música, poesía, etc, tenemos que admitir que las corridas de toros forman parte de una cultura. Pero, ¿de quien?.

Toda cultura está ligada a un tiempo y a un espacio geográfico.

La cultura cambia con el tiempo; y, nuestra generación tiene

derecho a diseñar su propia cultura formada por su propia música, su teatro, su pintura, su actitud ante la Naturaleza, su actitud ante los derechos humanos, su régimen político, etc. En este diseño, como sucede con la arquitectura, se conservan aquellos edificios que son interesantes por su singularidad y el resto de derriban, sin tener en cuenta su antigüedad, para dejar sitio a la arquitectura de nuestro siglo.

No se puede defender una actividad humana en base a su antigüedad; si no, se acabaría defendiendo y fomentando la prostitución ya que es el oficio más antiguo del mundo. Hay que dar prioridad a otros valores.

Me gustaría que el español del siglo veintiuno se caracterizase por tener una cultura respetuosa con los derechos humanos y cuyo tradicional respeto por la Naturaleza y los seres que la forman sea ejemplo en el resto del mundo.

En cuanto al espacio, es un hecho el que hay muchos españoles a los que no les gustan los toros y, también es un hecho, el que hay mucho sudamericano y mucho francés al que si les gustan; por lo tanto, las corridas de toros forma parte de la cultura de unos señores nacidos en diversos lugares (principalmente España, Portugal, Francia, Perú, etc) y que les une su avidez por la sangre (la del toro y la del torero).

Este hecho no es de extrañar; en todo país conviven varias culturas y afirmar que las corridas de toros es "la fiesta nacional" es tan absurdo como afirmar que la religión católica es la "religión nacional" o como decir que el castellano es el "idioma nacional". Por todo ello, tienen que admitir que, lo de la "fiesta nacional" no es más que un eslogan publicitario.

José Francisco Cuéllar Junio

Presidente de ANDA - Delegación de Alicante