La sabina

Allí permanece quieta

igual que la soledad, (bis)

pasa el tiempo por sus ramas

y no las puede truncar.

Quieta,

altiva,

la sabina

testifica

que bajo ella

se agruparon

los anarquistas.

Soporta la ira del cierzo

igual que un barco a la mar, (bis)

y bajo la densa niebla

es como un ángél guardián.

Quieta...

Cuando paso por su lado

me entran ganas de abrazar, (bis)

el viejo y duro tronco

que la hace realidad.

Quieta...

Y allí permanece enhiesta

como un monegrino más, (bis)

sabiendo, como ellos saben,

lo duro que es pelear.

Quieta...