Lam

La más bella niña

MI

de nuestro lugar,

hoy viuda y sola

Lam

y ayer por casar,

viendo que sus ojos

SOL

a la guerra van,

FA

a su madre dice,

MI

que escucha su mal:

Lam

Dejadme llorar

MI Lam

orillas del mar.

Pues me diste, madre,

en tan tierna edad

tan corto el placer,

tan largo el pesar,

y me cautivaste

de quien hoy se va

y lleva las naves

de mi libertad.

Dejadme llorar

orillas del mar.

Dulce madre mía,

¿Quién no llorará,

aunque tenga el pecho

como un pedernal,

y no dará voces,

viendo marchitar

los más verdes años

de mi mocedad?

Dejadme llorar

orillas del mar.

En llorar conviertan

mis ojos, de hoy más,

el sabroso oficio

del dulce mirar

pues no se pueden

mejor ocupar,

yéndose a la guerra

quien era mi paz.

Dejadme llorar

orillas del mar.