El fresno: Yggdrassil,  el caballo de Odín

En una recopilación de textos poéticos islandeses del siglo XIII, en la que se recogen diferentes mitos y leyendas de la antigua tradición oral nórdica, se habla de Yggdrassil –que significa “el caballo de Odín”-: el fresno perenne, árbol de la vida, o fresno del universo.

Tiene tres inmensas raíces que lo sostienen, lo nutren y lo sustentan:

• La primera se hunde en las profundidades del mundo subterráneo de los dioses. Las tres nornas –espíritus femeninos que tejen los tapices del destino de los hombres- rocían cada día la raíz del árbol con las aguas de la fuente de la vida y con el limo y arcilla que hay alrededor de la fuente, para que el fresno se mantenga siempre verde e inmortal, y para que no se sequen ni se pudran sus ramas. Mantienen el fresno vigoroso y fresco; siempre joven y verde.

• La segunda raíz se hunde en el reino del frío, de la oscuridad y de las tinieblas. Allí bebe de la fuente que es origen de todas las aguas del mundo. Pero junto a esa fuente habita el dragón Nidhoggr, que roe sin cesar la raíz de Yggdrassil para que se seque la copa. El águila que vive en la cúspide del gran fresno, ataca al dragón cada día para impedir que destroce la raíz y el fresno se seque.

• La tercera raíz se hunde en la tierra de los gigantes, donde habita Mímir, dios guardián de la fuente de la sabiduría de la que bebe el árbol.

De estas tres raíces, sumergidas y regadas en tres reinos que están en lo más hondo de la tierra, brota el tronco, en la región terrestre en la que viven los hombres. La copa se eleva hacia el cielo, sosteniéndolo.

Odín –dios principal de la mitología nórdica- recorre, montado en la grupa del árbol, sus nueve reinos o nueve mundos -que se mantienen unidos gracias a las raíces, tronco y ramas de este fresno eterno-.

Los frutos del árbol son las estrellas.