El ciruelo: leyendas de China

EL CIRUELO DEL RUISEÑOR

Un ciruelo de los jardines imperiales murió. El emperador quedó afectado por la pérdida, fundamentalmente porque rompía el orden y la armonía de su jardín. Ordenó, entonces, que buscasen por todas partes otro ciruelo igual que le pudiese sustituir.

Tras un tiempo de búsqueda, encontraron un ciruelo que podría ser adecuado: ni muy alto ni muy bajo, ni demasiado espeso ni demasiado claro. Fue llevado al jardín del emperador, y le plantaron en el lugar en el que había sido arrancado el anterior.

En un momento dado el emperador se dio cuenta de que de sus ramas colgaba una tira de papel, del estilo de las que utilizaban los poetas para plasmar los trazos de sus inspiraciones. Ésta es la poesía que leyó el emperador:

"Muy augusta es la voluntad imperial, pero si el ruiseñor viene a reclamar su habitáculo, ¿qué podré yo contestarle?"

LA FLOR DE CIRUELO

Cuentan que en la antigüedad un estudioso chino viajó por el sur del país en busca de inspiración para su creación literaria. Una noche de invierno, se encontró perdido en medio de un bosque y decidió dormir al pie de una colina. En la medianoche, soñó que tomaba una copa acompañado por una chica vestida de blanco que a través de su cuerpo desprendía un aroma agradable y delicado. A su lado, había un niño vestido de verde cantando y bailando con alegría. Al despertarse al día siguiente, el viajero observó que se había acostado debajo de un inmenso ciruelo y que en una de las ramas había un pajarito con plumas de color esmeralda, y así entendió, que las dos personas que metió en su sueño en realidad fueron la flor de ciruelo y el pajarito.

Con la difusión de esta leyenda, la flor de ciruelo se convirtió en el sinónimo de la pureza y la elegancia. Por otro lado, a diferencia de la mayoría de las plantas que florecen en primavera, el ciruelo echa flores cuano aún es invierno. Cuanto más frío hace, más prospera el ciruelo.

La cualidad de constancia y resistencia contra la adversidad que refleja la flor de ciruelo ha contribuido a ser considerado como un símbolo espiritual del pueblo chino, y así a lo largo de la historia, esta flor no ha dejado de ser objeto de un gran aprecio y adoración por parte de los literarios chinos.