Atendiendo al planteamiento pedagógico de nuestro colegio, resulta fundamental el papel que desempeña el alumnado en la transformación y diseño del propio centro en general y el aula del futuro en particular. Ya no basta con que los niños y las niñas sean simples receptores de conocimiento; deben convertirse en los principales protagonistas de su propio proceso de aprendizaje, y qué mejor manera de lograr esto si se involucran activamente en la configuración de su entorno educativo.
La importancia de esta participación radica en varios aspectos clave. En primer lugar, al permitir que el alumnado participe en la planificación y diseño del aula, se fomenta un sentido de pertenencia y responsabilidad hacia su espacio de aprendizaje. Este sentido de propiedad puede motivarlos a cuidar y valorar el entorno educativo, contribuyendo así a un ambiente más positivo y propicio para el aprendizaje.
Además, al involucrar al alumnado en el proceso de diseño, se les brinda la oportunidad de desarrollar una serie de habilidades prácticas y cognitivas. Desde la medición precisa hasta la creación de planos a escala, así como la utilización de herramientas de diseño 3D como Homebyme, las y los estudiantes tienen la oportunidad de aplicar conceptos matemáticos y espaciales de manera práctica y significativa. Este enfoque no solo refuerza el aprendizaje de estas habilidades, sino que también les enseña la importancia de la precisión y la atención al detalle.
Asimismo, el proceso de diseño colaborativo fomenta el trabajo en equipo y la comunicación efectiva, habilidades fundamentales en el mundo actual y futuro. A través de la discusión y la negociación durante el proceso de diseño, los estudiantes aprenden a escuchar y respetar las ideas de los demás, así como a trabajar juntos para alcanzar un objetivo común.
En última instancia, al empoderar al alumnado para que sean los arquitectos de su propio espacio educativo, se promueve un enfoque más centrado en el estudiante en la enseñanza y el aprendizaje. El aula del futuro no solo debería ser un lugar donde se transmita conocimiento, sino también un espacio flexible y adaptable que fomente la creatividad, la exploración y la innovación. Al darles voz y voto en su diseño, se garantiza que el aula refleje verdaderamente sus necesidades e intereses, creando así un entorno que inspire y motive el aprendizaje activo y significativo.
En resumen, la participación del alumnado en la transformación y diseño del aula del futuro no solo es importante, sino esencial para cultivar un ambiente educativo enriquecedor. Al fomentar su participación activa y proporcionarles las herramientas y habilidades necesarias, estamos sentando las bases para un aprendizaje más profundo, significativo y gratificante.