Proyección del Resultado Fiscal


El proyecto de presupuesto para 2020, se presenta con un nuevo marco de política fiscal determinado en buena medida por la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, N° 9635 de 03 de diciembre del 2018.

El déficit financiero para el 2020, en este proyecto, es de un 7,8% del PIB, que se compara con 8,2% del precedente para 2019[1]. No obstante, las proyecciones del Banco Central en el Programa Macroeconómico, y del Ministerio de Hacienda en el Marco Fiscal Presupuestario de Mediano Plazo, consideran que estaría entre 6,1% y 6,5%, según esas fuentes, respectivamente[2].

Agrega el proyecto de ley de Presupuesto, que esa magnitud de déficit es explicada por la atención del pago de intereses. De acuerdo con las anotaciones sobre esta partida, no se han incorporado reducciones en las tasas, que resulten principalmente de la menor presión sobre el mercado financiero interno, conforme ha considerado el Banco Central, y que son fundamentales para el retorno a la sostenibilidad[3].

El resto del gasto sin amortización, o gasto primario, se reduce un 1,0% en comparación con el presupuesto ajustado del 2019 a agosto; especialmente disminuyen las transferencias corrientes al sector público, aunque en parte se debe la reclasificación a transferencias de capital de sumas relevantes en el sector educación (educación técnica y universidades) y otras instituciones. Aun así, en las transferencias de capital casi no hay incremento, dado que el proyecto del 2020 aún no incorpora los recursos de créditos externos que se vayan a revalidar, que sí están considerados en el registro del 2019. Los ingresos se incrementan un 6,3% con respecto al presupuesto ajustado a agosto 2019, lo que se explica por las reformas contenidas en la ley N° 9635. No obstante, la Exposición de Motivos indica una variación del 4,0% con respecto a la estimación revisada del 2019, que incorpora los efectos de dicha norma en el presente ejercicio.

Cuadro 1

Gobierno Central: Resultado Fiscal, 2012-2020

-Millones de colones y porcentaje del PIB-

Otros gastos como el gasto de consumo sólo aumentan un 2,1% sobre el ajustado del 2019, en donde las remuneraciones lo hacen en 1,2%, y las compras en 11,2%, debido en parte a la incorporación del IVA y el arrendamiento del nuevo edificio legislativo[4]. El control del gasto primario es evidente en estas magnitudes, de tal modo que la subejecución de gastos podría ser menor en el 2020, mientras hay un eventual ajuste pendiente en los intereses, conducente a una reducción del déficit financiero a los valores esperados en las proyecciones ya mencionadas.

Los niveles del déficit incorporados en la programación económica y fiscal son considerablemente menores a los que se proyectaban un año atrás, cuando se suponía que podrían superar el 7%; pero el indicador deuda/PIB continúa en aumento. Para el 2020, el Banco Central lo estima en un 63,6%, 4,5 puntos porcentuales sobre el del 2019 según indica en la Certificación sobre Capacidad de Endeudamiento. La revisión del Programa Macroeconómico prevé un 62,0% de deuda para el 2020, con base en la proyección de déficit financiero.

Gráfico 1

Déficit primario, intereses y déficit financiero

-Suma móvil de 12 meses, millones de colones-

Estos cambios en las proyecciones del déficit financiero en el último año transcurrido, atribuibles a la nueva normativa emitida desde entonces, se pueden seguir con ayuda del gráfico anterior. El déficit primario y financiero en suma móvil de doce meses, presenta un cambio en la tendencia desde mediados del 2018, cuando se estabiliza después de dos años de aumento. En diciembre, como producto de los recursos de la amnistía tributaria y la contención momentánea de transferencias de capital, se presentó un cambio de nivel que se ha mantenido hasta el momento, como resultado de los recursos de la citada amnistía en el 2019, y el control del gasto.

Adicionalmente, se recibieron ¢100.053 millones recuperados de la inversión financiera en el Banco de Costa Rica, así como la primera percepción de mayores ingresos según la ley N° 9635. Sin embargo, los intereses continúan en aumento y con cierta alerta adicional debido a que no se ha moderado su dinámica.

Con base en estos resultados, y los recursos a recibir por el resto del presente ejercicio por la citada reforma legal, las proyecciones de déficit financiero para el cierre del 2019 estarían muy cercanas a las que se han mencionado, que están en torno a ¢2.300.000 millones. Para 2020, el mayor valor que supone el Marco Fiscal y Presupuestario, evidencia la debilidad que han mostrado los ingresos, como se muestra en la Exposición de Motivos del Proyecto de Presupuesto (p. 24), junto con cierto desfase en los resultados de las reformas en el Impuesto sobre la Renta. Esta situación debe ser objeto de mucha atención, pues el retorno a la sostenibilidad depende en forma conjunta de que se mejore la recaudación y se consolide el control de erogaciones.

Es muy importante para esto que se reduzca el peso de los intereses, y se dé continuidad a una política fiscal que elimine el déficit primario, en forma paulatina pero determinante, para lo cual la regla fiscal es un elemento fundamental, junto con reformas adicionales en el control de las remuneraciones y otros gastos significativos, como las pensiones y transferencias[5].

Notas:
[1] Ver Exposición de motivos, p.54.[2] Para 2019, las proyecciones son de 6,3% en el Programa Macroeconómico y 6,4% en el Marco Fiscal Presupuestario, en su escenario base (p. 32). El presupuesto ajustado a agosto del 2019 consigna un 8,5%.[3] Programa Macroeconómico 2019-2020 y su revisión. El Poder Ejecutivo incorporó esta reducción de tasas como elemento importante en la presentación de proyectos de ley para financiamiento externo (expedientes 21.201 para la emisión de títulos internacionales, 21.449 para apoyo presupuestario por la Corporación Andina de Fomento, y 21.535 para sostenibilidad fiscal por el Banco Interamericano de Desarrollo), junto con los efectos de la ley N°9635.[4] El nuevo impuesto que se carga a las compras, sea de este Presupuesto como del resto del Sector Público, no se consideró en la estimación del respectivo ingreso presupuestario.[5] Las proyecciones de mediano plazo del Marco Fiscal y Presupuestario (p. 28 ss), sugieren un retorno a la sostenibilidad de la deuda bastante menos positivo en comparación con las simulaciones realizadas por el Banco Central en el Programa Macroeconómico de Enero 2019. Es importante una aplicación estricta de la regla fiscal sobre el gasto ejecutado, la aplicación de mejores controles en la recaudación, y la materialización de nuevos ingresos originados en la ley N°9635 que, por motivo de desfase, se esperarían en ejercicios subsiguientes al 2020, como aquellos por globalización de la renta y la norma de subcapitalización, en el impuesto sobre utilidades.