De pequeña siempre fui muy curiosa, algo que no ha cambiado mucho. Recuerdo que en la escuela hacía muchas preguntas y quedaba maravillada con todo aquel maestro/a que pudiera respondérmelas y aclarar mis interrogantes; desde ahí comenzó mi admiración por ellos/as. Por otro lado, recuerdo todas aquellas clases de Estudios Sociales e Historia, pues era mi oportunidad de conectarme con el mundo y descubrir todo lo acontecido en él. En mi último año de escuela superior tomé una clase de Sociología que, me pareció sumamente interesante ya que provocó que viera la sociedad desde una perspectiva completamente distinta. Así que, cada vez me convencía más de que quería educar a otras personas. Más tarde, se me presentó la gran oportunidad de ser Asesora del Secretario de Educación de Puerto Rico, el Sr. Rafael Román. Esta fue una ardua tarea, pero sobretodo, sumamente gratificante. Aquí ví de cerca las verdaderas necesidades, carencias, fortalezas e importancia de nuestro sistema público de enseñanza. Entonces, reconocí que el sistema necesitaba un cambio. Así que sin duda, quería ser parte de esa transformación y decidí, ¡seré maestra!
Al entrar a la universidad, pensé que ser enfermera sería lo mejor para mí, pues el magisterio no pasaba por su mejor momento. Sinceramente, esta decisión estuvo cargada de inseguridad e incertidumbre, ya que no era como me visualizaba en el futuro. Afortunadamente, después de mi primer año universitario nuevamente me convencí de que mi verdadera vocación era el magisterio, pues si quería aportar positivamente a la transformación de mi país tenía que ser mediante la educación. Así, pues, para convencerme un poco más comencé a enseñarle lo que leía y aprendía en la universidad a mis familiares, amigos y a niños de mi comunidad. Esta experiencia aunque fue un poco informal me sirvió para afirmar mi decisión de ser educadora. También, en varias ocasiones ofrecí tutorías en las escuelas donde había estudiado. Con respecto a estas experiencias, podría decir que fueron enriquecedoras tanto para mí como para las personas con quienes las compartí.
En definitiva, dentro de mis planes profesionales, mi objetivo principal es ser maestra de Estudios Sociales en el nivel secundario. Por tanto, en el futuro me visualizo ofreciéndoles a mis estudiantes la oportunidad de conectarse consigo mismos, con la sociedad y con el mundo. De esta manera, se convertirán en ciudadanos con pensamiento crítico, cuestionamiento propio y conscientes de su deber para lograr una sociedad más justa. A su vez, frente a un salón de clases no pretendo ser la autoridad ni quien posee todo el conocimiento, sino que me propongo a también aprender a medida que educo, pues de eso se trata la educación.
Por otra parte, reconozco la quijotesca labor que ejerce el magisterio en Puerto Rico, pues a pesar de la poca importancia que le presta el Estado, ellos siguen de pie demostrando su importancia en nuestra sociedad. Además, admiro aquellos/as maestros/as que están convencidos de lo vital que son para el desarrollo de personas conscientes y críticas en un mundo donde se acostumbra a no cuestionar nada. Como estudiante que aspira a ser parte del magisterio, me describo como una persona interesada en esa búsqueda constante del conocimiento, pero con la debilidad de tener pocas esperanzas en el futuro debido a la opresión por parte del Estado. Sin duda, es un reto que venceré para demostrar que la transformación de nuestro país comienza desde el proceso educativo.