Cuando aprecié la importancia y el efecto de la educación en mi vida es cuando decido tomar la iniciativa de estudiar en la Facultad de Educación. Muchas veces no nos damos cuenta de la importancia que tiene la educación, sino hasta que nos percatamos que ser estudiantes es la vida misma. Es decir, nunca se acaba de aprender en la vida. Cuando niña siempre mi manera de estudiar, independientemente de la materia, era transformar mi cuarto en una sala de clases y comenzar a discutir los términos que tenía que aprender. Desde entonces tuve ese instinto de que quería ser maestra. No obstante, ingresé a la universidad sin saber qué estudiar en mi bachillerato hasta que decidí tomar clases de educación. De inmediato cambié de facultad.
Ser educador conlleva tener sobre nuestros hombros uno de los trabajos más importantes en una sociedad. El educador es aquel instrumento que te ayuda a prepararte a través de la ayuda necesaria para el estudiante. Una analogía que se explica mejor ser educadora, es un jardín. Los padres llevan a ese estudiante y estos simulan ser una semilla, a la cual el/la educador/ra comienza a abonarla con los nutrientes necesarios para que crezca fuerte y dé muchos frutos. Así, mientras la alimenta y abona correctamente se convierte en un ser que puede vivir en plenitud total. Esto mismo ocurre con el/la educador/ra y sus estudiantes. El/la educador/ra cuida, vela todos los días por su jardín y toma en cuenta sus necesidades individuales. El buen maestro sabe que al igual que las flores, las plantas y los árboles tienen distintas necesidades, de igual manera sus estudiantes son distintos y necesitan una atención especial e individual.
Lo hermoso de ser educador es la riqueza personal que trae a tu vida, no necesariamente material. Ciertamente, con los niños aprendemos constantemente, a la vez que recibimos su cariño y admiración. De eso se trata la educación. Es decir, retomando la metáfora del jardín, al igual que las plantas se fortalecen con los cuidados del jardinero, así lo harán los estudiantes bajo las enseñanzas de sus maestros. Por lo tanto, el/la educador/ra debe demostrar en todo momento alegría y positivismo para transmitirlos a sus estudiantes.
Como futura educadora, siempre tendré mi jardín con flores hermosas. Mi mayor logro será inspirar a los estudiantes sin limitarme solamente a enseñar. Un educador es más que un maestro en un aula. Es aquel que cuida de sus estudiantes, que enseña, aconseja, ayuda, brinda amor y sabiduría. Un maestro transforma la sociedad para promover el bien común. Los buenos resultados trascienden el hoy y se proyectan al mañana y siempre.