La palabra "proxémica" proviene del latín "proximus" ("prope": cerca, "ximus": como máximo) y fue acuñada por el antropólogo estadounidense Edward T. Hall, para describir las distancias medibles entre las personas mientras estas interactúan entre sí. De hecho, en el legado de Hall encontremos cuatro clases de distancias interpersonales:
Distancia íntima: 0-60 cm. Es la más importante y la que una persona cuida como su propiedad.
Distancia personal: 60-120 cm. Destinada al contacto entre familiares, amigos o personas conocidas.
Distancia social: 120-300 cm. Es la distancia habitual entre personas que no se conocen, donde no se intercambian cuestiones personales.
Distancia pública: Más de 300 cm. Es la distancia cómoda para dirigirnos a un grupo de personas.
La proxémica permite ajustar el espacio personal dentro de los límites de actuación de cada persona de un grupo determinado para evitar el sentimiento de invasión o dominio indeseado del espacio o la estimulación de sentimientos que conducen a actitudes hostiles o de prominencia indeseada.
Las necesidades personales y los hábitos profesionales y culturales establecen factores que han de considerarse necesariamente a la hora de organizar los compartimentos de una superficie y el mobiliario y equipamiento adecuado para complementar las labores a realizar en cada lugar.
El no considerar los espacios proxémicos puede crear sensaciones como la falta de intimidad, aislamiento, invasión de los espacios más personales, inseguridad y entre otros más sensaciones de incomodidad, lo que trae como consecuencia la reducción del rendimiento, excitación nerviosa o absentismo.
Yasmeen Lari busca crear espacios individuales y personales para que cada habitante se sienta libre y en armonía con el lugar en el que habita y de esta forma mejorar el rendimiento de sus habitantes, crear sensaciones de comodidad y confort y así crear una comunidad en tranquilidad, libre y sobre todo organizada.