El golpe maestro de Richard Dadd
Onirismo y parricidio.
M. Camí (29/01/2025)
Onirismo y parricidio.
M. Camí (29/01/2025)
El mito de Edipo, Los hermanos Karamazov y Juego de Tronos comparten un mismo elemento común: el parricidio; definido generalmente como el homicidio de alguna figura consanguínea (suele ser el padre o la madre, pero realmente puede aplicarse a cualquier miembro familiar). Hoy vengo justamente a hablar, no de este fenómeno, sino de un caso en la historia del arte que acabó en parricidio, pero que ya escondía una historia muy fantasiosa. Concretamente vengo a contaros la historia de Richard Dadd, un pintor cuya obra, aunque no muy conocida en España, ha alcanzado cierta reputación en el ámbito del arte onírico. Pensé en su momento en escribir sobre mis casos favoritos de “pintores a los que se les va la olla mucho”, pero este en específico me gusta tanto que he preferido dedicarle exclusivamente un artículo.
Richard Dadd nació el 1 de agosto de 1817 en Chatham (Inglaterra) y fue el hijo de un respetado boticario, Robert Dadd, cuya renombrada carrera como químico contrarrestaba la desgracia que fue tener un total de nueve hijos y que cuatro de ellos muriesen a causa de trastornos mentales. Algo me dice que lo de Richard Dadd podía venir de familia. La gran pasión y habilidad de Richard por la pintura le valieron su ingreso en la Royal Academy of Arts a los veinte años, donde desarrolló su estilo surrealista basado en la representación pictórica de hadas, duendes y demás seres mágicos y elegantes. De este período de su vida se destacan obras como Titania durmiendo, una excelente representación de una escena de Sueño de una noche de verano de Shakespeare, además de posiblemente su obra más emblemática: Viene a estas arenas amarillas, donde una cabalgata de hadas baila bajo la luz de la luna. Su arte es realmente espectacular, pero más aún cuando nos enteramos de que al propio Dadd le encantaba montarse sus fantasías como si fuese un personaje de sus cuadros. Este deseo por ser un espíritu aventurero culminó en un viaje Grand Tour por Europa y Oriente Medio, pasando obviamente por Grecia, Jerusalén, Palestina y finalmente Egipto. De hecho, Dadd emprendió ese viaje con el encargo de dibujar para su acompañante (un ricachón de la época) los momentos más memorables y los lugares más impresionantes de todos los sitios que visitaban. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce.
Richard Dadd
Titania durmiendo de Richard Dadd, 1817-1886. 1841. Óleo sobre lienzo.
Ven a estas arenas amarillas de Richard Dadd. Óleo sobre lienzo, 21,75 × 30,5 pulgadas.
Fue durante su estancia en Egipto cuando Dadd, después de fumar opio en un narguile (o shisha, hookah (Bad Gyal shout-out) o cachimba, como todos la conocemos), empezó a sentir cosas raras; y cuando empleo esta palabra me refiero a oír voces que posteriormente (después de cinco días sin dejar de fumar opio) se tradujeron en conversaciones ininterrumpidas con el propio dios Osiris (dios de los muertos para la mitología Egipcia). Según el mito, Osiris fue asesinado y desmembrado por su hermano Seth para más adelante usurpar su trono y quedarse con el poder. ¿Los motivos del asesinato? Se barajan varias razones, entre ellas venganza y resentimiento. Algunas fuentes de finales del Imperio Nuevo explican cómo después de descuartizar a su hermano, Seth esparció las partes de su cuerpo por todo Egipto.
No sabemos si fue el opio o la carga de demencia que llevaba en la sangre el pobre Dadd, pero lo cierto es que comenzó a actuar de manera violenta; a lo que el ricachón se lo llevó de vuelta a Inglaterra a que le hiciesen pruebas médicas y comprobar que todo estaba en orden. Y la verdad es que todo no estaba en orden. Con tal de evitar su ingreso en un manicomio, Robert Dadd (su padre) lo trasladó al campo a vivir una temporada. Pero fue durante lo que iba a ser un apacible paseo por el campo, que Richard mató a su padre con un cuchillo con la convicción de que era el mismísimo diablo y enemigo de su íntima divinidad, Osiris. Lo descuartizó allí mismo y como pudo se fue a Francia para no ser descubierto. No obstante, no le sirvió de nada, pues durante su estancia en territorio francés fue pillado por la policía tras intentar degollar a un inofensivo turista. Cuando lo arrestaron, encontraron una lista de personas que, según Osiris, Richard debía asesinar también; el primer nombre de la lista estaba ya tachado, y entre las que quedaban estaban tanto el Emperador de Austria como el Papa Leo XIII.
Finalmente, fue arrestado, trasladado a Inglaterra e internado en el Hospital Broadmoor (en aquellos tiempos conocido como el Broadmoor Criminal Lunatic Asylum). Murió allí, sin apenas compañía ni visitas frecuentes. Sin embargo, durante su estancia le dedicó nueve años sin interrupción a una de sus obras más analizadas y comentadas: El golpe maestro del leñador-duende, expuesta en el museo Tate de Londres; una obra que, según el autor mexicano Octavio Paz, reflejaba las diferentes obsesiones de Dadd a través de las figuras y los rostros representados. Esta obra fue también objeto de muchas observaciones psicológicas por la figura del leñador y la simbología relacionada con la vida de Dadd; incluso fue admirada por Freddie Mercury, vocalista y pianista de la famosa banda Queen.
Richard Dadd. El golpe maestro del leñador-duende. 1855-1864. Óleo sobre lienzo. 54 × 39,5 cm. Tate Gallery, Londres
Detalle leñador de El golpe maestro del leñador-duende de Richard Dadd.
Richard Dadd parece reforzar el estereotipo del ‘genio loco’ que solemos asociar a los artistas más apasionados. Sin embargo, entre los casos más conocidos, como Van Gogh o Edvard Munch, su vida y obra poseen un carácter único y distintivo, desdibujando constantemente la línea entre realidad y fantasía.