Del 21.12.24 al 19.01.25, el Sol transita todos los años en Capricornio. El signo está regido por Saturno y trae los tiempos de mayor concreción, los que más adelante serán seguidos por una gran renovación para el año. El signo de la cabra tiene asignados seis arcanos en el Tarot egipcio de la Ed. Kier, donde le corresponde el número 8. Y, entre las deidades griegas, Hestia y Hera se asocian a su gran control y determinación, tanto internas como externas.
Durante este mes solar comienza una estación de máximos para cada hemisferio. En el norte, el invierno lo endurece todo, dejando a los seres y las cosas en las condiciones en las que se encontraban, mientras que en esos estados se determinará el inicio de un largo futuro por delante. En el sur, el verano trae la mayor actividad: para grandes despliegues y finalizar desarrollos. El I Ching se refiere a estos momentos con los hexagramas Kun Lo Receptivo (2) y Chien Lo Creativo (1), signos primordiales, estructurantes, que también atravesarán a todos los estados y procesos durante el año.
Para la Astrología clásica y la esotérica, Capricornio tiene varios regentes: Saturno y Venus, planetas clave para el desarrollo de los signos cardinales (Aries, Cáncer, Libra & el mismo Capricornio). Y, según la Astrología kármica, los signos de Tierra (Tauro, Virgo & Capricornio) son los que se toman más en serio sus relaciones y afinidades, y hasta incluso a veces las llevan consigo hacia el futuro.
al índiceA Capricornio le corresponden 1 arcano mayor y 5 menores: Justicia (8), El Prodigio (26), Desconsuelo (35), El Pensamiento (44), Resentimiento (53) y Proscripción (62).
galería de arcanos
Hemisferio Norte
KUN Lo Receptivo
02. Vacío (ciclo productivo).
Tiempo de oscuridad, de cierre, a la espera, para abrirse y ocupar espacio más adelante. No es posible observar ni observarse porque sólo hay vacío: para saber las propias cualidades, estados, etc., hay que esperar que ingrese energía activa y así iniciar relaciones. Ahora, no hay definiciones y habría que permanecer flexible, permeable y blando. Para fluir con el año, habrá que esperar luz en las bases, las raíces, el pensamiento, los motivos más privados. Todo ello surgirá por sí mismo, especialmente según las proyecciones de los últimos tres meses. Pero este mes no es para ocuparse de ello sino para dar tiempo, no actuar, dejar reposar y esperar el momento adecuado para volver a acercarse, anunciar, reiniciar y hacer crecer. En ese momento se notará que lo yang se expresa (luz) mientras lo yin lo despliega (espacio).
Hemisferio Sur
CHIEN Lo Creativo
01. Fuerza (ciclo productivo).
Mes de culminación. Chien muchas veces se representa como un dragón que se eleva hacia el Cielo paulatinamente, aprovechando su visión y fuerza para saber cuándo elevarse, por dónde y hasta qué altura. Hay espacios para ser ocupados, aptos para completar tareas o trabajos. Es un tiempo para finalizar desarrollos pero también para evitar riesgos por exceso de ambiciones y obnubilación. No habría que sobreestimarse sino más bien mantenerse con los pies cercanos a la Tierra, sin perder de vista otros lugares, situaciones o personas. De lo contrario, podría haber pérdidas, con retrocesos que significarán altos costos para las expectativas, los tiempos y los esfuerzos invertidos.
Aries, Cáncer, Libra y Capricornio son todos signos cardinales. Ellos marcan instancias, tiempos de virajes clave, algunos más relacionados a inicios, y otros más relacionados a finales. Y cuando el Sol está en Capricornio, los cuatro signos cardinales se desarrollan de una manera particular.
Entre las deidades del Olimpo, Capricornio se asocia a Hestia y Hera: las leyes en la Tierra y el descontrol. Acerca de Hestia, leer la entrega anterior de la newsletter, ya que las diosas griegas tienen doble regencia en el Zodíaco: Hestia rige tanto a Sagitario como a Capricornio. Ambas deidades forma un conjunto muy especial, Hestia está más ligada a la muerte y Hera está más ligada a la vida junto al rey del Olimpo. Por tal motivo, la descripción de Hera es muy extensa y requiere bastante tiempo de lectura.
La locura que la diosa desencadenaba en libertad llevaba a no razonar, lo que producía muertes sangrientas. Cuando Hera se enteró de que el héroe Hércules mataría a las serpientes de su jardín, utilizó a las Brujas para que impidieran su nacimiento, aunque no lo lograron. El héroe amenazaba la felicidad que le había sido otorgada como regalo de casamiento, y también amenazaba su poder: las serpientes que custodiaban el jardín simbolizaban sexualidad, vigor, y poder fálico para la vida, para el gobierno en la Tierra y para la muerte. Aunque la diosa obstaculizó muchos de los famosos trabajos de Hércules y lo enloqueció, el héroe finalmente mató a las serpientes, las que pasaron a formar la constelación Serpiente. Como símbolo del poder de penetración y apertura, la diosa así quedó asociada a los espacios abiertos, mayormente naturales, como las estrellas en el cielo, la atmósfera en la Tierra y el clima que agita y excita.
Hera luego le envió a Hércules una tormenta, forzándolo a desembarcar en Kos, donde casi encuentra la muerte. Por ello, Zeus puso a la diosa colgando del Olimpo, pero su hijo Hefesto nuevamente la liberó. Esto ocasionó que el herrero fuese tirado desde lo alto del cielo por segunda vez, por Zeus, quedando luego rengo. Sin embargo, cuando Hércules completó sus labores y se volvió inmortal, se casó con juventud (Hebe, una de las hijas de la diosa), como manera de continuar con el vigor y la potencia sexual de las serpientes que había matado.
Cuando Hera se enteró de que Zeus había tenido una hija que llevaría victoria a las guerras, y que además la había tenido sin madre (Atenea), la diosa se dispuso a pelear contra el rey del Olimpo. Juntos habían tenido a Ares, el dios de la guerra, y estando la guerra muchas veces asociada al sexo y al amor, el nacimiento de Atenea significaba entre varias cosas que Zeus había tenido potencia con buenos frutos y sin pareja. Con el poder del sexo y la victoria amenazados, Hera entonces movió cielo y tierra, como si estuviera defendiendo su jardín: invocó a sus poderosos abuelos Gaia (Tierra) y Urano (Cielo), y golpeó el piso de la Tierra con la mano, generando así ecos en el Tártaro (donde los Titanes estaban confinados, luego de que Zeus los hubiera derrotado). Así surgió Tifón, el monstruo de alas, cuerpo lleno de serpientes y boca de fuegos, criado a su vez por la serpiente Pitón. El monstruo enfrentó a Zeus y persiguió en caza a todos los dioses del Olimpo, quienes huyeron a Egipto transformándose en animales para pasar desapercibidos, entre tormentas, terremotos y erupciones volcánicas. Las fuerzas naturales causaron gran temor pero Hera no se horrorizó de Tifón, tal como había hecho con el desafortunado aunque constructivo Hefesto.
Hera compitió junto a Atenea y Afrodita ante Paris de Troya, el príncipe de los pastores. A Paris le habían ofrecido poder (Hera), amor (Afrodita) y victoria (Atenea), pero Paris eligió el amor, lo que desencadenó la guerra de Troya, con Hera peleando contra los troyanos para que la mortal Helena de Grecia, la elegida de Paris, fuera devuelta a los griegos. Una vez más, amor y guerra estuvieron relacionados pero separados, así como cuando Hera hizo que los pigmeos rechazacen a su honorable reina. En esa oportunidad, la humana Gerana se había convertido en matrona de esa población y estaba recibiendo demasiados honores siendo una simple mortal. Y, para que no tuviera más poder ni tan altas consideraciones, la diosa la convirtió en grulla, un pájaro de cuello alargado que no fue querido y que debió volar alto pero para irse.
Siguiendo con sus celos y peleas, a Side, quien había sido la primera esposa del gigante Orión, la arrojó al inframundo de Hades. A la ninfa Iynx, quien había fascinado a Zeus con su magia, la transformó en piedra. A la ninfa Eco, quien también había estado con Zeus, le quitó la voz e hizo que sólo pudiera repetir las últimas palabras que se le dirigían. A Semele, una de las diosas de la Luna, la indujo para que recibiese al dios tal como ella lo había hecho cuando se casó con él. Pero la visión de Zeus arribando con truenos y relámpagos destellantes la hizo morir del susto. Semele estaba embarazada y sólo faltaba que transcurriese una estación del año para que naciera Dionisio, pero Zeus alojó al niño en su cadera y lo tuvo allí hasta que finalmente su desarrollo llegó a término y nació al mundo. Luego fue criado por la pareja Ino y Athamas, quienes lo hicieron pasar por una muchacha para protegerlo, tras lo cual Hera también enloqueció a la pareja. A la titán Leto, también embarazada de Zeus, la persiguió mientras amenazaba a quienes la ayudasen a parir. Pero la titán Asteria la asistió y finalmente nació Artemisa, la diosa de la caza (Hera no mató a Asteria pero la transformó en la isla de Delos, porque había escapado al mar cuando en una ocasión Zeus la había querido para sí). A la ninfa Calisto, destinada a Artemisa aunque también embarazada de Zeus, no la persiguió por sí misma sino a través de la misma diosa cazadora, ya que la ninfa había perdido su condición de virgen (tal como era requerido en el culto a Artemisa). Calisto se tuvo que transformar en animal para pasar desapercibida, y se fue al Cielo, formando las estrellas de la constelación Osa Mayor.
Los relatos de Hera muestran una gran profusión de temas: el sexo y el poder, la resonancia y la tolerancia, las cadenas y la libertad, la razón y la locura, la herencia natural y el desarrollo cultural, el hombre y la mujer (Humanidad). Varias guerras fueron desencadenadas tras elecciones en las que el amor y el sexo estaban escindidos (lo uno o lo otro, lo uno tras lo otro). Y muchos nacimientos que supusieron una amenaza para el poder corrieron peligro. Entre ellos, los desarrollos intrauterinos de Hércules, Artemisa y Dionisio podrían haber quedado interrumpidos o discontinuados, con tiempos de desarrollo que casi no se cumplen. Mientras que los nacimientos de Atenea, Hefesto y Tifón reflejaron las relaciones entre guerra, locura y razón (como entendimiento y como motivo).
Respecto de estos tres últimos, las resonancias fueron clave. La cabeza es el lugar físico habitual donde se ubican el entendimiento y la inteligencia: Atenea había nacido de la cabeza de Zeus, una diosa guerrera enfocada mentalmente, sin las locuras de sangre que desencadenaba Hera, la madre del también sanguinario Ares. Y, si bien Hera no había encontrado eco en su hijo Hefesto y lo tiró por un barranco, sí encontró ecos en la Tierra hueca, entre los Titanes del Tártaro, matriz donde volcó espíritus ancestrales y desde donde nació Tifón. A Zeus y a las otras deidades, el monstruo los persiguió con todo lo que excita el cuerpo y el ánimo: grandes sonidos (truenos, terremotos), libertad (alas para volar) y poder sexual (fuego para arder, lluvias eléctricas). Hay que mencionar que las alas se asocian a Hermes, el dios que rige la voz, el sonido y la inteligencia, lo que también indica que la búsqueda de Tifón representaba la búsqueda de sexo libre y de la inteligencia entre un hombre y una mujer (como correspondencia y entendimiento mutuo). En este sentido, Atenea sin madre, y Hefesto y Tifón ambos sin padre, parecen estar más lejos de la locura que separa, y más cerca del autocontrol para estar juntos.
Siguiendo con las resonancias, el rey con quien Hera se había casado, Zeus, había tenido muchas relaciones amorosas, y así había mostrado un amplio eco que, si bien era una de las características principales de la diosa, también fue la causa de sus celos, iras y persecusiones cada vez que de una pareja se pasaba a un trío (del dos al tres). Pero hubo un trío que no generó problemas. Zeus también compartía el trono con Hestia, quien había renunciado explícitamente a su sexualidad física para regir los sacrificios y cuidar los fuegos de hogares y de altares en la Tierra. También administraba justicia cuando los dioses del Olimpo entraban en disputas con mortales. Pero Hera, regente de las estrellas y a quien le gustaba la vida en la Tierra, no compitió con Hestia, aún cuando podría haberse sentido amenazada. ¿Por qué competiría con quien no tenía sexo con un hombre? El poder de Hera parece estar más relacionado al poder sexual que genera placer y procrea, y que cuando no tiene lugar, produce guerras (como sustituto del sexo).
También hay que mencionar que Ares como planeta se halla exaltado en el signo de Capricornio, el de las leyes heredadas para la vida social. Hestia y Hera, lejos de competir, forjaban un mismo destino: ambas traían el eco de alguna antigua ley de sangre según la cual o bien hay fuegos y tormentas en tierra estéril o bien hay sexo y sangre en tierra fértil. El horror que Hera había sentido con Hefesto no lo sintió con Tifón: el monstruo representaba a Hestia y Hera unidas, en la lucha de la humanidad por sobrevivir a través de la procreación entre un hombre y una mujer.
Acerca de la unión de los sexos, tanto el gusto como el placer en los relatos de Hera están muy asociados al atractivo físico, especialmente si se recuerda que la diosa había encontrado eco para Tifón en lo hueco de la Tierra (sin contenido, superficial) y que no toleró la ausencia de eco en Hefesto, a quien en su locura tiró por un barranco, sin razón, sin motivo. Sin embargo, los relatos de la diosa también refieren de varias maneras a la belleza que surge de a dos, volviendo a aludir indirectamente a la muerte de la Humanidad cuando un hombre y una mujer no se unen. Con su hermano gemelo y marido, Zeus, había tenido un bello jardín para disfrutar y disfrutarse, con libertad, juventud y placeres físicos. Y ambos, por separado, habían tenido a Atenea y a Hefesto, quienes juntos formaban una pareja de hermanastros que, al contrario de hueca y destructiva, traía consigo victorias inteligentes y constructividad en base al entendimiento.
Los legados ancestrales y, especialmente la posición ante ellos, también aparecen en algunas continuidades a través de las generaciones. Se cuenta que Urano era muy celoso y que permanecía muy pegado a Gaia, sin dejar espacio para que nada más pudiese vivir (no había aire ni atmósfera). En la misma línea, sus nietos Hera y Zeus formaron una pareja similar: Gaia era la herencia de una Tierra hueca, por lo que Hera competía en lo superficial separativo y Zeus vivía seduciendo y dejándose seducir; el eléctrico Urano, pegado a Gaia, era muerte para los demás, por lo que Hera perseguía y destruía por celos, y Zeus portaba un rayo que resultaba fatal para todos. Mientras que Tifón, creado en el hueco y destructivo Tártaro, no quiso permanecer en su herencia: tuvo alas para desplazarse en una atmósfera con aire, en libertad, con espacio para jugar y buscar a su manera la unión de los sexos (lo que dejaría atrás la locura, emprendiendo los desarrollos que Urano no había permitido). La misma separación respecto de lo ancestral está reflejada en el nacimiento de la racional Atenea y en los productos culturales que aportó Hefesto a través de su oficio de herrero.
La razón, como alternativa a la locura, cobra importancia desde distintas perspectivas. En la antigua Babilonia, el juguetón signo de Géminis o los gemelos estaba representado por un hombre y una mujer, opuestos y separados, quienes se conocen experimentando (aunque no se encuentran), mientras que el griego Hefesto regía al productivo y útil Virgo. Los dos signos luego pasaron a estar regidos por el Mercurio romano, y en conjunto refieren al conocimiento y los ensayos que tanto pueden destruir como construir. Además, el planeta se exalta en Acuario: allí se potencian la voz, las comunicaciones y el entendimiento, todo lo que muchas veces queda desplazado por la locura de guerras sanguinarias sin inteligencia.
Al respecto, el destructivo Ares y el constructivo Hefesto regían al dual Libra, un signo que en la tradición babilónica estaba representado por una balanza que alterna en juicios, con dos garras daniñas de escorpion. En este signo de aparente equilibrio, donde Saturno regente de Capricornio se exalta, los relatos de Hera traen locura y ley: la locura como ausencia de alternancia en función de lo que indique la razón o el juicio (su hijo Ares), y la aparición de la justicia cuando se desata la locura (su hijo Hefesto). Este último había atado los brazos de blanca muerte de su madre, lo que fue una condena de inacción, como control y prevención, tal como hizo Zeus cuando la colgó (suspendió) por la locura que había desatado contra Hércules. En ambas ocasiones Hefesto siempre eligió liberarla, pero deshacer la justicia de Zeus trajo más locura: el herrero nuevamente fue arrojado desde lo alto del Olimpo, aunque esta vez por el mismo Zeus, el gemelo de Hera, la loca desatada que buscaba vida con muerte (la única posición). Fueron sus hijos, Tifón, Atenea y Hefesto, quienes mayormente quisieron dar una nota cultural distinta para esa herencia, lo que en los relatos se halla simbolizado en la ausencia de madre o de padre.
Muerte y vida, indisociables, estaban representadas como ley en la pareja Hestia - Hera: ley de muerte en la Tierra, dedicada a los dioses (sacrificios con sangre derramada), y ley de vida desde las estrellas, dedicada a los mortales (nacimientos con sangre derramada). Esto último se instaló desde que Urano (Cielo) fue separado de la madre Tierra y dejó vivir (respirar) a sus hijos. Los efectos en el mundo que esa separación - parto produjo fueron varios: la división de los sexos como Zodíaco o conjunto de opuestos naturales, el gobierno de sí como instancia (ley, juicio interno), y la Humanidad como producto de la unión de parejas y partos (sacrificios). Mientras haya fertilidad y sexualidad entre opuestos, no adviene la ley de Hestia.
Todo esto también está claramente señalado en los arcanos egipcios de la Ed. Kier. Los dioses habían huido a Egipto cuando Tifón los quiso cazar tras el nacimiento de Atenea, o la victoria de ojos grises, la de la vida no natural, la que ponía fin al sexo en pareja, a la caza de Artemisa y a la sangre de Ares. El mazo egipcio contiene muchas simbologías, y una de ellas es justamante la vitalidad que traen las relaciones planetarias. El círculo de animales (Zodíaco) admite muchas lecturas sobre ella, por ejemplo la sexualidad física en una matriz de exaltaciones (11 a 22). Específicamente El Apostolado (12, en otros mazos llamado El Colgado) corresponde a la Luna (exaltada en Tauro, receptividad en la sustancia) y al número 3 (el de Júpiter, análogo al griego Zeus, el que fertiliza, el dador de vida). El signo también está regido por Vulcano, el que construye con sustancia. El arcano opuesto o pareja zodiacal es Crepúsculo (18, en otros mazos La Luna), y corresponde a Urano (exaltado en Escorpio, magnetismo en la sexualidad). La carta también se asocia al número 9, el de Marte, el del sexo físico, la sangre en las conquistas y el deseo que abre un nuevo espacio. La separación física-psíquica de los posesivos y magnéticos abuelos de Hera fue una chance para la razón porque abrió un espacio donde circular, creó una atmósfera con aire para respirar y generó ecos, en un lugar en el que los opuestos que se pelean se aman y forman una pareja.
Desde Urano-Gaia, el tema de la pareja siguió muy presente a través de la profusión de separaciones y uniones tanto en el Olimpo como en el mundo, a la manera de los ensayos de un par de gemelos que, si no se juntan, destruyen a la misma Humanidad: muerte (Hestia) - vida (Hera) y hombre (Zeus) - mujer (Hera). El monstruo Tifón, la artificial Atenea y el sanguinario Ares representan la locura que se desencadena cuando las partes permanecen escindidas y lo disociado no se reúne. Será Afrodita, hija de Urano y la diosa del amor que había elegido Paris, la que se encargará de enlazar en uniones que traigan un linaje ancestral o descendencia a lo largo del tiempo.
La tradición de Hera había dejado un legado de locura y parejas separadas, mayormente expresado en sus hijos o la oposición o par Aries-Libra del Zodíaco (Zeus era su hermano gemelo, por lo que hay identidad entre ambos). Era la locura artificial (la conquista de la vida de Atenea en Aries vs. las guerras de Ares en Libra, tradición griega). Eran las separaciones en el cuerpo-libido (el sexo de Marte en Aries vs. el amor de Venus en Libra, tradición romana). Pero Afrodita llevó permanencia a las uniones para continuar tradiciones y legados (Tauro). Debido a que precedía a Hera en el árbol genealógico del Olimpo, también ya había ofrecido una alternativa a la locura como herencia, aunque sólo hubo intentos fallidos de alcanzarla. En las estrellas, las persecusiones de Tifón evocan a Urano exaltado en Escorpio (sexualidad), la artificial Atenea al Sol exaltado en Aries (análogo a Zeus, creación sin Luna), y Hefesto quien liberó a su madre en dos oportunidades, quien también fue lanzado al abismo dos veces y casi muere, evoca a Saturno exaltado en Libra (ley de dos -opciones, pareja, oportunidades- o ley de muerte).
Las opciones luego pasaron a ser dominio de Venus en Libra (Roma), las que de todas formas no van más allá de la matriz de opuestos, o separación de parejas. Un más allá de esa herencia se encuentra en la Venus de la astrología esotérica. Allí, el planeta rige a Capricornio y a Géminis, los que indican uniones por atracción magnética con cambios físicos hacia formas acordes. Estos signos y regencias traen una verdadera separación respecto del linaje cuando los géneros se unen. En la misma sintonía, los griegos Hermes & Afrodita forman el hermafrodita, inteligencia y amor, una unión que no supone un mundo de opuestos, ya que estas dos deidades regían a Géminis, Tauro y Aries (eran análogas al Mercurio y Venus de Roma). Pero un espacio sin oposiciones y sin exaltaciones ya no es el cielo del Olimpo, y no hereda ni sus formas ni sus tejidos tradicionales.
Continuar o discontinuar herencias es un tema de Hera que sólo podía ocurrir en los dominios de uno sus hijos, el griego Hefesto asociado a Virgo y Libra. Hefesto el forjador había elegido la ley de dos pero aún no había trabajado la sustancia para llevar la alternativa de Afrodita a la práctica: sus relatos muestran claramente que tuvo problemas para ser aceptado y congeniar con una mujer. Mientras que la tradición romana separó al mismo herrero: puso a Vulcano (Hefesto) a trabajar en el dominio de la sustancia (Tauro) y a Venus (Afrodita) en el arte del amor (Libra). La alternativa al legado de Hera sólo era Hermes reunido con Afrodita, pero Venus en Libra es indecisión. En esta tradición, la pareja alternativa tampoco tuvo chance ya que cualquier elección en cuestiones del amor termina produciendo una separación respecto de algo o alguien, aunque sea momentánea. Así surge una de las tan difíciles características del signo de la balanza cuando quiere evitar compromisos o problemas: la no-elección que, si bien no aleja, tampoco atrae hacia sí. Como alternativa, el hermafrodita siempre estuvo. Pero no fue una alternativa real para los descendientes de Hera y mucho menos para quienes viven bajo el cielo romano.
Quienes nazcan entre el 21.12.24 y el 19.01.25, estarán muy ligados entre sí y formarán parte de una bella continuidad para observar en el tiempo. Y también para observarse como grupo. Entre el 21 de Diciembre y el 10 de Enero, las cartas natales generarán grandes resonancias y mucha libertad para reunirse y conquistar lo deseado. Mientras que las cartas de quienes nazcan entre el 11 y 19 de Enero irán por todo ello a través de uniones, fusiones, profundas pasiones y grandes enamoramientos. Pero en conjunto armarán un camino para despertar ecos entre sí y fusionarse, mostrando el karma del Zodíaco como una unidad en despliegue.
Mar portugués
El mar salado, ¡cuánta de tu sal
son lágrimas de Portugal!
Porque te cruzamos, ¡cuántas madres lloraron,
cuántos hijos rezaron en vano!
Cuántas novias quedaron sin casar
para que fueses nuestro, ¡el mar!
¿Valió la pena? Todo vale la pena
si el alma no es pequeña.
Quien quiera pasar más allá del Bojador
tiene que pasar más allá del dolor.
Dios al mar el peligro y el abismo dió,pero en él es donde al cielo espejó.
De Fernando Pessoa, en Mar portugués (de la trilogía Mensagem). Bojador es una ciudad costera en el actual Marruecos (Sahara occidental).
Mar portugués es una obra que se refiere a la guerra para conquistar un continente: América. Para ello, reúne doce poesías y las asigna a los signos del Zodíaco, cada una relatando una fase durante el desarrollo de la empresa. La poesía que aquí se incluye recibe el nombre de la misma obra porque se asocia a Capricornio, donde Marte exalta la guerra: el tiempo ya ha pasado, el camino se ha recorrido y la tierra ha sido ganada.
Los versos mayormente evocan los costos de la conquista. El dolor de las pérdidas y de los alejamientos, la mirada en retrospectiva, y la grandeza de espíritu para alcanzar también grandes ambiciones. La poesía además menciona el apoyo religioso que justificó la empresa, con la cruz llevada a través del mar y fijada en tierra americana, mientras las poblaciones nativas eran diezmadas y controladas en obediencia a las leyes católicas y los reinos ibéricos.
El Zodíaco entero está presente en los versos, y las asociaciones son muchas. Las aventuras en Sagitario y la religión de Júpiter, como política expansiva hacia un mundo desconocido. Los sacrificios de sangre en Capricornio y la ley de Saturno, a través de una cruz de dolor. La masividad en Piscis y la influencia de Neptuno, siendo el mar esa gran unidad que aspira a asemejarse al Cielo en la Tierra. Para más detalles del autor y sus obras, visita este artículo de la consultoría.
Astrología 2025-26: el karma astral
El karma de las nuevas cartas natales cambia en Enero de 2025, y es un dato astral importante tanto para los nuevos nacimientos como para el resto de las personas.
Desde el día 10, los signos del karma serán Virgo - Piscis, y sus regentes indicarán los eventos evolutivos: el veloz Mercurio y el indetectable Neptuno. Estos signos ya fueron mencionados en relación a los recién nacidos pero el nuevo artículo en Google Sites trae lo que todas las personas deberían esperar desde el punto de vista kármico, hasta que otro nuevo karma se defina en Julio 2026.
El nuevo karma también es un tránsito pero, a diferencia de otros, el karma de la Luna siempre es clave: hay que conocer las características de Mercurio, Neptuno y sus signos, para así reconocer a lo largo de los meses en qué medida el presente tiene un origen kármico.
Zodíaco nativo-americano
El mes de Capricornio para el hemisferio norte se relaciona con la Oca de nieve, un signo resolutivo orientado a objetivos. Las personas del signo se enorgullecen de sus trabajos y siempre buscan un resultado exitoso. Con una pareja adecuada, se vuelven muy sensuales, juguetones y expresivas. Pero cuando ello no sucede, se vuelven obsesivas y sombrías.
El mes de Capricornio para el hemisferio sur se relaciona con el Pájaro Carpintero, un signo que se asocia a la nutrición que proveen los mejores compañeros y amigos. Las personas del signo brillan cuando hay devoción y romance, ¡y también saben ajustarse al presupuesto económico!
Fuente: Native American Zodiac Astrology.
Árboles de la tradición celta
Los espíritus arbóreos se definen según los meses lunares, los que comienzan en fechas distintas a los meses solares. Cuando el Sol está en Capricornio, florecen los espíritus del sauco y el abedul. El del sauco se presenta sólo durante tres días del mes de la cabra, entre el 21 y el 23 de Diciembre. El resto del mes solar pertenece al abedul. Pero el espíritu del sauco ya se ha presentado desde antes, cuando el Sol estuvo en Sagitario, por lo que hay más acerca de ese espíritu en la entrega anterior de la newsletter dedicada al signo del arquero.
A las personas nacidas entre el 24.12 y el 20.01, les corresponde el espíritu del abedul (denominado Beithe en el alfabeto ogham, y Birch en galés). El árbol se asocia a la letra B, la que en Quiromancia corresponde al dedo pulgar. A este último también se lo asocia al elemento éter, como vía para expresar la voluntad y el intelecto. El dedo a su vez conecta en su base con el monte de Venus, siendo el abedul también un árbol que despierta la inspiración artística.
El nombre del árbol deriva de la raíz bhereg ("brillar, luminoso, blanco"), y usualmente se lo denomina "árbol plateado" o "La dama de los bosques". Es uno de los primeros árboles en desarrollar hojas, y se lo suele utilizar para reforestar rápidamente nuevos suelos. Otras asociaciones son purificación, renovación, inicio de las cosas, renacimiento y la conexión con la tierra de los muertos (una escoba hecha de abedul o un manojo de ramitas remueven los espíritus del año anterior).
El árbol prefiere climas fríos y húmedos, y crece junto a charcos y en el seno de bosques, hasta 30 mts. de altura (aunque tiene corta vida).
La corteza de troncos jóvenes es marrón brillante, y con el tiempo se vuelve llamativamente blanca, con bandas de líneas negras. Las lenticelas (pliegues) son horizontales y desarrollan grandes poros que parecen ojos, algo que es muy característico de este árbol. La madera es dura y enciende fuego mejor que el papel. También se la utiliza para hacer mobiliario, ropas, velas, y como tintura amarilla o marrón clara. La parte blanquecina de la corteza se desprende bien en tiras muy delgadas para hacer papel y sogas. La savia resulta ser un endulzante natural y, una vez fermentada, también se puede utilizar para hacer vino.
De copa irregular y ramas colgantes, las hojas son pequeñas (alrededor de 5 cm. de largo), más o menos triangulares, verdes, muy dentadas y con terminación en punta. Se las utiliza para baños de sauna y, antes de que caigan, cambian a un color amarillo brillante.
Hay flores masculinas y femeninas que se disponen en amentos (largos racimos colgantes y flexibles que contienen semillas). Las masculinas son marrones y las femeninas son verde brillante y más cortas. Pero luego de ser polinizadas, cambian a color rojo-marrón oscuro, y finalmente se desintegran en diminutas semillas aladas.
Fuente: El Ogham.
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