Charles Baudelaire
XI La mala suerte

Para cargar tan rudo fardo,

Sísifo, dame tu coraje.

Con toda el alma yo trabaje;

el tiempo es corto, el arte es largo.


De célebres sepulcros huyendo,

hacia un cementerio callado,

mi corazón, tambor velado,

su marcha fúnebre va batiendo.


Más de un diamante amortajado

duerme en tinieblas olvidado,

lejos de picos y de sondas;


más de una flor a su pesar

tiene su aroma que exhalar

en las soledades más hondas.


Charles Baudelaire en Spleen e ideal de Les Fleurs du Mal, París [1857]

Trad. Ángel Lázaro