Charles Baudelaire
X El Enemigo

Mi juventud solo fue una tenebrosa tormenta,

Atravesada aquí y allá por unos brillantes soles;

Las lluvias y los truenos hicieron tal estrago

Que restan en mi jardín muy pocos frutos rojos.


He aquí que alcancé el otoño de las ideas,

Y debo trabajar con el rastrillo y la pala

Para juntar de nuevo las tierras inundadas

Donde ha cavado el agua hoyos grandes como tumbas.


Y quién sabe si aquellas flores con las que sueño

Beberán de esta tierra, lisa como una playa,

El místico alimento que les brinde su fuerza.


¡Oh dolor, dolor, el tiempo nos come la vida,

Y el Enemigo oculto que roe el corazón

En nuestra sangre perdida crece y se hace fuerte!


Charles Baudelaire en Spleen e ideal de Les Fleurs du Mal, París [1857]