Charles Baudelaire
X El Enemigo
Mi juventud solo fue una tenebrosa tormenta,
Atravesada aquí y allá por unos brillantes soles;
Las lluvias y los truenos hicieron tal estrago
Que restan en mi jardín muy pocos frutos rojos.
He aquí que alcancé el otoño de las ideas,
Y debo trabajar con el rastrillo y la pala
Para juntar de nuevo las tierras inundadas
Donde ha cavado el agua hoyos grandes como tumbas.
Y quién sabe si aquellas flores con las que sueño
Beberán de esta tierra, lisa como una playa,
El místico alimento que les brinde su fuerza.
¡Oh dolor, dolor, el tiempo nos come la vida,
Y el Enemigo oculto que roe el corazón
En nuestra sangre perdida crece y se hace fuerte!