BREVE HISTORIA DE GUALEGUAYCHÚ


Primeros pobladores de la región: Los Chanás

Por: Marcos Henchoz *

La llegada de los primeros grupos humanos a estas tierras se dio hacia unos cinco a cuatro mil años atrás. Ya no eran los hombres primitivos del norte entrerriano sino que habían evolucionado culturalmente con patrones de subsistencia vinculados a cierto desarrollo tecnológico y de organización social que les permitía adaptarse a un territorio con mayor presencia de cursos de agua, diferentes tipos vegetación y de animales debido a los cambios climáticos que se estaban generando como consecuencia del período de interglaciación.

No debemos pensar esta etapa de la evolución cultural del humano como algo pasivo y de determinismo en relación al espacio geográfico, mucho menos que era un solo y único grupo.

Algunos de ellos ya tenían algún tipo de conocimiento sobre agricultura y cerámica.

Hay que tener en cuenta que el mestizaje se iba dando entre grupos muy diferentes en sus etapas evolutivas lo cual daba inicio a nuevas culturas. Así, se formaba el grupo originario chanáes entre etnias pámpidas y amazónicas (quizás mestizas con anterioridad como los káingang).












Reducción Santo Domingo Soriano, núcleo Yaguarí Mini (en la época denominado de esa manera -actualmente "Arroyo Malo")

En estas afirmaciones no hay certezas absolutas, solo hipótesis que se establecen luego de trabajos investigativos desde la antropología y la historia.

Con el tiempo, estos mestizajes formaron sus propias identidades, su propia mirada del mundo y desarrollaron su cosmovisión y demás características que dieron origen a su organización social, política y religiosa.

Los chanáes, al igual que otros grupos originarios, eran nómades, aunque, cuando se inició el proceso de conquista por parte de los españoles, estaban ya en una etapa intermedia hacia el sedentarismo ya que combinaban el nomadismo en campamentos con agricultura en pequeña escala y elaboración de cerámica (para ello fue clave el intercambio con los guaraníes).

La zona habitada se extendía entre las márgenes del río Uruguay, delta entrerriano y del río Paraná tanto en Entre Ríos como en Corrientes. No obstante, hay que tener en cuenta que la formación de nuevas parcialidades, la llegada de nuevos grupos originarios provenientes de otros territorios y el avance de la conquista española hicieron que los chanaes, al igual que todos los originarios, estuvieran trasladándose de un territorio a otro.

Modos de vida. Estos pueblos se caracterizaron por su vida seminómada debido a que permanecían un determinado tiempo en el lugar hasta que los recursos alimenticios disminuían y luego se trasladaban a otra zona con más recursos.

Los asentamientos en donde vivían eran levantados en las proximidades de los ríos, arroyos o lagunas. Hacían casas comunitarias. La forma de su arquitectura es una bóveda, sin pilares o postes en medio y el centro del techo se utilizaba como claraboya de toda la casa, o mejor, chimenea que da franca salida al humo y vapores.

Se trasladaban en canoas que construían de un sólo tronco, con ellas viajaron grandes distancias, lo que permitía el intercambio de bienes, personas y también de información.

Producían vasijas grabadas con figuras y formas de animales.

La familia chaná era poligámica y practicaban ritos de iniciación en los jóvenes. Esto era muy importante en la organización social ya que formaban redes de parentesco dentro del grupo y también fuera de él, lo que les permitía articular relaciones sociales muy amplias y mantener diferentes tipos de intercambios.

Arte y tatuajes. En las orejas y nariz se colocaban adornos hechos de madera y hueso; otro adorno eran los tatuajes y las pinturas. Las mujeres del grupo se adornaban con collares hechos de caracoles de tierra y agua, colmillos de puma, gato y lobo marino. Esto demuestra el desarrollo del arte tanto en los arreglos personales como en las cerámicas que fabricaban, que los diferenció de los otros grupos como los guaraníes y los charrúas.







Reducción Santo Domingo Soriano, núcleo Yaguarí Guazú (en los viejos mapas españoles el río Gualeguaychú está escrito de esa manera)

DUELOS Y AMPUTACIONES

Creían en otra vida después de la muerte. En término de prácticas rituales era característico que al morir un familiar cercano las mujeres se cortaran una falange en señal de duelo, si bien nunca del dedo pulgar.

Dentro de sus dogmas tuvieron la creencia en otra vida después de la muerte, por lo cual enterraban a sus difuntos; en algunos casos eran sepultados en los mismos campamentos o en la cercanía.

Una de las costumbres fue la exhumación del cuerpo del individuo y la ubicación final en lo que se denomina entierro secundario. Al morir la persona, y una vez que el cuerpo se descarnaba durante la sepultura primaria, los huesos eran recuperados por sus familiares para pintarlos de ocre.

Posteriormente, dichos restos eran enterrados, a veces en paquetes. Luego, por influencia guaraní, se practicó la sepultura de los niños en urnas.

Estancias y reducciones. El final del predominio de los chanaes en estas tierras hay que relacionarlo con el avance de la conquista por parte de los cabildos de Santa Fe y Buenos Aires, los que organizaron incursiones militares para ocupar el territorio entrerriano.

Desde la segunda mitad del siglo XVI los conquistadores al mando de Juan de Garay, desde Santa Fe comenzaron a cruzar y ocupar tierras en Entre Ríos. Para los españoles y criollos de la mano de Hernandarias (Hernando Arias de Saavedra) el siglo XVII fue clave para la ocupación, el establecimiento de estancias con ganado vacuno y la fundación de reducciones aborígenes como las de Yapeyú (a cargo de los jesuitas) y Santo Domingo de Soriano (a cargo de los dominicos) en nuestra zona bajo el nombre de Yaguarí Guazú con población charrúa y Yaguarí Miní con chanaes; aunque no fueron las únicas; otras estaban cerca de La Bajada (Paraná) y a la margen izquierda del Río Uruguay.

Entre 1749 a 1751 se desarrolló una fuerte embestida contra los charrúas organizada por el Gobernador de Buenos Aires, General José Antonio de Andonaegui quién confió al Teniente Vera Mugica la conducción de las tropas. Las fuerzas expedicionarias llevaban órdenes terminantes de proceder con todo rigor, con prevención de que a todo indígena que requerido de paz optara por rendirse, se le hiciera prisionero de guerra colocándolo bajo segura custodia. En cuanto a los que no se rendían, la orden era de pasarlos a cuchillo, sin misericordia. Era como se ve una guerra de exterminio. En carta de Vera Mugica al gobernador de Buenos Aires, en enero de 1752, expresó que con esta operación bélica, quedaron las tierras de Gualeguaychú y Arroyo de la China, libres de toda población aborigen.

Hasta principios del siglo XIX continuaron las expediciones militares contra los originarios. El resultado de esta lucha fue la ocupación definitiva del conquistador español y de los criollos del actual territorio de Entre Ríos. La mayoría de los originarios murieron; otros fueron llevados a diferentes reducciones (Cayastá - Santa Fe- y Santo Domingo de Soriano -ya había sido trasladada a la República Oriental del Uruguay, casi enfrente de donde estaba anteriormente y siendo el inicio de Villa Soriano-); otros fueron llevados en encomiendas a las estancias de Baradero y San Pedro (norte provincia de Buenos Aires), Entre Ríos y República Oriental del Uruguay) y otros lograron escapar internándose en los montes.

Marcos Henchoz* Del libro "Breve historia de Gualeguaychú. Desde sus orígenes hasta 1930". Se encuentra disponible en librerías Rayuela y Entre Libros.

Revista Semanario Nº 105 - Enero 2021 - Dirección Periodística: Rubén H. Skubij