236 AÑOS DE GUALEGUAYCHÚ


El camino de una comunidad progresista

Su ubicación geográfica privilegiada y una población que se caracterizó siempre por avanzar en el desarrollo, convierten a Gualeguaychú en una ciudad especial. El movimiento social de los vecinos, desde sus orígenes, característica que no se modificó.

Por: Rubén Skubij

Realizar una mirada retrospectiva en el tiempo y analizar las diferentes aristas de una ciudad deviene en conclusiones, muchas de las cuales pueden llegar a ser sorprendentes.

Su nombre -conocido en todo el mundo- la hace aún más llamativa. A 14 años de cumplir la mitad del tercer siglo de vida comunitario, su desarrollo y vigencia están intactos.

Delia Reynoso, profesora de Historia, habló con Semanario.

“El 18 de octubre se cumplen 236 años de la primera elección de Gualeguaychú porque en 1783 Rocamora consulta y elige en común acuerdo con los vecinos al primer gobierno comunal; se dice que fue el fundador pero se puede definir como un organizador”.

La región estaba en cierto riesgo. “Los portugueses de Brasil tenían aspiraciones de llegar al otro lado del Plata, la forma de preservar estas tierras para España era con fronteras vivas y población permanente.

Rocamora llega y encuentra un poblado alrededor de una capilla, le parece un lugar bajo, húmedo. Se trataba del Barrio de Antepasados donde hoy se erige el monumento. Ordena el traslado de la gente a lo que sería hoy la Plaza San Martín con un trazado de acuerdo a la modalidad de la época”.

- ¿Contemplaba características?

Ya venía de las fundaciones de Gualeguay y Concepción del Uruguay. La legislación hispana establecía el trazado de damero que le llamaban con una plaza al centro y después las cuadrículas, manzanas. Ese 18 de octubre, después de un período de trabajo -imaginemos que todo era monte- en el tuvieron que desmontar y preparar todo el terreno para hacer el trazado. Convenció también a aquellos pobladores, se cuenta así pero no es fue tan sencillo. Él fue organizador porque el 18 de octubre de 1783 crea el Cabildo dándole así autoridades a la Villa.

- ¿Para atrás cuánto le podemos dar vida a esta población?

La leyenda ubica entre 1760 y 1763. Hubo tres corrientes pobladoras: desde el norte procedente de Corrientes y Misiones, desde el Paraná por el oeste y desde Buenos Aires, por el sur. Lo hacían en busca de mejores condiciones para vivir. Una de las causas por las cuales Gualeguaychú ha crecido hasta el presente es por su ubicación y por los recursos naturales, tierras fértiles, clima templado, en el ángulo que forman dos majestuosos ríos, un detalle más que importante. Éstos han sido coprotagonistas porque se llegaba por agua, las comunicaciones terrestres eran muy peligrosas y complicadas. Se dice que los ríos separan pero también unen, en este caso cumplieron la doble función.

- ¿O sea, que el espacio geográfico es importantísimo?

Incluso el mismo Rocamora, cuando le escribe al virrey, afirma: “en una cuchilla que se ve una isla que hace más bella vista al río”, hace toda una descripción de la isla Libertad. No sé cuántas ciudades tendrán el privilegio de estar a la vera de un río y tener una isla frente a la ciudad.

Hay que considerar a la geografía como uno de los factores del crecimiento del desarrollo de Gualeguaychú. Junto a ello, sin duda, está el factor humano.

Históricamente, Entre Ríos ha tenido protagonismo en la historia nacional: Buenos Aires era la hermana mayor pero nuestra provincia era la hermana rebelde, siempre estuvo en defensa de la autonomía provincial con los caudillos como Ramírez y Urquiza que tuvieron proyección nacional.

Gualeguaychú tiene ese rasgo y son muchos los ejemplos. La historia local muestra que cuando se da una problemática son sus habitantes quienes asumen la responsabilidad de resolverla, la fundación del Frigorífico, la Autopista Mesopotámica y lo que significó el levantar la voz contra las pasteras, son algunos ejemplos.

- Una población que siempre mostró fuertes opiniones.

Si tomamos el orden económico -supongamos el tema del frigorífico- en ese momento el monopolio del comercio de la carne lo tenían los ingleses en beneficio de ellos y en perjuicio de los productores. Acá en Gualeguaychú se organiza lo que se llamó Asamblea del Litoral, punto de partida del origen del frigorífico, fue una convocatoria importantísima, en 1923 en el Teatro -escenario de otros grandes acontecimientos como la reunión multitudinaria por la Autopista y las innumerables reuniones por las papeleras-.

Respecto al frigorífico esa idea, en principio, no se concretó pero después un grupo de hombres de Gualeguaychú asumió el compromiso de buscar la forma de poder crear un frigorífico. La primera fue una industria saladeril y después fue el frigorífico.

- Pero para eso hubo que arriesgar los capitales.

Obvio, los vecinos tuvieron que respaldar, hipotecar sus bienes para poder comenzar con lo que fue el primer frigorífico de capitales nacionales que hubo en el país. Cuando la empresa -por diversas circunstancias- cierra, se produce un vacío muy grande porque medio pueblo vivía del frigorífico; entonces surge la iniciativa de otro gran logro: la Corporación del Desarrollo aprovechando otras circunstancias dado que las comunicaciones terrestres estaban en desarrollo con el Complejo Brazo Largo-Zárate, el Puente Internacional Gral. San Martín y con fuentes de energía (Salto Grande).

Es decir, se contaba con una cantidad de elementos que facilitarían el crecimiento, y el Parque Industrial -esfuerzo de por medio- fue la respuesta, que con el tiempo tuvo una incorporación importante de muchas empresas y se convirtió en un motor económico-social, vital para la ciudad.

LOS LATIFUNDIOS

Corrían las primeras décadas del 1700 y las grandes extensiones pertenecían a los terratenientes. “Se hacían concesiones de las llamadas tierras realengas porque pertenecían a la Corona, había gente que tenía muchos vínculos con los funcionarios españoles y conseguían tierras –a veces por compra o por concesiones- con lo que formaban grandes latifundios como es el caso de García de Zúñiga, los Campos Floridos de la zona de Pehuajó, que después se fue parcelando y subdividiendo por herencia o ventas. Incluso en esos espacios dicen que había también esclavos y santuarios, las dos cosas”.

- Pasaron los años y aparece Urquiza ¿también como un gran terrateniente?

En realidad fue el padre Joseph de Urquiza de origen vasco, el que tenía grandes extensiones de tierra, a quien, sus padres mandaron muy niño a Buenos Aires para que su tío -un rico comerciante, Mateo Alzaga Sobredo- lo educara para que tuviera un futuro promisorio. Joseph va a llegar al cargo de Comandante militar del Uruguay.

Las comandancias eran jurisdicciones territoriales-administrativas creadas por el sistema de gobierno español, el comandante tenía autoridad y custodia de esa región, lo que reportaba beneficios y hasta concesiones de tierras; sin duda que Justo José heredó e incrementó el patrimonio conseguido por su padre.

- A esta población la caracteriza el espíritu emprendedor que por eso la famosa frase “madre de sus propias obras” ¿Por qué surge eso?

Con el espíritu emprendedor va lo solidario detrás. Generalmente, cuando hay un problema se avizora, y se buscan las posibles formas de resolverlo; cuando la problemática es compartida hay personas que se suman y con ello se logra la fuerza.

Que haya tantos emprendimientos es fiel reflejo del gualeguaychuense. El caso del frigorífico es un claro ejemplo: se asociaron muchas personas perjudicadas y encontraron una solución, con muchas voluntades que empujaron. Por supuesto, que esas soluciones se no logran de hoy para mañana, llevan su tiempo pero con tenacidad y esfuerzo se materializan.

HACEDORES

La profesora Reynoso destacó que a lo largo de la historia comunitaria, las instituciones creadas se cuentan por decenas. “Nacieron las cooperativas, cooperadoras, obras públicas y de servicios, instituciones culturales y sociales por iniciativa e impulso de los vecinos, y eso fundamentalmente es lo que hay preservar: el compromiso por las causas e inculcarlo en la juventud. En 1860 gente de Gualeguaychú ve la necesidad de impulsar la educación y se forma la Asociación Educacionista nía nacional. José María Sobral, el primer argentino que pisó la Antártida, es de Gualeguaychú.

No nos olvidemos del gran poeta civil Olegario Víctor Andrade que quizá no está reconocido en toda su dimensión en el país. También tenemos instituciones como el Instituto Magnasco, que fue la primera biblioteca fundada por mujeres en el país. La Biblioteca Sarmiento cuyo impulsor fue Andrade, que cumplió 150 años en el 2019, es la tercera biblioteca popular de la Argentina y la primera de Entre Ríos.

La lista de figuras y obras, que es inagotable, es un orgullo para Gualeguaychú y al mismo Argentina que de ahí va a surgir la Biblioteca Sarmiento. Lo mismo ocurrió con la Sociedad de Beneficencia que dará nacimiento –años después- al Hospital Centenario; la creación de la Facultad de Bromatología es otro de los tantos ejemplos.

- Gualeguaychú ha dado al país acciones que marcaron un punto.

Desde el punto de vista cultural tenemos figuras importantísimas como Juan José Nágera, por ejemplo. Su doctrina de Mar libre en la que expone la teoría de las 200 millas marinas, extendió la plataforma continental y permitió a Argentina su explotación como parte de la sobera-nía nacional. José María Sobral, el primer argentino que pisó la Antártida, es de Gualeguaychú.

No nos olvidemos del gran poeta civil Olegario Víctor Andrade que quizá no está reconocido en toda su dimensión en el país. También tenemos instituciones como el Instituto Magnasco, que fue la primera biblioteca fundada por mujeres en el país. La Biblioteca Sarmiento cuyo impulsor fue Andrade, que cumplió 150 años en el 2019, es la tercera biblioteca popular de la Argentina y la primera de Entre Ríos.

La lista de figuras y obras, que es inagotable, es un orgullo para Gualeguaychú y al mismo tiempo un gran desafío: mantener esa identidad y tradiciones aún en tiempos de cambio. El progreso no tiene porqué estar reñido con los valores.

Revista Semanario Nº 91 - Octubre 2019 - Dirección Periodística: Rubén H. Skubij