MANUEL LUCAS JOSÉ ROMERO


El fotógrafo deportivo y social que marcó un camino

Por: Mario César Giordán

“Entre las muchas formas de combatir la nada, una de las mejores es hacer fotografías”. Julio Cortázar

Manuel Lucas Jose Romero

Fresca y agradable tarde de otoño en Pueblo General Belgrano. Desde antes de la hora pactada para el encuentro, me esperaba en el portal de ingreso a su casa, MANUEL ROMERO.

“Mientras preparo el mate, andá revisando estas bolsas. Están llenas de fotos”, me dijo al dejar sobre la mesa del patio una importante colección de fotografías, todas tomadas por él en diferentes épocas.

Nació en Gualeguaychú, el 13 de noviembre de 1941. Cursó sus estudios secundarios que no llegó a terminar en el ex Colegio Nacional “Luis Clavarino”. Con mucha emoción fue recordando uno a uno a sus compañeros junto con varios profesores y autoridades del Colegio. Mi memoria no pudo retener a todos, pero sí recuerdo a dos docentes, que para mi caso resultaron conocidos: Guillermo Mosto y Rodolfo Debeheres.

A los 20 años contrajo enlace con Genoveva Melgar. De este matrimonio nacieron dos hijos, Manuel, actualmente radicado en Rosario (Sta. Fe) y Valeria, docente de nuestra ciudad. Ellos le dieron tres nietos: Manuela y Felipe, de su hijo, y Lola, hija de Valeria. “La niña en el medio de los tres”.

No tengo dudas de que quienes lean esta semblanza lo recordarán enseguida por su hablar pausado y de andar lento.

Recién casado fue a vivir con su esposa a la localidad de Almada donde su padre tenía una estancia. Allí estuvieron tres años. Retornaron a la ciudad para que su hijo Manuel pudiera concurrir a la escuela.


BUSCAR UN TRABAJO

De regreso fue a solicitar trabajo a dos fotógrafos muy conocidos: Carlos Gómez y Dionisio Ríos. “No podemos darte laburo acá, pero te ofrecemos una máquina fotográfica y te damos el 30% de lo que recaudes”, me dijo.

“Fue entonces que salí a la calle. En primer lugar recurrí a mis viejos amigos y compañeros de la secundaria, de quienes recibí muy buena respuesta. Así fui haciendo de conocidos y me dediqué a la fotografía familiar, en primer lugar: cumpleaños, casamientos, sociales” –agregó-, mientras me extendía el mate recién preparado.

Podemos decir que fue “el pionero en la fotografía en la calle”. En los bailes, típicos en los clubes especialmente para la época de Carnaval, su presencia se mezclaba con las parejas de baile.

A ello se fue agregando la “fotografía deportiva y de actividades al aire libre”: canchas de fútbol, carreras de auto, domas. Recuerda que en el caso de las carreras, se colocaba bien en las curvas así podía realizar tomas de primer plano.

En el tema del fútbol, estuvo 44 años dedicado al mismo. Los fines de semana, luego de actividades sociales como el caso de los bautismos, a la tarde se lo veía en las canchas cubriendo el deporte en la ciudad. “Siempre jugaban las inferiores de mañana y por la tarde las de mayores”.

Mi interés a esta altura de la amena charla era conocer cómo se conformaba su clientela: “Me pasaban los datos desde los clubes y yo los visitaba casa por casa. Por eso me veían en todos los barrios. Yo sí que conocí toda la ciudad” me comenta con una sonrisa mientras observo un leve dejo de nostalgia.

LA PRIMERA CÁMARA

Había llegado el momento de iniciarse por sus propios medios. Cuando se produjo la separación de la sociedad Gómez-Ríos, Manuel se fue con este último y abrieron la casa de fotografía en 25 de Mayo y Caseros. Se prestaban las máquinas con el flash hasta que pudo adquirir la propia.

Fue así que recurrió a la ex Cooperativa de Créditos para poder comprarla “en cuotas”. “Siempre les agradezco, porque por el solo hecho de que me conocían, me dieron el crédito sin pedirme garantía”.

La tarea que realizaba no fue siempre fácil. Tuvo también diversos inconvenientes con los clientes. Muchos de ellos no querían adquirir las fotos, pero recuerda que jamás se peleó con nadie; siempre prefirió retirarse y dejar ahí nomás el tema.

Paralela a la actividad como fotógrafo también realizó otras como vender rifas, almanaques en los comercios y las publicidades que se exponían por ese entonces en el fondo del escenario del Teatro Gualeguaychú, antes de las películas y en los intervalos, “siempre con el fin de acercar unos pesos más para las necesidades de la casa”, según su propia expresión.

En la década del `85 colaboró con la edición de la revista “Palo a pique”, de la Sociedad Rural de esta ciudad bajo la presidencia del periodista Marco Aurelio Rodríguez Otero. Su distribución servía de guía para los concurrentes a la Exposición anual.

En años más recientes, junto a otros colegas de la ciudad conformaron una agrupación con el fin, en un principio, de festejar el Día del Fotógrafo, el 21 de septiembre.

Posteriormente, y con el propósito de tener una asociación a nivel provincial de nuclear a todos los técnicos del arte de la fotografía, llevaron a cabo en esta ciudad el Primer Encuentro de Fotógrafos de Entre Ríos. Las reuniones se realizaron en el Instituto Magnasco. Si bien la concurrencia al mismo fue importante, la finalidad para la cual fue convocada no tuvo éxito y la sociedad nunca llegó a conformarse. Los acuerdos preparatorios se realizaban en la casa del señor Severin, en 25 de Mayo casi Montevideo y posteriormente se trasladaron al Círculo Policial, en calle Luis N. Palma.

“FOTOS DE LA VIDA”

Entre todas las actividades emprendidas por Manuel Romero, cabe señalar las publicaciones en el diario El Día. Convocado por uno de sus entonces dueños, Don Gustavo Carbone, tuvo a su cargo la publicación de fotos en el Suplemento Sociales de los domingos, como “Fotos de la vida”.

Durante tres años consecutivos, dicho matutino publicó una importante colección de imágenes tomadas por él a lo largo de toda su extensa tarea.

Recorrer cada una de esa ediciones es verdaderamente tener en las manos una importante colección que hacen a la historia social de nuestra ciudad. “Parece que fue ayer no más” –recuerda mientras me extiende una página del diario donde se ven Rodolfo Migueles y Águeda Gutiérrez durante las primeras emisiones televisivas del Canal 6 local-. “

Fue el 30 de septiembre de 1967. Eran tiempos difíciles para la comunicación, y sobre todo, para los medios de aire”, se puede leer al pie de la foto.

En el año 2000 realizó la diagramación de un boletín informativo del Club Juventud Unida, denominado “El Decano”. Para tal fin retomó la labor de recolectar avisos publicitarios para solventar los gastos de impresión y distribución.

EL HOGAR PROPIO

En el año 2007 se acogió al beneficio de la jubilación. Aún antes de jubilarse, ya se había radicado en Pueblo General Belgrano. En el portal de entrada se lee, junto a los nombres de sus tres nietos la inscripción “El sueño de mi vida”, aspiración que siempre tuvo la madre de sus hijos: el hogar propio. Su vida transcurre entre esta localidad y su Gualeguaychú natal, donde junto con su esposa pasan días de la semana con su hija Valeria, y Lola, la segunda de su descendencia.

Luego de varias horas de amena conversación, siempre con la presencia del mate, en un patio rodeado de verdes otoñales, me despido. De regreso a mi casa, y como siempre sucede luego de cada entrevista, mientras repaso lo conversado, me viene a la memoria una frase que en algún momento leí de la reconocida fotógrafa estadounidense, Sally Mann: “Las fotografías abren puertas al pasado, pero también permiten echar un vistazo al futuro”.

Revista Semanario Nº 49 - Abril 2016 - Dirección Periodística: Rubén H. Skubij