UN HECHO OCURRIDO CIEN AÑOS ATRÁS


"La casa trágica": una novela atrapante

Por Mirta Harispe

Novela de Mario César Gras sobre los hechos ocurridos en la cárcel de Gualeguaychú en el siglo XX, década del 20. Edit. En Buenos Aires, Librería de A García Santos, 1927.

La cárcel de Gualeguaychú: escenario de la obra del Dr. Mario César Gras.

Contexto de producción de la obra:

La cárcel Gualeguaychú tenía en prisión 234 penados y 4 procesados en el tiempo en que se producen estos hechos de parte de los funcionarios y carceleros del Servicio Penitenciario Nacional.

Vejaciones, torturas, malos tratos, apropiación de dineros y muertes misteriosas relacionadas con estos delitos fueron perpetrados por quienes debieron garantizar la seguridad y la recuperación de los condenados que por sentencias de los Tribunales oficiales cumplían allí prisión por sus crímenes.

Sucesos graves conocidos por autoridades provinciales, familiares de los presos y la población en general a través de casos particulares y rumores fueron desmentidos más de una vez por la prensa que aceptó entrevistas “armadas” de presos venales o extorsionados.

Varias denuncias en ámbitos de la provincia fueron desestimadas o cayeron en la inercia de las burocracias hasta que un joven Fiscal, con su pasión y sentido del deber, en aplicación de la Leyes vigentes y en afán de justicia, investigara los hechos en el mismo lugar de las violaciones a los códigos humanos y legales.

Luego el caso y el expediente quedaron en manos del fiscal Dr. Mario César Gras, quien se dedicará, con buena formación y celo profesional, a minuciosa y comprometidamente investigar en el lugar tomando declaración a muchísimas víctimas y testigos de cada hecho ocurrido que haya vulnerado los derechos de los reclusos y la legalidad del sistema.

El Fiscal Gras logra su cometido y los responsables mayores y ejecutores menores son condenados a presidio, sumario y o destitución. La cárcel de Gualeguaychú es intervenida por el Poder Ejecutivo Provincial.

Mario César Gras comprende que los hechos quedarán encerrados en el expediente, para consulta o apelación de abogados litigantes en la causa. Y puede ya ver el silencio sobre ellos, una vez acallado el escándalo producido en la ciudad, para apaciguar la culpa por la complicidad pasiva de todos y de los testigos dentro de las fuerzas policiales y penitenciarias, médicos, y la desidia del poder provincial.

Opera activamente, además, la resistencia de familiares de los victimarios, que negarán socialmente los delitos, impulsando al olvido.

Así Gras resuelve extrapolar esta historia a una novela –folletín que llevará el conocimiento de estos hechos, semi ficcionalizados, al gran público lector nacional, que ya cumplía años de la alfabetización masiva y de la unificación en el castellano rioplatense en las poblaciones rurales y urbanas y en las lenguas inmigrantes.

La novela tiene una edición en marzo de 1927 en Bs As y es reeditada en 1929 (Bs As L. J. Rosso). Con una nota excelente del editor y luego, a modo de prólogo, párrafos del dictamen fiscal del Dr. Mario sar Gras: ….. “Si golpear al débil es una avilantez, golpear a un indefenso es una ignominia, y si ese indefenso es un presidiario, condenado a largos años de encierro y si el que lo golpea es el encargado de su custodia y lo hace prevalido de su autoridad , esa actitud merece la más airada protesta de los hombres de corazón...”

¿Cuál será el procedimiento y el punto de vista del narrador?

La narración en tercera persona omnipresente. Con diálogos incluidos que reproducen el habla rural de nuestra región, habla de la mayoría de los reclusos retratados por Gras, salvo el habla más letrada del protagonista y las formas urbanas mixtas.

Gras elige procedimientos, ejes narrativos y caracterización de personajes, en especial de los protagonistas, que lo inscriben en una larga tradición en el Río de la Plata: la novela romántica-heroica, de la generación del 37, que funda nuestra literatura nacional y es heredera directa y primera en el castellano, de la novela romántica de Víctor Hugo. Suma rasgos de la novela realista y del naturalismo experimental del positivismo, de denuncia y determinismo ambiental de Cambaceres, heredero a su vez de Emile Zola y la novela-denuncia social.

También toma rasgos del folletín popular, a veces novela por entregas en los diarios, que tiene su mejor exponente en Juan Moreira, de Gutiérrez, novela inspirada en una historia real que se inicia con el texto de un expediente para marcar su condición “de verdad”.

Todavía estamos lejos de la Non-Ficción de Walsh o Truman Capote pero Gras podría considerarse un precursor.

Luego, hasta “Las Tumbas” de E. Medina (1972) no habrá una novela importante de internados.

Por otra parte, hay que imaginarse un mundo de circulación de historias orales y escritas representadas en el circo criollo, relatos de fogones y ferias, luego de radioteatros. No había nacido aún el Homo Videns.

LA HISTORIA

El relato comienza con la llegada a la Comisaría del Distrito en el Ford de la estancia “Los Ombúes”. El joven Ingeniero Agrónomo Atilio Soria se entrega después de haber matado, “en buena ley”, a Cáceres, a quien secunda en la administración de la estancia como Segundo Mayordomo desde su llegada, contratado por el patrón en su escritorio de Buenos Aires. Contrariamente a lo planteado por el dueño, desde el inicio Cáceres ha perseguido a Atilio, lo ha distanciado de peones y capataces y le ha insinuado participar en negocios confusos.

Soria descubre las maniobras del mayordomo: apartar unos cien terneros de la mejor hacienda, dentro del puesto de Las Achiras, trasladarlas al campo vecino, arrendado por él y ponerles su marca. Enfrentados por este hecho, Cáceres lo embosca en la noche y Soria sólo puede defenderse matándolo.

El agente presente le aconseja que huya, pero Soria espera al Comisario Don Calixto Vivanco, a quien relata los hechos y se somete a la Indagatoria.

Aparece rápidamente el Abogado querellante y dos testigos falsos, más un cambio en el revólver del muerto.

Atilio es trasladado a C. del Uruguay por el Comisario y allí el acusado es alojado en la cárcel Correccional. Con un defensor muy pasivo, en un caso de defensa propia, después de un proceso de tres meses, Soria es condenado a 12 años de cárcel que deberá cumplir en la Penitenciaría de Gualeguaychú.

El Superior Tribunal, a los cuatro meses, confirma la sentencia.

Soria es llevado en tren, esposado, por el Comisario Vivanco. En el trayecto pasan frente a “Los Ombúes”, entre Herrera y Mantero y prosiguen a Basavilbaso. En la espera del tren en Urdinarrain los saluda la hija de Vivanco, Mechita, quien ha sido designada maestra en la “Escuelita Infantil” de esa villa. A Atilio le impactan los ojos y el carácter vivaz de Mechita, a quien idealizará en los días de prisión aunque ya tiene una prometida en Bs As.

Ya era entonces la Penitenciaría un edificio vetusto y sombrío. El prisionero recordaba los comentarios escuchados sobre los tratos crueles en el penal y los detalles dantescos que le había referido el ocasional compañero de celda en Concepción.

¿Por qué se preguntaba, juzgado con el mismo Código nacional, debía sufrir condiciones más severas y crueles en Entre Ríos, con un régimen penal infinitamente peor que el de Capital Federal, que sabe tiene un régimen más sano y correcto con los reclusos? Y sigue con estos pareceres.

Ingresa al establecimiento dirigido por Hilarión Frutos (nombre cambiado de un apellido conocido). Él, con sus cómplices, entre ellos su hijo y el Celador imponen en la prisión un régimen arbitrario de terror, maltrato y muerte.

Requisa del dinero, inmunda comida, frío glacial, ritos de recepción salvajes, delaciones, son cotidianos en la cárcel. Allí Atilio tratará con reclusos feroces, sanguinarios y también con gente víctima del sistema, acusados injustamente o por ser organizadores en Bs As de los levantamientos obreros y detenidos por la Policía de Entre Ríos.

La cárcel Gualeguaychú tenía en prisión 234 penados y 4 procesados en el tiempo en que se producen estos hechos de parte de los funcionarios y carceleros del Servicio Penitenciario Nacional.

La temida “celda 12” será el destino para el castigo nocturno, la tortura y hasta la muerte a golpes de los que osan rebelarse y denunciar los hechos al Juez.

Atilio estará sujeto a cambios permanentes de compañeros de celda y tareas, hasta llegar al vaciado de los pozos “negros”. Enferma de tisis, como otros prisioneros.

Llega condenado por una muerte el Comisario Vivanco. Mechita, su hija, es trasladada a la escuela Rawson de Gchú.

Los visita y trabajará incansablemente para denunciar los hechos a jueces y al Gobierno Provincial hasta que logra, mediante la esposa de un Juez, llegar a un joven Fiscal que tomará las denuncias y realizará la investigación de los crímenes. Logra que el Gobierno de Entre Ríos intervenga la cárcel con un decreto y de curso a sumarios, investigación y causas criminales a los responsables.

Mario César Gras será el Fiscal que continúe la investigación y registre cientos de testimonios. Dejamos aquí el relato.

Seguirá el final de la historia de Atilio Soria.

Frente de la Cárcel Penitenciaria de Gualeguaychú

CONTEXTO DE LECTURA DE LA NOVELA

Sigue en condiciones cambiadas, el referente de la historia: la Cárcel de Gualeguaychú, UP2, que ha continuado un siglo.

Entre 1974 y 1983 en sus muros de arenisca y sombra fueron alojados presos de la Dictadura, 65 de Gualeguaychú y 127 detenidos entrerrianos, como se consigna en “La lista de Daniel”.

Estas prisiones, sin causas ni condenas legales, con detenidos “a Disposición del Poder Ejecutivo”, han sido juzgadas en los tribunales Ordinarios de los Crímenes de Lesa Humanidad.

Allí están las declaraciones acusatorias. Faltan los relatos que hagan trascender al gran público estas experiencias. Los protagonistas aclaran que en esta prisión no se torturó.

La novela-folletín de Gras sigue estando viva. La Ley 10563 de 2017 aún no implementada.

Es además, a pesar de su estética gastada por el tiempo, y de la hojarasca de adjetivos y tratamiento romántico de los personajes, en un claroscuro neto moral, de clasismo y teorías lombrosianas de la época, una novela apasionada y apasionante.

Conserva la vivacidad del habla, la descripción certera de lugares, situaciones y personajes muy delineados. El amor ligado a la búsqueda de justicia imposibilitado por las circunstancias, la maquinaria represora y criminal contra el héroe. Personajes ayudantes y oponentes fijos. Y una virtud: a pesar de que el autor es el letrado interviniente y exitoso, el referente legal es escueto y funcional al relato.

Gras escribió otras dos novelas que no tuvieron ni éxito ni circulación.

¿No tiene la Casa Trágica el sino de una Justicia débil y arbitraria?, ¿No conserva el sabor de lo inhallable?. El texto no circula actualmente: dos ejemplares en dos Bibliotecas Públicas locales de consulta en sala. Su venta pirata en Mercado Libre, en cuotas. Algunos en Bibliotecas viejas particulares. Un siglo de silencio y no difusión funciona, como tanta literatura nuestra, como una forma de censura.

Seguramente cuando se traslade la UP2 al nuevo lugar y la lóbrega casa se transforme en Museo, se hará una reedición al alcance de todos.

Revista Semanario Nº 117 - Enero 2022 - Dirección Periodística: Rubén H. Skubij