LUGAR QUE AGLUTINA A VERDADEROS ARTISTAS


Gualeguaychú, “Cuna de poetas”

Por: Mario César Giordán


“No digáis que agotado su tesoro

De asuntos falta, enmudeció la lira:

Podrá no haber poetas; pero siempre


Habrá poesía” (Rima IV-G. A. Bécquer)

En la inmortal obra de Aristóteles, “Arte Poética” nos encontramos con un pensamiento del ilustre filósofo griego sobre la poesía que me impactó: “No es oficio del poeta el contar las cosas como sucedieron, sino como debieran o pudieran haber sucedido, probable o necesariamente”.

Coincidente con Aristóteles, Vicente Huidobro cuando escribió un poema con el mismo título donde “pide que el verso sea la llave que abra mil puertas y que el alma del oyente quede temblando.

Pero no es mi intención al escribir este texto sobre la poesía, detenerme en los poetas del mundo entero que a lo largo de toda su historia brindaron su legado a la posteridad. Todo lo contrario: deseo detenerme en poetas de nuestra ciudad nos han dejado un acervo literario que enriquece el patrimonio cultural del lugar donde nacieron y desarrollaron sus actividades.

Hacer referencia a la totalidad de los poetas, estén vivos y hayan partido a la eternidad, es imposible. Son casi incontables los hombres y mujeres que recibieron la inspiración, como aquellas Nueve Musas griegas que presidían los distintos tipos de poesía así como las artes y las ciencias.

Muchos de nuestros vates son conocidos tanto por sus obras que trascendieron en el tiempo, como por sus participaciones en la vida social y cultural de la ciudad. A varios de ellos se los recuerda con nombres de calles, de escuelas o de instituciones dedicadas a la preservación y divulgación del patrimonio cultural de Gualeguaychú, como en este caso que nos ocupa la poesía o las letras en general.

De algunos de nuestros bardos ya he publicado en ediciones anteriores rasgos de sus vidas y mención de su herencia.

Hoy me detendré a realizar una breve reseña de quienes han sido mas olvidados o, quizás, han trascendido menos, quizás por sus perfiles bajos o bien porque no tuvieron oportunidades de manifestarse o publicar por diversos medios.

GREGORIO (Goyo) AGUILAR

Fue uno de los primeros poetas de la ciudad. Nació en 1807 en las cercanías del Arroyo El Sauce. Era analfabeto y aún así supo convertir sus ideas en versos cantando y contando hechos y anécdotas de la historia de su ciudad Gracias a la intervención de Camila Nievas que lo reconoció en su cátedra de Literatura en el Colegio Nacional, los jóvenes estudiantes pudieron conocer a este poeta-payador ardiente defensor, además, del federalismo.

Acompaña a Ricardo López Jordán en los combates cercanos a la Isla Libertad. Debido a la derrota del último caudillo en armas, Don Goyo se ve obligado a emigrar a Paysandú.

Despojado de sus bienes, viudo y solo acompañado por sus dos hijas fallece en un rancho del Rincón del Sauce, en 1888.

AGUSTINA ANDRADE

Hija de Olegario V. Andrade, Agustina es el caso de esas mueres alejadas de los modos de su época.

Además de poeta, fue también como su padre periodista como crítica literaria y profunda observadora los rigurosos modelos existentes en su tiempo.

De exquisita sensibilidad, fue colaboradora en diferentes diarios de la Capital Argentina durante su vida en esa ciudad.

Allí participó activamente en los diferentes círculos culturales. En 1878 publica su poemario “Lágrimas”.

En 1879 contrae enlace con el joven naturalista Ramón Lista. De esta unión nacen sus dos hijas. Con su esposo se radican en Santa Cruz, pero en un inesperado viaje retorna a Buenos Aires con su madre viuda y sus dos hijas. En febrero de 1891 se quita la vida disparándose un tiro en el pecho.

MARTHA SILVIA BERMÚDEZ

Escritora nacida en Gualeguaychú en 1931. Maestra Normal Nacional egresada en 1951 donde dos años antes, dedicó a su querida Escuela Normal el soneto “A la Primavera” que encabeza el Libro de Oro de dicho establecimiento.

Radicada en Córdoba, realizó cursos de de cinematografía y comenzó la carrera de abogacía que no logró culminar. Lo que realmente era su vocación llegó a cumplirla cursando la Licenciatura en Interpretación Teatral, que la llevó a recorrer importantes ciudades del país de la R. O. del Uruguay.

Su sobrino Gustavo Bermúdez la define con las siguientes palabras: “Fue muy aplaudida y elogiada por la crítica especializada en Córdoba. En cambio se vio relegada en su propia ciudad.

Mi tía Martha fue un ejemplo de voluntad, sacrificio y dedicación en pos de un sueño: ser una talentosa actriz y autora teatral”. Falleció repentinamente el 8 de febrero de 2003.

ANA BUGNONE DE CEPEDA

Nació en la ciudad de Gualeguaychú donde transcurrió toda su vida. Docente de vocación sintió una profunda atracción por la niñez a quienes les dedicó toda su existencia como maestra. Escribió obras infantiles que eran representadas en teatro para niños en festivales o bien en actos benéficos.

Como poetisa, se caracterizó por el “verso alejandrino” (es el verso de catorce sílabas métricas de dos mitades de siete sílabas con acento en la tercera y decimotercera sílaba). Estos versos se caracterizan por adquirir la grata sonoridad de las cuerdas del arpa.

Incursionó en la poesía patriótica, en la sentimental. Le cantó a la belleza, al amor, a las virtudes del hogar y la familia.

DORA BUSCHIAZZO DE HOFFMAN

Nació en Gualeguaychú, el 9 de marzo de 1930. Su hermana María Luisa la define como “una niña sensible, frágil, delicada, con una dulce expresión en su mirada que la acompañó durante toda su vida”.

Desde muy pequeña demostró habilidades para la pintura. Estudió dibujo y mas tarde se perfeccionó en el taller de la Prof. Isabel Chaca de Pintos para continuarlos en su adolescencia con otros profesores.

Aún se conservan de esta etapa de su vida numerosos cuadros. Pero fue en las letras donde encontró su verdadera vocación y realización. Como poetisa, na-rradora y creadora de cuentos nos ha dejado un importante legado cultural.

Publicó diversos libros siendo el primero “Los habitantes de la memoria” dedicado a su familia.

Además del mencionado, publicó “Cuaderno de viaje” con el cual obtuvo el Primer Premio y medalla de oro del “Ateneo Cultural la Boca”.

En su corta existencia desarrolló una intensa actividad cultural: Integró la Asociación de Escritores Entrerrianos; Secretaria del Instituto Magnasco y de la Alianza Francesa; fue socia de la SADE Seccional Río Uruguay.

Falleció en su ciudad natal a la temprana edad de 47 años un 18 de febrero de 1978.

ARTURO JUSTO BUSTAMANTE

Nació en Gualeguaychú el 29 de febrero de 1916. Fue alumno de Camila Nievas en el Colegio Nacional. De ella recibió los primeros conocimientos de los “secretos del verso”. De su época de estudiante surgen sus primeras publicaciones.

En 1934 integró la antología de poetas jóvenes “Poesía Nueva” y en 1939 ve la luz su libro “Trazos de luz. Un año después culmina de escribir una obra de teatro inédita en verso: “Sábado de Gloria”.

Su última producción no publicada fue “Mi amor en treinta sonetos”. Paralelo a su trabajo en el Correo local, fue un infatigable trabajador intelectual que trascendió los límites de su ciudad natal y de la provincia de E. Ríos.

Definido por sus amigos como un “bohemio”, su presencia en tertulias y reuniones atraía la atención y entusiasmo de los presentes por sus “actuaciones en las que transmitía todo su fuego interior”.

ELBIO MARTIN CALZADA

Uruguayo por nacimiento el 4 de julio de 1907, es gualeguaychense por adopción a donde arriba con su familia cuando contaba seis años.

Como docente, primero ejerció la profesión en la Escuela de Estación Médanos y otras escuelas rurales de la provincia de E. Ríos. En 1945 regresa a su pueblo y ejerce la dirección de la Escuela Domingo Matheu hasta su jubilación en 1954.

En 1945 publica su libro titulado “Ceibo” y una obra de teatro, en tres actos titulada “Los Esteros”.

Como firme defensor y difusor de la música y de las tradiciones criollas, implementa la enseñanza de las danzas nativas en su escuela.

Ya jubilado se dedica al estudio, observación e investigación de las costumbres de la cultura quechua-aymará sobre las que escribe relatos que luego son brindados en conferencias en el Instituto Magnasco. Fallece el 5 de julio de 1973.

RÍO DE POETAS

Luis Castillo

Gualeguaychú suele nombrarse La ciudad de los poetas. Por otra parte, no pocas veces se escucha pronunciar -con un tono no exento de orgullo-, que Gualeguaychú es Madre de sus propias obras. ¿Qué relación existe -si es que existe- entre estas dos afirmaciones? Veamos.

Poesía es una palabra que deriva del griego poiesis con significados tales como: acción, creación, poiesis significa “hacer” y, en la mirada de los creadores de la palabra, se aplicaba a todo trabajo artesanal, incluido –obviamente- el que realiza un artista, a quien se denominaba poietés: creador, hacedor, poeta.

NUESTROS ESCRITORES

Tanto Olegario Bibiano Andrade como José Seferino Álvarez (Fray Mocho) fueron, además de notables escritores, periodistas. Fray Mocho no escribió poesía –o al menos no fue un arte en el que se destacara-, Luis Nicolás Palma, aseguran, además de sacerdote y poeta tenía una oratoria que nada tenía que envidiar a quien quizás fuera uno de los más grandes en ese género como lo fue Osvaldo Magnasco, quien dejó algunas de las más notables páginas del diario de sesiones del Congreso de la Nación.

Eleuterio Felipe Tiscornia, además de ser un notable escritor, fue un importante filólogo (estudioso de las lenguas) quien dedicó gran parte de su obra al estudio del Martín Fierro, lo que le valió, entre otros reconocimientos, ser miembro de la Academia Argentina de Letras (donde ocupó el sillón numero 13 denominado José Hernández). Ana Etchegoyen, además de escritora fue docente, pasiones que también cultivó, junto al periodismo, Camila Nievas. Claudio Martínez Payva sumó a su poesía y al periodismo más de 50 obras de teatro. Mateo Dumón Quesada y Gervasio Méndez terminan esta incompleta lista de quienes hicieron que nuestra ciudad empezara a ser conocida y reconocida por sus letras. Y por sus obras.

De algunos de ellos me gustaría destacar unos escritos que, creo, darán cuenta a qué se refería Platón en su República.

Si tu comprendieses, cuando muera, no he muerto. / Vibraré en otra forma dentro de la armonía. / Seré lo que ya he sido, niebla por el desierto / camino donde pague otra melancolía.

Después, tenlo seguro, regresaré a este huerto. / Abriré nueva senda, esperaré otro día; / Pero la vida es Vida; morir, es el acierto / de comprender la muerte por la filosofía.¿A qué llorar? ¡Escucha! en la unidad del Todo / somos ánforas rotas, que nos damos a modo / de Dios, por ser Dios mismo quien nos dio floración.

Pero nunca, nunca, jamás estamos muertos / ¿comprendes? No te angusties; las almas tienen ciertos / cielos, donde no cabe la luz de la razón. Mateo Dumón Quesada.

No abrigo la esperanza de que mis escritos lleguen a constituir un libro interesante; los he escrito en mis ratos de ocio y no tengo pretensiones de filósofo ni de literato.

No obstante, no creo que nadie que me lea perderá su tiempo pues, por lo menos, se distraerá con casos y cosas que quizás habrá mirado sin ver y que yo en el curso de mi vida me vi obligado a observar en razón de mi temperamento o mis obligaciones. Fray Mocho.

Gloria de aromas que a sus plantas quema / un sol de fuego en el jardín del valle, / bella, ciñendo a su elegante talle / de inmensas selvas el flotante tul; / Alta la frente, fulgurando ideas, / desde su lecho de fragantes flores / virgen cautiva modulando amores, / levántasegentil Gualeguaychú. Luis Nicolás Palma.

Escritores, creadores, filósofos sin toga ni peripatos, la más grande obra que ha hecho esta ciudad es generar pensadores que tiñeron de gloria su pasado y su futuro. Harían falta cientos de páginas como esta para poder siquiera ilustrar en parte todo lo que Gualeguaychú tiene para exhibir con orgullo hecho prosa y hecho verso. No podemos ni siquiera mencionar a todos, menos aun mostrar los talentos de las letras de quienes hicieron grande a nuestro pago chico, a ese que se le susurra como una nana el romance de Antonio Machado: “¡Ay luna no alumbres tanto! que va a despertar el niño, / el niño de cal que duerme en el regazo del río”.

Revista Semanario Nº 90 - Septiembre 2019 - Dirección Periodística: Rubén H. Skubij