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En la educación de los esfínteres interviene un factor que es fruto de la maduración, pero esto no se consigue por sí solo, los adultos (padres/madres) tienen que colaborar en el aprendizaje y entrenamiento.
Es decir, además de un control físico de los músculos del esfínter, se da una profunda significación emocional, no sólo para el niño/a sino también para la familia que vive como un fracaso el hecho de que un niño/a tenga aún “escapes” durante el proceso. Es un paso importante para la AUTONOMÍA.
Una actitud de confianza en el proceso, aunque sea lento, el interés por la comodidad del niño/a, elogios cuando lo hace bien, valorar sus productos; no prestar demasiada importancia a los accidentes, pues son elementos que contribuyen a que el niño/a se dé cuenta del proceso.
Sin embargo, la ansiedad, los reproches, la sentada prolongada en el orinal dilatan y dificultan el proceso.
No hay que forzar, ni chantajear, ni hacer comparaciones; pero si mostrar una actitud positiva a la hora de llevar a cabo el control de esfínteres.
Por otra parte, la educadora necesita de la familia, su colaboración y apoyo en el trabajo que supone el control de esfínteres, poniéndoles ropa cómoda, y trayendo varios cambios de ropa completa en la mochila.
Reconoce las partes principales de su cuerpo (cara, pelo, boca, ojos, nariz, manos, pies, culo).
Descubre vulva y pene.
Reconoce los distintos espacios (escuela y casa).
Conoce la funcionalidad de los espacios de clase.
Conoce la funcionalidad de los espacios de la clase.
Conoce la sucesión de rutinas diarias.
Ha iniciado el juego simbólico.
Se mantiene seco más tiempo (su vejiga aguanta mayor cantidad de pis).
Comprende órdenes sencillas.
Imita gestos en canciones y cuentos.
Lenguaje expresivo, utiliza palabras y palabra-frase.
Se reconoce en fotos.
Conoce la función de los objetos (cuchara, vaso, etc.).
Colabora a vestirse y desvestirse.
Come sólo sin mancharse.
Demanda al adulto sólo en casos necesarios.
Busca habitualmente la aprobación del adulto.
Es capaz de compartir un juguete con sus compañeros.
Respeta las normas de clase.
Valorar la maduración psicológica del niño/a
Comunicar a las familias el momento en el que vamos a empezar y pedir su colaboración
Presentarle el orinal (poner su nombre y foto)
Asignar un espacio en el baño destinado al control donde se guarden los orinales al alcance del niño/a
Llevar a cabo el control las mismas personas (educadoras y familias) y en el mismo horario tanto en la escuela como en casa (marcar los momentos)
Observar que su vejiga retiene más pis, (el pañal se mantiene más tiempo seco).
Observar el pañal con el niño/a, verbalizando y enseñándole si hay pis, caca o está seco.
Siéntale en el orinal de 3 a 5 minutos, no prolongar demasiado el tiempo.
No darles juguetes durante el tiempo que están sentados en el orinal, ya que se distraen y no se dan cuenta de que ya han hecho pis.
Hacerle partícipe para vestirse, desvestirse, sacar y guardar orinales, etc.
Anotar en un registro los resultados. (información para las familias).
Se mantiene el pañal hasta que se controle él sólo, ya que al principio le da seguridad durante el día.
Estará sin pañal y sólo se le pondrá para dormir.