¿Alguna vez han imaginado qué proceso conlleva la compra y el envío de un producto por internet o televisión? Pues el proceso es una grandiosa cadena de producción que va conectada de manera permanente y el rompimiento de un eslabón conllevaría a que la vente no se concrete. Todos los integrantes de la empresa online cumplen un rol más que relevante para que el cliente pueda tener el producto en sus manos en las condiciones y tiempos deseados de acuerdo a sus necesidades y ubicación geográfica. Un colectivo inteligente en una empresa como Amazon inicia desde el equipo de ingenieros de sistemas que mantiene la página funcionado las 24 horas, el equipo de call center que recibe las llamadas de los clientes que tienen dudas con respecto a lo visto en la página o que ayudan a concretar la venta de la persona que poco está familiarizada con las páginas web, el equipo de la pasarela de pagos que aprueba y confirma las transacciones y autoriza al equipo de posventa a que el producto seleccionado ya fue pagado, el equipo de empaque y entrega del producto a la empresa transportadora, el equipo que hace seguimiento al envío del paquete y recibe la información de la transportadora de que el pedido fue entregado y así sucesivamente.
Todos los equipos del proceso anterior son importantes para que una venta sea ejecutada y el producto entregado, y en ello vemos conocimientos de informática, redes y seguridad, empaque de mercancías, persuasión al cliente, procesos empáticos relacionados a la paciencia ante las dudas de los compradores, etc. Es aquí donde vemos la importancia de los colectivos inteligentes: todos necesitan de los talentos y aportes de los demás. El que es bueno en la parte de redes quizás no lo es en empacar la mercancía, o el de la mercancía no tiene la paciencia atender un cliente y sus preguntas entre otros aspectos. Todos con sus talentos hacen que una venta tan simple como la de unos audífonos pueda darse sin problemas, pues si uno de ellos llega a fallar, el proceso no se dará exitosamente.
Por otro lado vemos que el comercio electrónico ya ha trascendido las páginas web y no se requiere tener un conocimiento amplio en programación o sistemas para vender productos. Redes sociales como Facebook, Instagram y Whastapp son usadas por miles de particulares que ofrecen sus productos y ofrecen inclusive la opción de verlos antes de comprar si vives en la misma ciudad o pagos contra entrega que generan más confianza en los clientes. En este tipo de comercio el cliente tiene la posibilidad de ver una imagen más real del producto de su interés, e inclusive, tiene la posibilidad de comprar productos de su región que normalmente no se encontrarían en sitios como Linio o Amazon. La colectividad inteligente aquí se centra en el individuo que promociona, responde, persuade y vende, y en la red social que tiene detrás de ella los ingenieros que desarrollan los algoritmos para que la publicidad del producto llegue a los clientes interesados, mantenimiento de la red, programación de respuestas automáticas y horarios de ventas y disponibilidad del producto. Las redes se apoyan mucho en el usuario en particular para que funciones como Marketplace en Facebook y Whastapp Business sigan funcionando a hoy y así se crea una alianza exitosa en lo económico pero también en lo colectivo donde el uno depende mucho del otro.
¿Puede el comercio electrónico entonces existir sin la inteligencia colectiva? La respuesta es no. Es muy improbable que un eslabón de la cadena productiva del comercio electrónico no se necesite, pues imaginen a Cartagena en la temporada turística de enero y que las páginas de los hoteles no estén en funcionamiento. ¿Qué podría pasar en dicha situación? Hay varios escenarios entre los cuales podríamos destacar el colapso de las líneas telefónicas de los hoteles solicitando información de disponibilidad, el colapso de las recepciones de los hoteles con turistas preguntando si hay habitaciones sumado a la incertidumbre de saber los precios de las mismas, etc. Es aquí donde vemos que los colectivos inteligentes en el comercio electrónico son una necesidad absoluta, pues dicho comercio es demasiado frágil con respecto al comercio físico, pues si un eslabón falla, falla la prestación del servicio electrónico lo que conllevaría a una hecatombe. Es lo mismo que pasa cuando Nequi se cae: medio Colombia entra en ansiedad, pero es aquí donde los colectivos inteligentes toman su rol más importante: el de ayudar a que el comercio electrónico no caiga del todo y siga adelante a pesar de los contratiempos. Todos necesitamos de todos y es una verdad absoluta.