Reporte de ponencia en Congreso Internacional de Bioética UAEMéx
Abstract
At individual level, as part of a society, to solve global troubles everyone should collaborate. At group level also, communities and authorities should support individuals. Yet our current global system is stuck with unfair rulers and mercantilism. It constructs behaviours that lead to collective dysfunction and environmental destruction. The case of food industry focusing on profit rather than health is addressed. Many processed foods contain chemical compounds able to filtrate the vascular wall and cause heart disease. Therefore, an abundance of industrialised foods exposes people to serious health risks. A new socioeconomic system must emerge. The choice is still at hand. To take care of our individual health as well as our planet we need sustainable lifestyles, otherwise, where things are going?
Keywords: health care; socioeconomic model; government
Introducción
El siglo XXI es un tiempo difícil para la humanidad global. Todo está interconectado. Lo que sucede a nuestro alrededor nos afecta. Los problemas son a gran escala, para tratar de resolverlos se necesita de participación social (Chiavenato, 2006). Como parte de una sociedad, cada persona debiera contribuir preferentemente a las necesidades locales. Respecto a la problemáticas en el ámbito de salud, se necesita un adecuado sistema de gobierno y acción social. La Organización Mundial de Salud (1978) define participación comunitaria como el proceso en virtud del cual los individuos y familias asumen responsabilidades en cuanto a su bienestar propios y de la colectividad y mejoran la capacidad de contribuir a su propio desarrollo económico y comunitario.
Tanto enfermedades mentales como físicas derivadas de las condiciones del mundo industrializado moderno impactan a gran proporción de la población Mexicana (Secretaria de Salud, 2014). La revolución industrial inicio con inventos mecánicos en Inglaterra entre 1700 y 1900. Desde entonces la industria se extendió globalmente. La industrialización permitió incrementar la producción a gran escala y sostener a una creciente población (Johnston, Fanzo & Cogill, 2014). Nuestra experiencia diaria demuestra sin embargo que el sistema de producción capitalista en el que se basa la industria es disfuncional.
Se ha propuesto que la sociedad está atrapada en una prisión de cuatro paredes: economía, desigualdad, menor acceso a necesidades básicas y conflicto (George, 2010). De acuerdo a ciertas teorías, el sistema mercantil se caracteriza por una lucha de clases (Chiavenato, 2006). Por una parte, una pequeña elite de personas posee el capital, por otra parte gran proporción de la población es sometida por el sistema establecido. Es interesante que una ideología darwiniana social concuerda con el actual sistema socioeconómico (Nelson, 2006). Ideas populares como la sobrevivencia del más fuerte son altamente prevalentes, lo cual justifica discriminar o pasar opresivamente sobre otras personas y distorsiona la conducta social contraria a la idea de cooperación social (Dawkins, 1989). El sistema por tanto se aparta de lo que debe ser (ética) para servir meramente a un propósito capitalista que busca generar utilidad para la elite a costa de pobreza de la mayoría gente llamadas “masas.” En adición a esto, los procesos industriales consumen y contaminan significativamente el medio ambiente natural (Johnston, Fanzo & Cogill, 2014).
El caso de los alimentos procesados no saludables
Aquí se toca el caso de la industria alimentaria donde fines de lucro remplazan los de nutrición. Es interesante que la industrialización de alimentos coincide con el reciente incremento entre la población de obesidad y enfermedades asociadas (Prentice, 2006). Un vasto número de alimentos industrializados son ricos en calorías por lo que facilitan el sobreconsumo calórico (Mozaffarian, Hao, Rimm, Willet & Hu, 2011; Laguna-Camacho, 2015a). Más aun, un mayor determinante de alteraciones biológicas es la composición química de alimentos procesados, ya sea por modificación de la composición natural del alimento o por la adición de ingredientes artificiales (Simmons, Schlezinger & Corkey, 2014). Por ejemplo, formas de grasa modificadas que no pueden ser metabolizadas normalmente, filtran la pared vascular y favorecen reacción inflamatoria por acción inmune (Samson, Mundkur & Vakkar, 2012). Su acumulación contribuye a desarrollo de enfermedad cardiovascular (Laguna-Camacho et al., 2015).
En un proyecto desarrollado actualmente en el Centro de Investigación de Ciencias Médicas (CICMED) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) se está encontrando en miembros de la localidad que las asociaciones más fuertes con alteración de peso son las de frecuencia de episodios alimenticios ricos en calorías (Laguna-Camacho, 2015a). En particular, los ejemplos reportados de estos episodios incluyen precisamente alimentos industrializados como hamburguesa, papas fritas, pizza, tacos, frituras, galletas, chocolate, etc. Tales alimentos son correctamente percibidos por la población como no saludables (Laguna-Camacho & Booth, 2015; Laguna-Camacho, 2015b). Así, los episodios alimenticios de las personas tenderán a ser saludables en tanto alimentos industrializados sean excluidos.
En adición, otras mediciones del mismo estudio indican que el éxito percibido en auto-regular peso corporal se asoció directamente con el grado de salud de episodios alimenticios (Laguna-Camacho, 2015b). Es decir, una falla en auto regulación puede exponer a la gente al riesgo de no comer saludable (Fishbach A, Friedman RS & Kruglanski, 2003). Esto es relevante si la gente es incapaz de restringirse de consumir alimentos no saludables en un ambiente moderno donde estos son abundantes. Por ejemplo, las consecuencias de consumir frecuentemente alimentos no saludables puede aumentar en pocas semanas el efecto aterogénico de la hiperlipemia en personas con exceso de peso (Laguna-Camacho et al., 2015).
Papel del gobierno en torno a la salud
Debemos considerar que el organismo humano es una entidad biológica. Proviene de un mundo natural con el que hemos interactuado por miles de años. El cuidado de la salud requiere quizá regresar a lo natural. Si la gente es vulnerable al ambiente artificial creado, la recomendación al gobierno es intervenir regulando la industria de alimentos y bebidas no saludables así como los lugares de su venta. En el caso de México es recomendable además no seguir el modelo consumista de países industrializados desarrollados. Se ha propuesto también que todos los sectores del gobierno tengan como meta común la salud (Frenk, 2009).
Modelos alternativos al capitalismo como el Green Deal promueven cambio en valores centrales alrededor de los cuales la economía y estado son organizados: estos son justicia social, sustentabilidad ambiental y bienestar colectivo (Harcout, 2014). El concepto “Buen Vivir” integra estrategias de diferentes lugares en América latina que buscan crear harmonía entre humanidad y naturaleza basada en equilibrio social, reciprocidad con otros y con la naturaleza (Gudynas, 2011).
Conclusión
Entre tanto, para ser saludables, las personas deben vencer el ambiente establecido. De acuerdo a las recomendaciones para una alimentación saludable en México (Secretaria de Salud, 2012), la alimentación habitual puede integrarse por alimentos básicos sin necesidad de incluir alimentos industrializados. Nuestras costumbres tradicionales eran más saludables que ahora porque no incluían alimentos procesados. La población quizá debe buscar el ambiente natural-tradicional. La consecuencia será la buena salud. Tal experiencia nos llevará a hacerlo formar costumbres saludables que no deterioren el medio ambiente (Jonhston et al., 2014). Esto no es una utopía dado que aun vivimos en un planeta de vastos entornos naturales.
Referencias
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