Intervención en un hábito dietético para reducción de peso
A Laguna Camacho, BSc, PhD
Resumen
Introducción: En países industrializados, la prevalencia de sobrepeso y obesidad alcanza a la mayor parte de la población. El exceso de peso se asocia con alteraciones metabólicas. Para prevenir desarrollo de enfermedades asociadas con obesidad, formas de reducción de peso duradera son todavía necesarias. Protocolo conductual: Este reporte presenta los hallazgos preliminares de un nuevo protocolo para reducir peso basado en practicar un hábito alimenticio. En particular se aborda el caso del hábito del desayuno alto en proteína. Se ha encontrado previamente que el consumo de alimentos ricos en proteína en el desayuno disminuye el apetito durante la mañana. A través de este mecanismo se hipotiza que practicar más frecuentemente un desayuno alto en proteína disminuye la tasa de ingestión calórica con un efecto subsecuente reductor de peso. Resultados: En línea con esta hipótesis, en el protocolo llevado actualmente a cabo, casos de participantes que incrementan de 2 a 5 veces la frecuencia promedio semanal de desayuno alto en proteína muestran en una reducción promedio de 0.7 kg de peso y 1 kg de grasa corporal. Implicaciones: El protocolo conductual propuesto promete ser una novedosa alternativa para ayudar a disminuir la obesidad entre la población y su efecto adverso en salud.
Palabras clave
Desayuno alto en proteína, saciedad postprandial, perdida de sobrepeso, conductas compensatorias
Introducción
Peso y salud
El sobrepeso y la obesidad han incrementado rápidamente en muchos países industrializados (1). Excesivo peso corporal causa alteraciones metabólicas que llevan a enfermedad cardiovascular (2). Una modesta pérdida de peso es de beneficio para reducir los riesgos a la salud relacionados con obesidad (3). A pesar de ello, no hay todavía una intervención efectiva de uso generalizado para reducción duradera de peso.
Terapia basada en dieta y ejercicio
El manejo nutricional convencional para obesidad se basa en dieta hipocalórica y ejercicio (4-6). Aunque durante la intervención, el peso promedio disminuye en el subgrupo que asiste a las visitas, el seguimiento de estos pacientes muestra gradual reganancia de peso (7). La inferencia causal en estas intervenciones no se puede determinar debido a que los cambios de alimentación o ejercicio que disminuyen peso no son monitoreados. Sin embargo, la reganancia de peso subsecuente a este tipo de intervención indica que los cambios conductuales que llevaron a reducción de peso no son mantenidos (8). Aunque se ha extendido la intervención para aumentar la efectividad (6), esta estrategia es poco viable por la limitada capacidad del sistema de salud para atender a la alta proporción de la población afectada.
Ponerse a dieta
Muchos de los esfuerzos para perder peso entre el público general ocurren sin asesoría especializada. Tal es el caso de las dietas reductivas de moda, las cuales son rápidamente abandonadas. Una encuesta en UK encontró que de cada cinco personas que comienzan régimen alimenticio, dos duran una semana, dos duran un mes y una dura tres meses (Alpro press communication, 2013).
Que los esfuerzos dietéticos no sean mantenidos es un problema porque si no hay reducción de peso o el peso perdido es recuperado, los riesgos del sobrepeso-obesidad a la salud no pueden ser prevenidos.
Por qué fallan las dietas
Tanto prescripciones dadas por nutricionistas o dietas reductivas de moda parecen no ser la opción para reducir el sobrepeso y obesidad. Este tipo de intervención es percibida por los participantes como compleja y cognitivamente demandante (9). En particular, es muy difícil hacer día a día cambios simultáneos en múltiples hábitos dietarios y de actividad física.
En adición, restringir la dieta podría contribuir rebote conductual. Es decir, la persona sucumbe con mayor fuerza a la tentación. Experimentos de laboratorio han mostrado que personas que reportan prácticas restrictivas o preocupación por el peso, terminan consumiendo hasta 50% más calorías cuando su régimen es violado (10).
Proceso de cambio
La reducción de peso es quizá un proceso de ensayo-error a través del tiempo, donde la persona aprende por si misma a cambiar sus hábitos alimenticios de forma flexible y saludable (11). Por tanto es necesario un nuevo enfoque de formación de hábitos de alimentación y ejercicio para un peso saludable.
Dieta habitual
La alimentación diaria se estructura principalmente de hábitos alimenticios, es decir, los patrones de alimentación que más repetimos. Los hábitos alimenticios y de ejercicio son determinantes del peso corporal. Diversos estudios encuentran asociaciones bivariadas entre cambios en frecuencia de particulares patrones alimenticios con peso (12, 13). Sin embargo, la medición precisa del efecto en peso de hábitos comunes de alimentación es todavía necesaria.
Intervención conductual propuesta
Durante mi doctorado con Profesor David Booth en la Universidad de Birmingham UK y trabajo subsecuente en el CICMED, he desarrollado un novedoso protocolo conductual para reducción de peso basado en practicar un hábito de alimentación o ejercicio que resulta en reducción de peso duradera (14; Laguna Camacho & Booth, en revisión).
El fundamento de este protocolo es que si la frecuencia de un hábito de alimentación o ejercicio controla una tasa de ingestión o gasto calórico, entonces un cambio en su frecuencia debe alterar el peso. La forma en que tal efecto puede ser medido es que el participante mantenga sin cambio el resto de su habitual alimentación y actividad física. A continuación se describe el ejemplo de un hábito alimenticio con potencial particular de influencia sobre el peso.
Hábito de tener desayuno alto en proteína
El incremento de proteína en el desayuno reduce el apetito e ingestión en el periodo postprandial y en la siguiente comida (15). El efecto de esta disminución en ingestión calórica sobre el peso ha sido poco estudiado (16). La pregunta de mi proyecto actual en el CICMED es saber si incrementar la frecuencia de desayuno alto en proteína causa pérdida de peso.
Protocolo piloto
En un proyecto piloto estudiantes de la facultad de lenguas de la UAEM fueron invitados a practicar por un mes con más frecuencia semanal de lo usual preparaciones en desayuno con jamón, queso, huevo o carne. La frecuencia del desayuno alto en proteína, peso y grasa corporal fueron medidas en la visita inicial y después de 2 y 4 semanas. En la visita 1, los participantes reportaron el número de veces que habitualmente consumían desayuno alto en proteína. En las siguientes 4 semanas, los participantes registraron al final de cada día si realizaron o no el desayuno. Siguiendo una entrevista cognitiva (17), en cada visita los participantes reportaron en adición su habitual dieta y actividad física así como cualquier cambio en alimentación o ejercicio que pudiera haber alterado su peso en este periodo.
En total 16 participantes realizaron el protocolo conductual; 14 mujeres y 2 hombres con edad promedio de 23 ± 5 años y índice de masa corporal promedio de 25 ± 4. Excepto en un caso, todos los participantes incrementaron la frecuencia del desayuno alto en proteína durante las cuatro semanas. La frecuencia promedio incremento de 1.6 ±1.2 veces por semana en la visita 1 a 4.6 ± 1.4 veces por semana en la visita 2 y a 5.0 ± 1.2 por semana en la visita 3; pη2 = 0.77, F [1,15] = 50.1, p < 0.0001. No se observó variación en peso promedio entre las visitas 1, 2 y 3; pη2 = 0.02, F [1,15] = 0.24, p < 0.78. Inspección individual indico que participantes perdieron (n = 8) o ganaron peso (n = 8). Por lo que en un se buscaron las diferencias conductuales entre estos participantes que pudieran explicar la dirección del cambio de peso.
Tanto en participantes que perdieron y ganaron peso, el desayuno alto en proteína disminuyó deseo de comer e ingestión de calorías extra entre desayuno y comida. Sin embargo, participantes que redujeron peso reportaron ~50% menos haber consumido alimentos o bebidas altas en calorías por las tarde-noche (38 vs 87%; p exacta = 0.004).
El incremento de ingestión calórica por la tarde quizá compenso la reducción calórica de la mañana con desayuno alto en proteína. Por tanto el efecto de desayuno alto en proteína en peso fue analizado de acuerdo a si los participantes reportaron o no episodios de calorías extra por la tarde-noche. El incremento en frecuencia de desayuno alto en proteína estuvo asociado con pérdida de peso en participantes que no reportaron incremento en ingestión por la tarde-noche (n = 6, r = -0.77, p < 0.04; Figure 2a). En contraste, no correlación con cambio en peso se encontró en participantes que reportaron ingestión de alimentos o bebidas altas en calorías por la tarde noche (n = 10, r = 0.05, p < 0.44). La pendiente de la regresión indico que cada incremento de una vez por semana en desayuno alto en proteína se asoció con una pérdida de alrededor a 420 gramos de peso (b = -0.420, 95% CI -0.907, 0.067).
Protocolo a gran escala
Los resultados del protocolo piloto mencionado arriba indicaron la factibilidad de que practicar el desayuno alto en proteína quizá tiene un efecto reductor en peso. Actualmente el protocolo de participación se extendió al público general. En este caso se está probando si el efecto en peso del desayuno alto en proteína es mayor al desayuno alto en carbohidrato. Se está además monitoreando la frecuencia de otros hábitos dietéticos o ejercicio cuyos cambios concurrentes en frecuencia pudieran tener una influencia sobre el peso. Las observaciones preliminares sin subanálisis de cambios paralelos en otros hábitos alimenticios o ejercicio continúan siendo consistentes con la hipótesis de que incrementar la frecuencia de desayuno alto en proteína tiene un efecto reductor de peso. Como se muestra en la Figura 1, en datos colectados de 37 casos de participantes, un incremento promedio de frecuencia de 3 veces por semana en desayuno alto en proteína es concurrente con una pérdida promedio de 0.7 kg de peso y 1 kg grasa corporal en un periodo de cuatro semanas. En total 70% de los participantes que practicaron más veces de lo usual el desayuno alto en proteína perdieron peso y grasa corporal (p exacta = 0.03).
Conclusión
Los hallazgos iniciales de este proyecto llevado a cabo actualmente en el CICMED apoyan la intervención en un hábito alimenticio que resulte en pérdida de peso de potencial significancia clínica.
Algo novedoso con el enfoque conductual propuesto es que no es necesario evaluar la dieta y ejercicio para estimar ingesta y gasto calórico. Esto porque el imbalance en la tasa de energía causado por el cambio en frecuencia de un hábito alimenticio se determina del cambio en peso o grasa corporal. De cualquier forma, cuando los hábitos de alimentación y ejercicio comunes en una localidad sean identificados y caracterizados, un estimado de su aporte calórico promedio por episodio puede medirse. Además el participante puede también reportar el contexto de cada hábito del cual pueden investigarse factores facilitan o dificultan el cambio en esta conducta. Finalmente, para alcanzar a grupos más grandes de individuos, se recomienda usar versiones en internet de este protocolo.
Agradecimientos
Se agradece a CONACYT el financiamiento de este proyecto. Se aprecia la colaboración de Dr Hugo Mendieta Zerón en estudiar la influencia sobre metabolismo lipídico de reducir peso cambiando un hábito alimenticio. Se agradece también el apoyo del Mtro Amado López Arriaga y los compañeros del CICMED en el área administrativa y técnica.
Referencias
1. World Health Organization (2000) Obesity: Preventing and managing the global epidemic. Report of consultation; WHO technical report series 894. Ginebra
2. Executive Summary of the Third Report of the National Cholesterol Education Program (2001) Expert Panel on Detection, Evaluation, and Treatment in High Blood Cholesterol in Adults (Adult Treatment Panel III). Journal of the American Medical Association 285: 2487–2497
3. Goldstein BJ (1992) Beneficial health effects of modest weight loss. International Journal of Obesity and Related Metabolic Disorders 16: 397–415
4. Tuomileto J, Lindstrom J, Eriksson JG et al. (2001) Prevention of type 2 diabetes mellitus by changes in lifestyle among subjects with impaired glucose tolerance. New England Journal of Medicine 344: 1343–350
5. Knowler WC, Barrett-Connor E, Fowler SE et al. (2002) Reduction in the incidence of type 2 diabetes with lifestyle intervention or metformin. New England Journal of Medicine 346: 393–403
6. The look AHEAD Research Group (2014) Eight-year weight losses with an intensive lifestyle intervention. Obesity 22: 5–13
7. Mann T, Tomiyama AJ, Westling E et al. (2007) Medicare’s search for effective obesity treatments: diets are not the answer. American Psychologist 62: 220–233
8. Heymsfield SB, Harp JB, Reitman ML et al. (2007) Why do obese patients not lose more weight when treated with low-calorie diets? A mechanistic perspective. American Journal of Clinical Nutrition 85: 346–354
9. Mata J, Todd PM & Lippke S (2010) When weight management lasts. Lower perceived rule complexity increases adherence. Appetite 54: 37–43
10. Herman CP & Mack D (1975) Restrained and unrestrained eating. Journal of Personality 43: 647–660
11. Epiphaniou E & Odgen J (2010) Successful weight loss maintenance and a shift in identity: from restriction to a new liberated self. Journal of Health Psychology 15: 887–896
12. French SA, Jeffery RW & Murray D (1999) Is dieting good for you?: prevalence, duration and associated weight and behaviour changes for specific weight loss strategies over four years in US adults. International Journal of Obesity 23: 320–327
13. Booth DA, Blair AJ, Lewis VJ & Baek SH (2004) Patterns of eating and movement that best maintain reduction in overweight. Appetite 43: 277–283
15. Fallaize R, Wilson L, Gray J et al. (2013) Variation in effects of three different breakfast meals on subjective satiety and subsequent intake of energy at lunch and evening meal. European Journal of Nutrition 52: 1353–1359
16. Vander Wal JS, Gupta A, Khosla P & Dhurandhar NB (2008) Egg breakfast enhances weight loss. International Journal of Obesity 32: 1545–1551
17. Knibb RC & Booth DA (2011) Situation-specific cognitive behavioural self-therapy for erroneously suspected allergy or intolerance to a food. A short self-assessment tool. Appetite 57: 439–442
Figura 1. Cambios promedio de frecuencia semanal de desayuno alto en proteína, peso y grasa corporal en un periodo de 4 semanas (n = 37)