ARquitectura financiera mundial

QUÉ HACEN EN EL MUNDO QUIENES ESTÁN "DEL OTRO LADO DEL MOSTRADOR"

Ha transcurrido mucho tiempo y se han producido muchos cambios normativos y económicos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (algunos cambios y sucesos son incluso anteriores, lo que bien podría llevarnos a los inicios del siglo XX).

La economía mundial del año 2000 resultó ser 18 veces más grande que la de 1900 y el ingreso per capita fue 5 veces más grande.

El mundo consume actualmente el doble de energía primaria y casi el cuádruple de electricidad que hace 40 años. La matriz energética mundial está cada vez más “electrificada”, y eso constituye otro cambio muy significativo (similar en buena medida al que se da en el aumento del consumo de proteína animal; ambas son termodinámicamente un punto de fuga de eficiencia).

Así podríamos enumerar evoluciones significativas en muchos rubros importantes, como el comercio internacional, los flujos financieros de corto plazo y de inversión, etc.

Toda tendencia (proteína animal, electricidad, comercio, infraestructura, etc.) no hace sino "forzar la máquina", ser ineficaz termodinámicamente, al menos en la etapa actual, de mucha inversión y necesidad de mantenimiento de la inversión precedente. La baja productividad individual hace lo suyo (el teléfono es cada vez más inteligente, no así el ser humano). En ese contexto el capital disponible debe ser necesariamente mayor, y así lo es.

Es sumamente recomendable conocer quienes son las instituciones principales que componen el sistema financiero y el mercado de capitales a nivel nacional, regional y mundial y comprender qué piensan y cómo actúan.

Son fundamentales los conocimientos respecto de aspectos regulatorios y prudenciales.

Hay cambios vertiginosos. FONPLATA era un organismo multilateral cuasi simbólico, más que nada político. Hoy maneja US$ 400 millones (M) en activos y prevé llegar a 7.000. La CAF disponía de menos de US$ 2.000 M hace unas 3 décadas; hoy tiene activos por US$ 40.000 M. El BID está en una nueva etapa de capitalización, previendo totalizar activos por US$ 150.000 M, muy superiores a los que disponía hace poco. El Banco Mundial cuenta con más de 11.000 funcionarios y con unos US$ 200.000 M. Incluso el Banco del Sur, tantas veces anunciado, parece ir tomando forma (dispondría de US$ 7.000 M).

En octubre de 2017 el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura cumplió apenas 3 años de vida, pese a lo cual presta más fondos que el Banco Mundial.

Es importante comprender el funcionamiento de todo este ecosistema (lo enumerado es sólo una parte), esa arquitectura que nació con los acuerdos de Bretton Woods, en donde se crearon el FMI y el Banco Mundial; arquitectura que sigue incrementando su complejidad y tamaño aún hoy.

Los bancos comerciales y de inversión siguen en una situación precaria (sobre todo los últimos). Está cada vez más lejana la aplicación de las últimas reglas en la cuestión macroprudencial (Basilea III).

A comienzos de 2016 el Deutsche Bank (DB) debía US$ 1,5 Trillones (equivalentes a la mitad del PBI alemán) y tenía un apalancamiento de más de 100 veces , siendo verdaderamente un TBTF, too big to fail (trillones de la escala corta, millón de millones ó 10 elevado a la 12).

Hacia fines de 2017 la situación cambió fuertemente. DB pasó a valer US$ 35.000 M (3,5 veces +), bajó su deuda a la mitad (que pasó a "sólo" US$ 750.000 M) y bajó su apalancamiento 5 veces, llegando a 22 a 1 (vs más de 100 a 1 a comienzos de 2016, momento en que se produjeron cambios en los Consejos, el de Supervisión y el de Administración).


El tamaño de la deuda privada no financiera creció muchísimo en el mundo y llegó a US$ 100 Trillones.

El tamaño del gasto público a nivel mundial ha crecido mucho. Tanto el FMI como el Banco de Basilea se enfocan mucho en eso. Lo mismo con el tamaño relativo de los Bancos centrales, en particular el de Japón.

Hay US$ 48 Trillones de deuda nominada en dólares, 8 de los cuales están tomados fuera de EE.UU. (de los 8; US$ 3,5 Trillones, en el mundo emergente). Podría haber un descalce de monedas, algo que conocemos muy bien.

Estamos viviendo en un mundo donde parecería que casi todos quieren ser rentistas y prestamistas y casi nadie quiere ser accionista o emprender un proyecto.

Todo esto afecta de manera directa el modo en que nos vinculamos con entidades e inversores, a la hora de presentar proyectos, bien sean proyectos de inversión privados, bien sean proyectos con impacto social, proyectos de desarrollo regional, creaciones de nueva infraestructura o reemplazo de la existente, empezando por cuestiones básicas como son los caminos, el agua, el saneamiento, la vivienda, las comunicaciones y el transporte.