El amor entra por los ojos...
Abaja los ojos, casada,
no mates a quien te miraba.
Casada, pechos hermosos,
abaja tus ojos graciosos.
No mates a quien te miraba:
abaja los ojos, casada.
***
PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA
(Segismundo a Rosaura en La vida es
sueño,Jornada I, escena II)
Con cada vez que te veo
nueva admiración me das,
y cuando te miro más
aun más mirarte deseo.
Ojos hidrópicos creo 1
que mis ojos deben ser;
pues cuando es muerte el beber,
beben más, y desta suerte,
viendo que el ver me da muerte,
estoy muriendo por ver.
Pero véate yo y muera;
que no sé, rendido ya,
si el verte muerte me da,
el no verte qué me diera.
(1)ojos hidrópicos: se entendía la
hidropesía como una enfermedad
que provocaba una sed insaciable,
entre otras cosas.
GUTIERRE DE CETINA (1520-1557)
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
LOPE DE VEGA
Ojos de mayor gracia y hermosura,
que han dado envidia al sol, color al cielo
si es al zafiro natural el hielo,
¿cómo encendéis con vuestra lumbre pura?
¿Por qué de la modesta compostura
con que os adorna de vergüenza un velo,
nace un deseo, que derriba al suelo
lo que el amor platónico procura?
Miráis y no teméis, ojos traidores,
que con vuestros venenos fueran vanos
cuantos el miedo halló ni vio el profundo.
Matáis de amor y no sabéis de amores,
seguros de veneno y más tiranos
que fue Nerón, pues abrasáis el mundo.
Perdime por conoceros,
ojos morenos,
perdime por conoceros.
***
Niña, erguídeme los ojos
que a mí enamorado me han.
No los alces desdeñosos
sino ledos y amorosos,
que mis tormentos penosos
en verlos descansarán.
De los muertos haces vivos
y de los libres cativos:
no me los alces esquivos,
qu’en vellos me matarán.
Niña, erguídeme los ojos
que a mí enamorado me han.
***
Alza la niña los ojos
no para todos.
Álzalos por jubileo,
por matarnos de deseo,
que la fiesta según veo
no es para todos.
MARÍA DE ZAYAS Y SOTOMAYOR
Que muera yo, Liseo, por tus ojos
y que gusten tus ojos de matarme;
que quiera con tus ojos alegrarme
y tus ojos me den cien mil enojos.
Que rinda yo a tus ojos por despojos
mis ojos, y ellos en lugar de amarme
pudiendo con sus rayos alumbrarme
las flores me convierten en abrojos.
Que me maten tus ojos con desdenes,
con rigores, con celos, con tibieza,
cuando mis ojos por tus ojos mueren.
¡Ay! Dulce ingrato, que en los ojos tiene
tan grande deslealtad, como belleza,
para unos ojos que a tus ojos quieren.