Se venden borrachos

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Este cartel de una tienda de Andorra (Teruel) no tiene un problema etílico, sino dos problemas lingüísticos causados respectivamente por una metáfora y una elipsis.

1. La metáfora es la que hace que se llamen cohetes borrachos a los que salen disparados con rumbo errático hasta que agotan la pólvora.

2. La elipsis es el mecanismo por el cual, cuando dos significantes están muy próximos o andan juntos a menudo, abreviamos la expresión y nos quedemos con uno solo:teléfono móvil, ordenador portátil, cohetes borrachos...

Esto consigue que el cartel resulte ambiguo y comunicativamente fallido.