Deontología

DEONTOLOGICISMO

El término deontología procede del griego: to deon (lo conveniente, lo debido) y logía (conocimiento, estudio…); lo que significa, en términos generales, el estudio o la ciencia de lo debido. El objeto de estudio de la Deontología son los fundamentos del deber y las normas morales.

El término deontología profesional hace referencia al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad profesional. Estas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad. Por este motivo, suele ser el propio colectivo profesional quién determina dichas normas y, a su vez, se encarga de recogerlas por escrito en los códigos deontológicos. A día de hoy, prácticamente todas las profesiones han desarrollado sus propios códigos y, en este sentido, puede hablarse de una deontología profesional periodística, de una deontología profesional médica, deontología profesional de los abogados, etc.

Para el filósofo alemán Immanuel Kant la deontología es en sí misma es una ciencia de los deberes o imperativos categóricos en la que no importan los fines, sino la intencionalidad del acto, independientemente de las consecuencias materiales de aquél. La base de la ética kantiana se encuentra en el siguiente principio básico:

"Obra siempre de acuerdo con aquella máxima que al mismo tiempo puedes desear que se convierta en ley universal".

Y eso quiere decir que una persona actuaría éticamente si está de acuerdo en que su regla de conducta debe ser aplicada por todo aquel que se llegara a encontrar en una circunstancia similar.

Otro punto fundamental de la Ética Kantiana, y que es mencionado anteriormente, es el imperativo categórico. Éste consiste en normas que se consideran incondicionales, necesarias y absolutas, y que debe ser el fundamento racional de toda conducta moral. Para Kant las opciones morales solo son validas si son adoptadas por todos y en todo momento, el imperativo categórico es un mandato que debe ser obedecido como un deber moral por encima de los intereses individuales pero por propia voluntad

En la ética kantiana, Kant partía del punto de vista de que la diferencia entre el bien y el mal era algo efectivamente real. Para Kant, todos los seres humanos disponemos de la capacidad de razonar en cada momento si algo es bueno o es malo moralmente, por lo tanto la capacidad de distinguir entre el bien y el mal es innata como el resto de las cualidades de la razón.

Para llegar al bien supremo de la razón práctica para Kant hay tres postulados que se deben cumplir:

  • Primer postulado “La libertad”: El mundo del fenómeno está regido por la necesidad, mientras que el mundo de la razón práctica está regido por la libertad.
  • Segundo postulado “La inmortalidad del alma”: Llegar al bien supremo supone la santidad, perfecta conformidad entre la voluntad y la ley moral, lo que sólo es posible suponiendo la inmortalidad del alma.
  • Tercer postulado “La existencia de Dios”: Lograr el bien supremo requiere también llegar a la felicidad adecuada a la moralidad y para ello tenemos que postular la existencia de Dios como realidad en la que el bien supremo se cumple

Estos tres postulados posibilitan la ampliación del conocimiento.

Para Kant todo hombre o mujer posees la capacidad de distinguir el bien y el mal moral, una acción moral correcta para Kant es cundo se hace uso de esa capacidad para hacer el bien sin importar las consecuencias, lo único que cuenta es la intención.

De manera práctica se puede expresar con la idea de que das limosna a un vagabundo para ayudarle pero este se lo gasta en tabaco, tú has hecho lo correcto, aunque supieras que se lo iba a gastar en vicios, ya que en tu corazón esperas que no sean así, ya que tu intención era buena y es correcta.

Otro caso en el que ésta convicción se expresa de manera práctica es si presencias un accidente de tráfico, y con el objeto de sacar a un hombre del coche que tiene el riesgo de inflamarse, le provocas una lesión medular al conductor. Como tu intención era buena, tu actuación es correcta pese a que los resultados finales de tu actuación son negativos.