Qué futuro tiene un país donde las casi 80.000 personas que forman la clase política están envueltas en un velo informativo sobre el despilfarro de sus privilegios? Qué podemos esperar de unos "empleados públicos" que tienen la potestad de asignarse su propio sueldo y remuneraciones complementarias? Además, ellos mismos son los que fijan las cantidades a desviar desde las arcas del Estado para sus partidos, en donde se reparten el botín para obtener unos extras. Eso sí, con leyes o reglamentos diseñados expresamente para ello.
Daniel Montero: «La Casta»