El Kailāsh es un monte en la cadena Gangdisê (parte de los Himalayas), en Tíbet. Allí se originan algunos de los ríosmás largos de Asia como el Indo (que desagua en el mar Arábigo), el Sutlej (conocido como Shātadru o Sutudrī) y el Brahmaputra (que desagua en el golfo de Bengala). La montaña se encuentra cerca del lago Mana Sarovar (‘lago de la mente’) y el lago Rakshas Tal. Es el único monte importante en todo el mundo que no tiene ningún intento conocido de ascensión, en deferencia a las creencias religiosas budistas e hindúes.
Monte Kailāsh
La transcripción oficial tibetana es Kangrinboqê, en pinyin tibetano Kangrinboqê, en tibetano se llama Gang Rinpoche, གངས་རིན་པོ་ཆེ།. Según otros es Ghang Rimpoche o Khang Ripoche, que significa ‘preciosa joya de nieve’, en la transliteración WylieGangs Rin-po-che, en chino pinyin Gāngrénbōqí Fēng, en chino simplificado 冈仁波齐峰, en chino tradicional 岡仁波齊峰, en hindi, कैलाश पर्वत kailāśa parvata, monte Kailash). En los antiguos textos sánscrito el monte se llamaba Kailāsa o Kailās, términos que no tienen significado. Podría originarse del sánscrito kelāsa, que significa ‘cristal’. En textos jainistas: Ashtapada (‘ocho pies’). Otros nombres locales de la montaña son Tise Gangdise Shan.
Vista del lado sur (nevado) del monte Kailāsh
Geolocalización en la Región Autónoma del Tíbet
Monte Kailāsh
Kailāsa Nātha (señor del Kailás), nombre de Kúvera.
Kailāsa Nikétana (que tiene su morada en el monte Kailásh), nombre del dios Śivá.
Kailāsa Śikhara Vāsin (que vive en la cima del Kailāś), nombre de Śivá.
Kailāsa Pati (líder del Kailás), nombre de Shivá.
Kailāsaukas (que tiene su morada en el Kailáś), nombre de Kúbera.
Cada año, miles de personas realizan una peregrinación al monte Kailāsh, siguiendo una tradición que se remonta a varios siglos atrás. Los peregrinos de varias religiones creen que circunvalar el monte a pie es un ritual que genera buena fortuna. Los hindúes y los budistas creen que esta circunvalación debe hacerse en la dirección de las manecillas del reloj, mientras que los jainistas y los bönpo lo hacen al revés. Ambos grupos creen firmemente que los demás ofenden a la montaña, por lo que deben ir un tiempo al infierno, para pagar ese pecado contra el Señor Śiva. El sendero alrededor del monte Kailāsh mide 52 km de longitud.
Los budistas tántricos creen que Kailāsh es el hogar del buda Demchok (también conocido como Demchog o Chakrasamvara), que representa la máxima dicha. Se dice que Milarepa, campeón del budismo tántrico, llegó al Tíbet para retar a Naro-Bonchung, campeón de la religión Bön del Tíbet. Los dos magos se enzarzaron en una terrible batalla mágica, pero ninguno fue capaz de lograr una ventaja decisiva. Finalmente, se acordó que el que primero en lograr alcanzar la cima del Kailāsh sería el ganador. Mientras que Naro-Bonchung se sentó sobre su tambor mágico, elevándose sobre la cuesta, los partidarios de Milarepa se quedaron atónitos al ver que éste se quedaba sentado y meditando. Finalmente, cuando Naro-Bonchung casi había llegado a la cima, Milarepa entró de repente en acción y le adelantó montando en los rayos del sol, ganando por tanto la competición y llevando el budismo al Tíbet.
De acuerdo con la mitología hindú, Shivá, el dios de la destrucción, reside en la cumbre de este legendario monte Kailāsh. El Kailāsh es visto en algunos credos del hinduismo como el paraíso y último destino de las almas.
La tradición afirma que la montaña es el linga (falo) del dios Shivá y el lago Mana Sarovar, situado en su valle, como la ioni (vulva) de su consorte Párvati. Según la descripción de los Puranas, el monte Kailāsh es el pilar y centro del mándala del mundo. Sus cuatro laderas están hechas de cristal, rubí, oro y lapislázuli. Tiene 6 638 metros de altura. Está situado en el corazón de seis cadenas montañosas, simbolizando un loto indio. Entonces los cuatro ríos que fluyen desde el Kailāsh fluyen a los cuatro extremos del mundo y lo dividen en cuatro regiones.
El mayor y más importante templo en roca de las cuevas de Ellora (en Maharashtra, al occidente de la India) toma su nombre de este monte Kailāsh. Muchas de sus esculturas e imágenes en relieve representan episodios relativos a Shivá y Párvati, incluyendo el intento del demonio Ravana de sacudir el monte Kailāsh.
Un bajo relieve en Ellora (caverna 29, llamada Dhumar Lena) muestra al dios Shivá y a la diosa Párvati rodeados por sus ganas, mientras el demonio Ravana (debajo) trata de sacudir el monte Kailāsh.
Una ilustración de la significancia hindú del monte Kailāsh, mostrando la sagrada familia del Señor Shivá, la diosa Párvati, sosteniendo al dios elefante Ganesh.
Algunos peregrinos creen que —para que tenga el efecto auspicioso— toda la caminata se debe hacer en un solo día. Esto no es fácil: una persona en muy buen estado físico debería caminar unas 15 horas a paso normal para completar el recorrido de 52 km (a unos 3,5 km/h). Muchos devotos no logran cumplir esta hazaña, frenados por el terreno desparejo y el mal de altura.
Otros peregrinos, más austeros, realizan un sacrificio mucho más intenso: realizan toda la circunvalación realizando postraciones: en pocos segundos el peregrino se acuesta sobre su vientre con los brazos estirados hacia adelante, recita un corto mantra (como om namah śivāya), hace una marca en el piso con los dedos (o dejando una piedra), se levanta sobre sus rodillas y camina en cuatro patas (sobre las manos y las rodillas) hasta tocar la marca con los pies (o recoger la piedra), y repite todo el proceso.
De acuerdo con todas las religiones que reverencian la montaña, pisar las laderas del monte es un pecado. Los lugareños dicen que los «demonios» que se han aventurado a ofender al Señor Śivá de esta manera han muerto todos en el intento.
Cuando la República Popular China invadió Tíbet en 1950, todo el país fue cerrado al mundo exterior, y cesaron las peregrinaciones. Sin embargo, cuando mejoraron las relaciones entre China y la India en 1979, China permitió que se reanudaran las peregrinaciones al monte Kailāsh. Los peregrinos viajan por tierra desde Katmandú (capital de Nepal), también desde Lhasa (capital de Tíbet), desde donde hay vuelos desde Katmandú. Y cruzan Tíbet (con permiso del gobierno chino) y viajan por la gran altiplanicie tibetana (de 3000 a 5000 m de altitud) en camionetas con tracción en las cuatro ruedas (ya que no hay carreteras). Es un largo viaje (acampando cuatro noches) hasta llegar a un sitio llamado Tarchen (a 4600 m). Se dice que este nombre es una deformación del sánscrito dárśan: ‘vista, visión’.
Con la camioneta se puede realizar el parikrama (‘peregrinación’ o circunvalación) del lago Mana Sarovar (de agua dulce, 56 km de perímetro, de aproximadamente 320 km2, con una circunferencia de aproximadamente 88 km y una profundidad de 90 m en algunos puntos), visitando varios gomphas —destruidos durante la Revolución «cultural» china—, que actualmente los budistas están restaurando de a poco. Sin embargo no hay ningún templo hindú en la zona. El monte se encuentra en un área particularmente remota e inhóspita de los Himalayas tibetanos.
El parikrama del legendario monte —llamado «monte sagrado»— forma parte del recorrido turístico oficial. Se debe hacer a pie o sobre un poni. Toma tres días de caminata, comenzando desde una altura de unos 4600 m, cruzando el paso Dolma (5800 m). Acampando dos noches, cerca del arroyo Dirapuk Gompa (dos o tres km antes del paso), y segundo día después de cruzar el paso y llegando lo más lejos posible, bajando las colinas (viendo el lago Gaurī Kund a la distancia). Estas peregrinaciones se llevan a cabo desde junio (aunque todavía sigue nevando). Existen una pocas comodidades modernas, como asientos, sitios de descanso. Algunas personas emprendedoras han instalado puestos de venta de agua potable, té caliente y algunos comestibles.
Referencias culturales
El director y escritor alemán Werner Herzog realizó en 2003 el documental La rueda del tiempo, que dedica su segunda sección a presentar y detallar las características de la peregrinación.
Según el Brihat Samhitā de Varāha Mihira, un kailāsa es también una forma particular de mandir (templo hindú).
Nomachi, Kazuyoshi: Tibet. Boston: Shambhala, 1997.
Thurman, Robert y Tad Wise: Circling the Sacred Mountain: A Spiritual Adventure Through the Himalayas (el rodeo de la montaña sagrada: una aventura espiritual a través de los Himalayas). Nueva York: Bantam, 1999. ISBN 0-553-37850-3 (cuenta la historia de un budista occidental [y padre de Uma Thurman] realizando la caminata alrededor del monte Kailāsh).
Instituto Lanzhou de Glaciología: Kangrinboqe (mapa chino de hielos). Academia China de Ciencias.
Mapa que muestra la ubicación del monte Kailāsh.
Pocos lugares hay tan venerados en el mundo como el monte Kailash, en el Tíbet (China). Y es que esta montaña de más de 6.600 metros de altitud es sagrada tanto para hinduistas como para budistas. Su pasado y presente está llena de curiosidades que tal vez desde nuestra perspectiva occidental nos cueste asimilar. Ahí van unas cuantas.
¿Qué significa Kailash? No se sabe a ciencia cierta. Los historiadores que han buscado no han encontrado nada. Tirando del hilo solo lo han podido relacionar con un término sánscrito que significa ‘cristal’. Eso sí, la traducción tibetana es la de ‘preciosa joya de nieve’.
Monte Kailash
Es el único monte importante en todo el mundo que no tiene ningún intento conocido de escalamiento, en deferencia a las creencias religiosas budistas e hindúes.
El monte sagrado, con la típica ‘decoración’ tibetana
El monte no es solo importante en lo que a religión se refiere, también para el medioambiente, ya que en él nacen grandes e importantes ríos como el Indo (que desemboca en el mar Arábigo); el Sutlej; o el Brahmaputra (que desemboca en el golfo de Bengala). Además, junto a este monte podemos encontrar el lago Mana Sarovar y el lago Rakshas Tal.
Imagen de uno de los ríos que nacen del monte Kailash
Shivá, el dios de la destrucción para los hinduistas, reside en la cumbre del monte Kailāsh, que es visto en algunos credos del hinduismo como el paraíso y último destino de las almas. Alrededor de él se configura una curiosa simbología: la montaña es el linga (falo) del dios Shivá y el lago Mana Sarovar, situado en su valle, como la ioni (vulva) de su consorte Párvati. El monte Kailash sería el pilar y centro del mándala del mundo y los cuatro ríos que nacen en él fluyen a los cuatro extremos del mundo y lo dividen en cuatro regiones.
Imagen de Shiva en el monte Kailash
Para los budistas, mientras tanto, creen que Kailash es el hogar del buda Demchok (también conocido como Demchog o Chakrasamvara), que representa la máxima dicha.
Fresco en un monasterio tibetano del monte Kailash
Las peregrinaciones al monte sagrado tienen un objetivo común sea cual sea la religión: circunvalar el monte (no se puede escalar, recordemos). Pero no es tarea fácil ya que el circuito que lo rodea tiene 52 kilómetros y según la tradición hay que hacerlo en un solo día. Muchos peregrinos no lo consiguen por las malas condiciones del circuito, una forma física poco adecuada y el mal de altura.
Peregrinos tibetanos junto a uno de los lagos del monte
Es importante también rodear el monte en un sentido o en otro, depende de cada religión. Los hindúes y los budistas creen que debe hacerse en la dirección de las manecillas del reloj, mientras que los jainistas y los bönpo lo hacen al revés.
Bandera china junto al monte Kailash
Aunque se encuentra en un punto muy remoto del Tíbet, el monte Kailash poco a poco se abre al turismo. Son muchos los amantes de las religiones hinduista y budista y por eso acuden a ver y sentir por sí mismos estas maravillas. El circuito turístico oficial suele hacerse en verano, cuando el tiempo es más suave y conlleva pasar al menos dos noches de acampada y tres días a pie, con muy poca comodidades.
Peregrinos budistas rezando de camino al Kailash