Hagamos oración cantando juntos.
Bienvenidos a este día de encuentro mariano, recordemos que hemos llevado a María a la casa de nuestros corazones, nos hemos levantado para ser discípulos y misioneros en el aquí y en el ahora de nuestra historia. Hoy queremos pedirle a María que nos ayude a ver con sus ojos nuestro mundo, nuestra realidad.
Para empezar nuestro Mes de María de hoy, le pedimos luz al Espíritu Santo que nos permita sacar provecho de nuestra reflexión y oración de hoy y saludamos a la Madre de Dios con el Ave María: Dios te salve, María… (O si sabemos El Ángelus, también es un bello saludo).
María nos invita a abrir nuestros corazones para acoger la Palabra de su Hijo Jesús (Mc 10, 46-52):
“Llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí acompañado de sus discípulos y de gran cantidad de gente, un mendigo ciego, el hijo de Timeo, Bartimeo, estaba sentado al costado del camino. Al enterarse de que era Jesús, el de Nazaret, se puso a gritar: Hijo de David, ten compasión de mí. Muchos lo reprendían para que se callara; sin embargo, él gritaba aún más fuerte (…) Jesús le preguntó: ¿qué quieres que haga por ti? Él le respondió: ¡Maestro, que vea! Jesús le dijo: vete, tu fe te ha salvado. Y de inmediato comenzó a ver y a seguirlo por el camino.
Palabra de Dios
Hoy más que nunca necesitamos hermanos hacer nuestras las palabras del ciego ya que tenemos una ceguera espiritual que no nos hace ver bien sea a nuestros hermanos, sea la sociedad, sea la vida eclesial. Necesitamos decirle a Jesús: Maestro que vea, para que así deje de lado los prejuicios, los pelambres, el descuerarnos. María –nuestra Madre– siempre tuvo buena vista y se daba cuenta de todo lo que pasaba a su alrededor, tenemos que aprender de ella, tenemos que matricularnos en la escuela de María, así sanaremos nuestras miopías y cegueras espirituales y tendremos buena vista. Con ella seremos positivos y menos negativos.
Madre de Jesús, intercede por nosotros ante tu Hijo, para que nos permita ver con los ojos del Evangelio, la vida, la realidad que nos toca vivir y a los hermanos con quienes caminamos a diario.
Te invitamos: Pediré a mi Madre María que me ayude a ser positivo ante los demás.
Recemos juntos la oración final de nuestro mes.