Estimados/as jóvenes, nuestra sociedad chilena vive momentos de polarizaciones ideológicas que buscan cautivar a la generación juvenil, de un modo no ajeno a manipulaciones y discursos demagógicos, que no tienen en cuenta la dignidad de la persona humana. Más aun, buscando someterlos a sus propios cálculos según un modelo de sociedad que busca intereses particulares. Queremos pedir a María, madre de Jesús, que nos ayude a discernir según los valores sociales del evangelio, contenidos en la Doctrina Social de la Iglesia.
Cantemos a nuestra Madre: María tu eres mi madre… (u otra afín al tema)
María, madre nuestra. Te pedimos nos acompañes en nuestra formación de una conciencia bien formada y bien informada sobre lo que nos afecta en algunos aspectos por las acciones que el mundo político genera, de manera tal que podamos discernir con sabiduría sobre las soluciones a las necesidades más sentidas de nuestro porvenir y de nuestras familias.
El Cardenal Silva nos dejó un legado espiritual maravilloso resumido en su texto “Mi sueño de Chile”. Queremos compartir un extracto de él:
“Me preguntan por el país que sueño o que deseo. Y debo decir que mi deseo es que en Chile el hombre y la mujer sean respetados. El ser humano es lo más hermoso que Dios ha hecho. El ser humano es ‘imagen y semejanza’ de la belleza y de la bondad de Dios. Quiero que en mi patria desde que un ser humano es concebido en el vientre de una mujer, hasta que llega a la ancianidad sea respetado y valorado. De cualquier condición social, de cualquier pensamiento político, de cualquier credo religioso, todos merecen nuestro respeto.
Quiero un país donde se pueda vivir el amor. ¡Esto es fundamental! Nada sacamos con mejorar los índices económicos o con levantar grandes industrias y edificios, si no crecemos en nuestra capacidad de amar. Los jóvenes no nos perdonarían esa falta. Pido y ruego que se escuche a los jóvenes y se les responda como ellos se merecen. La juventud es nuestra fuerza más hermosa. Ellos tienen el derecho a ser amados. Y tienen la responsabilidad de aprender a amar de un modo limpio y abierto. Pido y ruego que la sociedad entera ponga su atención en los jóvenes, pero de un modo especial, eso se lo pido y ruego a las familias ¡No abandonen a los jóvenes! ¡Escúchenlos, miren sus virtudes antes que sus defectos, muéstrenles con sus testimonios un estilo de vivir entusiasmante!”.
Son diversos los aspectos de la vida social que directa o indirectamente nos afectan. Por lo tanto, se hace urgente que la nueva generación juvenil tenga conciencia crítica y tome decisiones audaces para asumir compromisos en la vida de su país. El país clama por líderes; para ello, es vital la formación de su conciencia social y de una espiritualidad cristiana en la que sean considerados los diversos desafíos que el Papa Francisco enuncia en su documento “La alegría del Evangelio”: No a una economía de la exclusión. No a la nueva idolatría del dinero. No a un dinero que gobierna en lugar de servir. No a la inequidad que genera violencia.
Por ello, pedimos a la Virgen María que no se desentendió de los problemas de su pueblo, a que nos de ánimo y valentía para formarnos en lo que la Iglesia enseña en materia social.
Dos jóvenes colocan a los pies de María algunos textos de la Doctrina social de la Iglesia (Fratelli tutti, Laudato si’, El Compendio de Doctrina social de la Iglesia, el Docat, entre otros). También pueden llevar una foto del Cardenal Raúl Silva Henríquez. Los jóvenes dicen: (también lo pueden llevar en una pancarta).
“NOS COMPROMETEMOS A CONOCER LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA PARA SERVIR A NUESTRO PUEBLO”.
Pidamos a María que nos acompañe en esta inquietud, rezando la oración que nos propone el Papa Francisco al finalizar su documento “Laudato si” (246):
Dios es amor,
muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño
por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.
Ilumina a los dueños del poder y del dinero
para que se guarden del pecado de la indiferencia,
amen el bien común, promuevan a los débiles,
y cuiden este mundo que habitamos.
Los pobres y la tierra están clamando:
Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz,
para proteger toda vida, para preparar un futuro mejor,
para que venga tu Reino de justicia, de paz,
de amor y de hermosura.
Alabado seas.
Amén.