María nos invita en este Mes de María a revisar nuestra Iglesia y el papel que tienen ustedes los jóvenes en ella. Ustedes son críticos, y eso es bueno porque están en medio de la realidad actual, y huelen de lejos lo que tiene olor a “añejo” o que no cuadra con la realidad actual. Ustedes pueden ayudar a las pastorales de sus capillas, colegios, parroquias, Universidad, Movimientos, a ponerse al día, porque quieren ser parte de una Iglesia joven, dinámica, atractiva, con liturgias llenas de contenidos dinámicos y gestos atractivos. Misas que entusiasmen. Una Iglesia que atraiga.
Cantemos a nuestra Madre...
Madre nuestra, Tú que viviste el amor de Dios intensamente y lo mantuviste siempre vivo y fresco en tu corazón y en tu vida, ayúdanos a encontrar los nuevos caminos que debemos construir para hacer de nuestra Iglesia una Comunidad atractiva, alegre, fraterna y significativa para los que participamos en ella y para los que nos miran de lejos no nos encuentren como personas del pasado, sin brillo. Ayúdanos, Madre. Amén.
Jesús vivió casi treinta años con su padre José y su madre María en Nazareth, y todos lo veían como el Hijo del carpintero. Pero llegó el día en que empezó a hacer milagros y signos extraordinarios, como sanar enfermos con solo tocarlos, y perdonar pecados, y hablar cosas muy profundas en forma sencilla y cambiar el modo de pensar de los judíos y su modo de ser religiosos y de adorar a Dios (Lc. 6,27-30; 35):
“Yo les digo a ustedes que me escuchan: amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que os maldicen, rueguen por los que los maltratan. Al que te golpea en una mejilla, preséntale también la otra. Al que te arrebata el manto, entrégale también la túnica. Da al que te pide, y al que te quita lo tuyo, no le reclames… amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cabio. Entonces la recompensa de ustedes será grande… Sean compasivos como el Padre de ustedes es compasivo".
Jesús nos invita también hay a hacer cosas nuevas. El proponía el perdón, el amar a los enemigos…algo muy revolucionario. Y lo es también hoy día. Por eso siguiendo a Jesús, hoy, los jóvenes pueden ayudar a la comunidad eclesial a tener un rostro nuevo, ser diferente y llegar o al menos mostrar cambios.
Dice el documento de la pastoral Juvenil, “Frecuentemos el Futuro”, que las comunidades están proponiendo un una nueva forma de ser Iglesia, también con los jóvenes. Y que algunas cosas concretas deben cambiar. (n. 15). Y a la vez confían en los jóvenes porque ellos llevan en sí las nuevas tendencias de la humanidad, y Dios puede a través de ellos mostrar los desafíos para construir el futuro (n. 18).
Por eso la Iglesia debe asumir elementos nuevos de la actualidad como la comunicación virtual, el diálogo intercultural, abrir las puertas a todos, escuchar, no imponer, tratar de comprender nuevas situaciones del mundo afectivo y sexual. Y repensar su modo de evangelizar, de enseñar la catequesis, la clase de religión, la liturgia, el uso de la Biblia. Y no tener miedo de confiar más en los jóvenes.
¿Cómo ves tu Iglesia hoy? ¿Qué debiera cambiar parea ser más parecida a lo que quería Jesús? ¿Quieres ayudarle a cambiar?
Te invito a rezar estos versos del salmo 33:
Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias.
Amén.