Estamos iniciando la segunda semana de nuestro Mes de María, lo iniciamos con mucha esperanza y con un corazón lleno de gratitud ya que todos sentimos a María como nuestra Madre o como lo decimos cariñosamente, como mamá u otros como mamita. Somos un pueblo mariano, podrán quitarnos muchas cosas, pero nuestro ser mariano nunca; Ella pertenece a nuestro ADN nacional; Ella está presente en nuestra realidad, en nuestra historia. Somos un pueblo mariano y esto es una certeza.
Si miramos nuestro país desde el norte hasta el sur, pasando por el centro, nos daremos cuenta que no estamos solos. María toma nombre como nuestra señora de Ayquina, de Andacollo, de Lo Vásquez, del Cerro Santa Lucia, de Lourdes, la Auxiliadora.
Les invitamos a repetir con entusiasmo la siguiente frase: NUESTRO CORAZÓN ES UN CORAZÓN MARIANO.
Oremos juntos con la oración inicial de nuestro mes de María.
María nos invita a abrir nuestros corazones para acoger la Palabra de su Hijo Jesús (Jn19, 25-27):
“Junto a la cruz de Jesús estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre y a su lado al discípulo a quien amaba, dejo a su madre: ¡Mujer, ahí tienes a tu hijo! Luego dijo al discípulo: ¡Ahí tienes a tu madre! Y desde aquella hora el discípulo la recibió como suya”.
Palabra de Dios
El texto del Evangelio que hemos escuchado vemos -a María madre de Jesús y madre nuestra- a Ella que acompaña a todos y no solamente a algunos, sino que a todos y de manera especial a sus hijos e hijas que están pasando por momentos de dificultad corporal y espiritual, que tienen dolores y heridas no sanadas. Esta realidad hoy la viven muchos jóvenes que necesitan escuchar esa hermosa frase evangélica: ¡Ahí tienes a tu Hijo! Por eso que muchos llevan una imagen de la María Santísima, la llevan a su propia casa que es su corazón, la vemos en los lugares de trabajo, en los hospitales, en algunas oficinas públicas. Ella –la Virgen acepta- ir a donde estamos cada uno y te acompaña, no te abandona.
Te invito a que en un momento de silencio pienses ¿Qué lugar ocupa la Virgen en tu corazón?
Recemos juntos la oración final de nuestro mes