La pedagogía definitivamente es una de las bases fundamentales de nuestra sociedad.
La educación es el procedimiento teórico y práctico, más bien, el camino por el cual una persona adquiere hábitos, métodos, creencias, habilidades y principios éticos en relación a unos conocimientos determinados. Estos saberes son transferidos y asimilados de generación en generación, a lo largo de la historia humana. Un buen maestro o profesor es la base de una educación exitosa y para que esto sea así es preciso tener una serie de habilidades personales y profesionales. Enseñar no es solo transferir conocimientos, es mucho más que eso. Se trata de saber crear las condiciones necesarias para que los alumnos aprendan a pensar y a construir su propio criterio sobre mundo que les rodea.
Un educador necesita no solo un amplio conocimiento de la materia que imparte y un plan de estudio; necesita ser entusiasta, cariñoso y empático pero también firme y respetuoso, flexible, responsable y comunicativo.
Un educador no solo enseña materias o cumple estándares, sino que forma seres humanos para la vida. Les da las herramientas para que sean productivos en la sociedad y la confianza en sí mismos para sean felices en su interior. Es quien cultiva el fruto del mañana. Un educador transforma el mundo.
Entiendo que como educador debo demostrar las siguientes cualidades y/o características:
1. Empatía para ponerme en el lugar del alumno y entender sus dificultades o inquietudes; entenderle y ayudarle a superar los obstáculos que le frenan o para ponerle los retos necesarios que le permitan ir más lejos.
2. Paciencia para tratar con aquellos alumnos más difíciles, los más lentos o también con los que acaban demasiado rápido.
3. Pasión y entrega por mi trabajo. El buen educador se preocupa por transmitir y contagiar el afán de superación que supone aprender sin importarle el número de alumnos por clase ni las diferencias cognitivas, culturales, sociales o económicas que existan entre ellos. Es un trabajo de vocación. Uno nace con ese don.
4. Como educador debo tener entusiasmo por lo que hago, capaz de motivar a los alumnos y contagiarles las ganas de aprender y saber. Un entusiasmo capaz de llegar al alumno y hacerle despertar la curiosidad ante lo que le rodea.
5. Debo ser creativo tanto en el modo de atraer la atención de los alumnos como en la forma de exponer sus conocimientos creando lecciones únicas, cautivantes y dinámicas.
6. Ser flexible: Ante una situación especial o problema debo ser capaz de cambiar y encontrar el camino para que todos los alumnos comprendan el concepto que estoy explicando. Debo estar apto para cambiar el rumbo y adaptarme a las necesidades del grupo.
7. Coherencia en las decisiones y en las normas. Debo ejercer la autoridad sin caer el autoritarismo lo que me restaría credibilidad y alejaría a mis alumnos. Solo es saber llevar las reglas del juego y hacerlas cumplir.
8. Humildad. Un buen maestro por más que se esfuerce puede no ser infalible, como cualquier persona puede cometer errores. Ser capaz de reconocerlos, admitirlos y pedir disculpas es una cualidad que siempre jugará a favor nuestro, aumentando la confianza de los niños, ya que nos verán como lo que somos, un ser humano.
9. Respeto hacia mis compañeros de trabajo y obviamente hacia los alumnos y sus respectivos padres. Los educadores somos un modelo a seguir para cada uno de los alumnos, que constantemente nos observan cómo actuamos, cómo hablamos, cómo nos movemos, respondemos y hasta cómo nos vestimos.
10. Para mi la responsabilidad es sumamente importante ya se que trabaja con un material muy sensible: los niños y precisamente la formación de nuestros alumnos es el trabajo más importante que tenemos que ejercer. Por eso un educador responsable llega puntual, se prepara bien para las clases, es atento, disciplinado y busca siempre lo mejor para todos ellos.