En adición, fuimos creando una pista de carros en el área del comedor. La pista estaba repleta de colores, señales de tránsito, formas geométricas y palabras para que los niños y las madres adolescentes pudieran aplicar los conceptos básicos que se enseñaban en otras clases como; español, historia, matemáticas y ciencias. Además, esta actividad buscaba integrar conceptos de tránsito ya que muchas de ellas comenzaban a aprender cómo guiar. Para llegar a la meta había que seguir las instrucciones de tránsito, pasar los obstáculos de la pista y contestar correctamente las preguntas y encrucijadas que establecí como parte del juego. Todo servía como metáfora para desarrollar motivación, seguridad, buena autoestima y una actitud de perseverancia ante la vida.