Madres adolescentes son transformadas a través del teatro
Esta evidencia consta de varias fotos y una explicación narrativa de la actividad lograda, con el fin de demostrar que tengo la capacidad de realizar actividades donde atiendo diferentes necesidades, intereses y talentos del alumnado. Además, es una evidencia que demuestra el desarrollo y aprendizaje de todos los participantes. La misma fue llevada a cabo en un centro educativo llamado Proyecto Nacer.
La misión de Proyecto Nacer Inc. es servir a la niñez y a los adolescentes puertorriqueños dentro de su núcleo familiar, ofreciendo herramientas de convivencia familiar para que puedan tener un desarrollo íntegro y buscar alternativas a los problemas sociales en un ambiente cristiano de amor y comprensión. En el 2007 y 2008, fui contratado por este proyecto para ofrecer clases de teatro a mujeres adolescentes embarazadas con escasos recursos económicos y provenientes de desertores escolares. Entonces quise hacer una actividad especial, donde las madres compartieran con sus hijos dedicandoles tiempo de calidad y sobre todo, mucho amor. Le llamé a la actividad: “A jugar”.
Di vueltas a mi cerebro para ingeniarme unos juegos que fueran divertidos, dinámicos e interesantes y que a su vez, tuviesen un gran contenido educativo. Entonces me inventé una carrera de carritos donde no solo las madres adolescentes participaran sino que también se unieran sus niñas/os. Era una actividad inclusiva donde participaba toda la familia en conjunto con las maestras/os y empleadas/os del centro.
La actividad consistía en que cada madre debía crear un carrito para su hijo/a utilizando solo materiales reciclables. Este carrito debía tener un tema específico o un concepto que proviniera del niño y que se viera reflejado también en el vestuario y el maquillaje que ambos utilizasen. Así que todas y todos dieron rienda suelta a su imaginación y su creatividad, aplicando conceptos aprendidos en mi clase de teatro y artes plásticas. Cada madre fue recopilando pedazos de cartón, papel y plástico para confeccionar sus carritos y fueron identificando sus talentos escondidos. Había un gran interés de ver cómo cada semana que pasaba el proceso iba avanzando. Comenzaron a florecer otras inteligencias y destrezas.
En adición, fuimos creando una pista de carros en el área del comedor. La pista estaba repleta de colores, señales de tránsito, formas geométricas y palabras para que los niños y las madres adolescentes pudieran aplicar los conceptos básicos que se enseñaban en otras clases como; español, historia, matemáticas y ciencias. Además, esta actividad buscaba integrar conceptos de tránsito ya que muchas de ellas comenzaban a aprender cómo guiar. Para llegar a la meta había que seguir las instrucciones de tránsito, pasar los obstáculos de la pista y contestar correctamente las preguntas y encrucijadas que establecí como parte del juego. Todo servía como metáfora para desarrollar motivación, seguridad, buena autoestima y una actitud de perseverancia ante la vida.
Este servidor, se vistió de zanquero y animador para conducir la actividad y llevar el ritmo del juego. Al finalizar, hicimos una gran fiesta de compartir y celebrar los logros obtenidos. También hicimos una reflexión sobre lo aprendido en la actividad y se premió a las parejas ganadoras. Me llenó de mucha satisfacción porque no solamente les enseñaba teatro, colores, formas, señales de tránsito, palabras o números, sino que también logré que estas madres adolescentes se olvidaran de sus problemas personales, sus tristezas y frustraciones para transformar todos los pensamientos negativos en total alegría y entusiasmo. Muchas al principio dijeron "No Puedo" o "No sé" y luego terminaron convencidas que las cosas no son fáciles en la vida pero si uno es persistente y lucha por lo que uno quiere, se puede lograr. Sobre todo, aprendieron la importancia de educarse ya que muchas de las que alcanzaron la meta con mayor rapidez, fueron aquellas que habían estudiado y seguido las reglas del juego. Mejor aún, pudieron reflexionar acerca del tiempo que dedican a sus hijos. Se dieron cuenta de la importancia de ese tiempo de calidad con sus hijos y de tratarlos con amor, paciencia y respeto. Misión cumplida.