Siempre supe desde mi infancia que era un niño especial. Me refiero a que siempre, desde muy pequeño, identifiqué unos talentos escondidos en mí y sabía que eran dones y tal vez tenían un propósito muy importante, una misión. Luego fui entendiendo que eran para transformar otros seres humanos y para hacer un mundo más agradable. Pero durante mucho tiempo me hice muchas preguntas y reflexiones. Ocurría que mientras mis amigos jugaban en la cancha, yo permanecía inmerso entre papeles y lápices, dibujando lo que observaba en las personas, la arquitectura de los edificios y las formas de animales que imaginaba en las nubes. Me concentraba en los detalles de las cosas. A veces me quedaba horas pegado a una bocina escuchando los sonidos de la música tratando de definir su procedencia. Si mis padres me castigaban por tres horas, encerrado en una habitación junto a mi hermana, yo podía estar feliz casi todo el día con ella, sin acordarme que era un castigo, porque transformaba esas experiencias negativas en una diversión, más bien en un espectáculo. Y es que las sábanas las acomodaba como un telón de teatro, los peluches de ella eran mis títeres y marionetas, la bombilla del escritorio eran mis mejores focos y mi radio era la banda sonora para crear todo un espectáculo donde dramatizaba cuentos e inventaba historias para entretener y educar a mi hermana, y así, inconscientemente, auto descubrirme.
Recuerdo que organizaba unos espectáculos en mi vecindario. Convocaba varios vecinos para que juntos montáramos bailes de imitación de artistas famosos en la época de los 80 y 90 como Michael Jackson, Cindy Lauper, Madonna, Gloria Trevi, Vico C y Chayanne. Tanta era mi fascinación por las artes que comencé a crear efectos especiales de viento con los abanicos, pintaba escenografía con madera que encontraba en la basura, el portón eléctrico de la marquesina se convirtió en mi telón electrónico que subía y bajaba para comenzar o terminar el “show” y en secreto, cogía la ropa de mis padres para convertirlos en vestuarios, cosa que constantemente me traía mucho problema. Una vez, necesitaba una peluca para imitar a Carlos Vives y mis padres no querían comprármela. Yo tampoco decía cuál era el propósito pues quería que todo fuera sorpresa. Tanto estuve, que, para cumplir mi antojo, le quité toda la cinta a un casete de música que me costó tremenda discusión con mis padres. Pero con esa cinta pude hacer mi dichosa peluca de pelo riso. Afortunadamente no me castigaron porque todo el mundo disfrutó y aplaudió aquella noche de imitadores. Tanto así que se volvió una costumbre en mi urbanización, aumentó el público y comencé a cobrar 50 centavos para comprarme otras pasiones, “limbers”, dulces y juguetes.
Pasó el tiempo y ya no quería ser astronauta porque, sin saberlo, poco a poco me estaba convirtiendo en un artista. Pero esto no solo me hacía especial o diferente a los demás, sino que también tenía unos padres muy estrictos y con unos conocimientos que me inculcaron desde muy pequeño. Mi madre me ensenaba mucho en nuestro hogar y por eso, cuando iba a la escuela, siempre estaba muy adelantado a los demás. Las maestras me recomendaron cambiarme para otra escuela porque estaba muy avanzado para mi edad. Y es que mi madre era educadora y trabajadora social, ahí estaba la clave de todo. Por lo tanto, ella me formulaba ejercicios, me evaluaba con exámenes, me hacía leer, escribir, tener pensamiento crítico, organizarme y me desarrollaba un gran sentido de cortesía, sensibilidad, humanismo y valores. Mientras mi padre, que era negociante, empresario, trompetista y fotógrafo, me inculcaba destrezas de como lidiar con la sociedad. Me educaba sobre las finanzas, la objetividad, la maña y la caballerosidad. Ambos estaban sacando de mi lo mejor de mi lado artístico, educador y empresario. Que hoy en día, son mis pasiones, vocaciones, fortalezas y satisfacciones de vida.
Estudié en la Academia San José y en el Colegio San Ignacio de Loyola, ambas en Guaynabo, Puerto Rico, destacándome en las clases de español avanzado y en los clubes de teatro, artes plásticas y oratoria, rodeado e influenciado de excelentes maestros. Ya en mi adolescencia comencé a tomar unos cursos de pre-arquitectura, pensando que sería lo que estudiaría en un futuro al graduarme de escuela superior. Pero por curiosidad, audicioné para el musical “West Side Story” que sería organizado por varias escuelas, donde por primera vez pasé unas complicadas audiciones pues había que actuar en inglés, bailar y cantar. Además, era un gran reto porque casi todos los que audicionaban eran chicos que dominaban perfectamente el inglés y eran altos mientras yo mido 5’2 y no dominaba el inglés, así que había mucha competencia y yo estaba en las de perder, pero mi fuerza de voluntad era más grande que yo. Sin embargo, me escogieron para aquel papel de Bernardo, uno de los protagonistas del musical. Experiencia que luego se convirtió en tristeza porque estuve enfermo con varicelas y no pude hacer la obra. Pero esto me dejó saber que la arquitectura ni las ciencias aeronáuticas eran para mí. Ese suceso hizo que quisiera matricularme en unas clases de actuación que ofrecían en Imperial Music Studio en Condado durante un horario nocturno. Decían que la maestra era una de las mejores actrices de Puerto Rico así que yo quería pasar por esa experiencia y mis padres me apoyaron totalmente, aunque temían que me enamorara de una profesión que no me dejara dinero. Y así fue, la Sra. Gladys Rodríguez me despertó el amor y sobre todo, el respeto al teatro.
Me escogieron en unas audiciones para la película Doña Ana para interpretar el hijo mayor de la protagonista, la actriz Lydia Echevarría. (en las fotos)
Ya estaba claro que me dedicaría toda mi vida a las artes escénicas así que, al graduarme de escuela superior y antes de entrar a universidad, audicioné para una obra que iban hacer en la playa del Escambron. Se llamaba “Marea Alta Marea Baja” con el grupo Agua, Sol y Sereno dirigidos por Pedro Adorno en el barrio San José de San Juan. A mí me parecía muy interesante que iban hacer un tipo de teatro que yo no había visto, ya que con Gladys Rodríguez había conocido un teatro más clásico y con otra estructura. Ese espectáculo era al aire libre, el escenario era el mar, las tarimas eran los corales y las piedras, las gradas eran la arena y las luces eran el sol y la luna. Buscaban jóvenes teatreros para primero tomar talleres de máscaras, zancos, capoeira, yoga y actuación para luego hacer un estudio de investigación sobre la cultura caribeña que nos inspiraría para ir creando el libreto. Me escogieron y así estuvimos un año completo, levantándonos a las 6:00 am para hacer yoga al amanecer y comenzar nuestros talleres intensivos en la playa. Luego me iba a trabajar a una tienda de ropa y a tomar mis cursos universitarios para luego encontrarme por la noche, nuevamente con el grupo de teatro, para construir máscaras y cabezudos. Estas dos últimas experiencias cambiaron mi vida por completo y me despertaron el interés por aprender y enseñar este arte a otros jóvenes. Así que comencé a trabajar en varios campamentos de verano como maestro de teatro. Y a la misma vez comencé un Bachillerato en Educación de Teatro en el 2002 en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
José Félix Gómez
Awilda Carbia
Gladys Rodríguez
Dean Zayas
Pertenecí al Teatro Universitario, Teatro Lírico, Coro de la UPR y al Teatro Rodante, de la mano de grandes artistas como José Félix Gómez, Dean Zayas, Carola García, Checo Cuevas, Julia Thompson y Victoria Espinosa. Formé un grupo de teatro callejero llamado Teatro Pugilato, con actores, pintores, músicos y escritores que fui conociendo en la misma universidad y presentabamos “performances” de teatro en la calle, usualmente con temática de critica social y política. Fui solidificando mi carrera al formar parte del Taller Dramático de WIPR 940 AM Radio, como coordinador de producción, trabajando de mano a mano con otras generaciones de artistas que siempre admiré como; Awilda Carbia, Shorty Castro, Miguel Ángel Álvarez, Alejandro Primero, Luz Odilia Font y Raquel Montero. Al mismo tiempo el alcalde de Bayamón, Hon. Ramón Luis Rivera hijo, me contrató como maestro de teatro para la Escuela de Bellas Artes de Bayamón, donde actualmente continúo desde el 2006. Experiencia que me ha hecho crecer enormemente como educador.
Más tarde, en el 2010, junto al productor Raymond Gerena, fundamos la compañía de teatro En Cartelera Inc. Producimos múltiples obras como Entendidos, Así Son las Mujeres (nominada para los Premios Alejandro Tapia y Rivera como Mejor Producción 2010), Me La Hice, El Zoológico De Cristal, Mi Suegra Está Del Cará, Como Evitar Enamorarse De Los Pendejos y Un Amante Bien Calientito. Trabajando con artistas como Cordelia González, Marian Pabón, Cristina Soler, Yamaris Latorre, Albert Rodríguez, Jorge Castro, Junior Álvarez, Gerardo Ortiz, Rene Monclova, Dean Zayas, Marilyn Pupo e Iris Chacón, entre otros. Durante este proceso me volví una esponja para absorber lo mejor de los experimentados. Al mismo tiempo seguía actuado en obras como Divinas Palabras, La Villana de Vallecas, Al Garete, El Tren De Los Oficios, Cuando Yo Era Grande, Blancanieves, Gente Amontonada, Juan Bobo Y Su Gran Libro, Las Aventuras De Lola, “Cyberbullying”, La Idea, El Tunel, Gatagarata, Buscando Los Colores Del Arcoíris, Chip, entre otras. Y tuve el honor de protagonizar las obras Dentro Del Sueño y Luna Azul, ambas con accesibilidad para la comunidad sorda y ciega. He dirigido otras obras como María, Esperando a Godot, Títeres de Cachiporra, Los Cuentos de Juan Bobo, Los Cocorocos y La Asamblea De Las Mujeres trabajado estilos de teatro como el griego, el absurdo, teatro negro, sombras chinescas y el costumbrismo.
He trabajado como asistente experimentados directores como Albert Rodríguez, Alejandro Primero, Gil René y Dean Zayas, entre otros. Una de las mejores experiencias como asistente y regidor de escenario fue en el musical “Hairspray” la cual tuve que trabajar con un elenco enorme y una producción muy ambiciosa. Trabajé como actor en el video musical Vamos a portarnos mal de Calle 13, Pelao de los Chinchillos del Caribe, en la película Doña Ana junto a Lydia Echevarría, en el cortometraje “Cyberbullying”, en el programa de televisión Demasiada Tita con Tita Guerrero y en la película Vico C La Vida Del Filósofo, como hermano del rapero. He ganado premios como Mejor Utilero para el Festival de Teatro del Tercer Amor 2007 por la obra Ella Es Mi Marido.
Luego en el 2014 desarrollé una página de internet para maestros llamada Teatro Escolar Puerto Rico. Esta plataforma le permite al maestro escoger obras de teatro para organizar excursiones con sus estudiantes o llevar espectáculos educativos a su escuela. Esta iniciativa me permite fusionar las áreas que siempre desarrollé desde mi infancia; la educación, el teatro y la producción. También me permite ser un enlace de ventas entre compañías de teatro y las escuelas del país. (www.teatroescolarpr.com)
Recientemente estuve produciendo la obra cubana Si Vas A Comer Espera Por Virgilio. Actualmente continúo mi profesión como actor, productor, regidor, utilero, educador y artista plástico y también continúo mis estudios en la universidad, deseando terminar el bachillerato que mantuve en pausa para luego completar una maestría y expandir mis proyectos internacionalmente. Sin embargo, mientras tanto, me he mantenido estudiando de otras formas. Me certifiqué en talleres de Máscaras de Cuero, Máscaras Expresivas y Larvarias con la escuela de argentina, Cabuyia, Inc., a través de una beca que me otorgó el Instituto de Cultura Puertorriqueña. También me certifiqué como DJ y Productor Musical con Noise Academy en Bayamón, luego de tener casi ocho años de experiencia como DJ.
Uno de mis mayores proyectos de mi carrera y que más satisfacción personal me ofrece es el campamento Jóvenes Sobre Las Tablas, el cual produzco desde hace diez años junto a mi socio, Raymond Gerena, en el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré en Santurce. Este campamento es de un mes completo y ofrece a los jóvenes de 7 a 18 años de edad una experiencia completa en las artes dramáticas. Toman talleres de cine, actuación, circo, máscaras, maquillaje, zancos, locución, pantomima, improvisación, títeres, marionetas, teatro callejero, teatro negro, baile, teatro musical y también toman talleres de autoestima, motivación, cómo audicionar correctamente y al final, ellos crean una comparsa en la Avenida Juan Ponce de León, un cortometraje y una obra de teatro, todo esto con los mejores profesionales del país y utilizando un ambiente real dentro de varias salas de teatro. Creo que este es uno de mis más grandes legados a los jóvenes de mi país.
Me propongo en un futuro no tan lejano, ser profesor de teatro en una universidad, crecer mi compañía y expandir mis proyectos internacionalmente. También deseo trabajar fuera de Puerto Rico en el área de cine, teatro, artes plásticas, música y en la educación. Me encantaría construir una escuela de artes y algún café teatro, producir un programa de televisión, manejar asuntos de cultura y crear proyectos que contribuyan a la transformación y desarrollo económico y cultural de mi país. Como expliqué al principio, estoy convencido que nací para ser especial. Creo que existo para hacer cosas grandes y especiales que dejan huellas positivas al mundo y que sirvan de inspiración para otros. He comprendido a través de estas experiencias y del tiempo, que es una responsabilidad utilizar los dones que el Universo nos ha regalado. Sino para mí la vida no tiene sentido. Por lo tanto, pienso que todavía tengo mucho que hacer, descubrir, mejorar y aprender.
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