Crónica de la Transvulcania, por Manolo Heredia.

Post date: May 19, 2012 8:42:30 PM

Llego a La Palma el viernes por la tarde. La espera del vuelo, que ha salido con retraso, no me ha gustado. El asiento en el avión me ha resultado incómodo. La entrega del coche de alquiler ha sido lenta. El hotel está lejísimos y cuando llegamos la habitación está llena de mosquitos y tenemos que empezar, chola en mano, a desinsectar la zona para poder dormir un poco.

Paro un momento y pienso que estoy nervioso. Lo cierto es que llevo algunos días así. En general, no suelo ponerme nervioso, pero esta ocasión es diferente. Es algo muy deseado el participar en esta prueba. Algo para lo que he realizado una preparación meticulosa y que es para mí un reto en mayúsculas, así que el hecho de haber tenido algunos problemas físicos en las últimas semanas me carga un poco de inseguridad y me hace estar algo inquieto. Quiero que pase rápido esta noche y verme ya en la línea de salida. Allí es donde se van a aclarar todas mis dudas, ¿seré o no seré capaz de correr 84Km con duros desniveles y terrenos de todo tipo?

Suena el despertador a las 4:00 am, me visto y bajamos a desayunar. En el salón compartimos desayuno con las grandes estrellas mundiales de esta disciplina. Están todos y son gente absolutamente normal. Esta es una diferencia frente a algún otro deporte que creo le da aún más atractivo y encanto.

Desayuno normal, no tengo demasiado apetito. Llevo geles, berritas y frutos secos en la mochila suficientes para vivir una semana. Además, Silvia me esperará en el Refugio del Pilar y me llevará otra mochila que tenemos preparada con más cosas por si hiciera falta algo a mitad de carrera.

La logística es perfecta. Ahora sólo falta probar cómo van las piernas.

La salida de la carrera larga es a las 6:00h. Llegamos al Faro a las 5:30h y el ambientazo es espectacular. Cantidad de gente entre corredores y acompañantes. Empiezo a ver corredores que tienen la misma mochila que yo, otros que tienen la misma camiseta que yo, otros los mismos zapatos. Sin duda, soy un corredor del montón, pero la perspectiva de afrontar este reto me hace feliz.

Paso el control de chip y me sitúo en la salida. Faltan 15 minutos. No dejo de mirar el reloj. Silvia está conmigo. Es la única acompañante en toda la línea de salida y su presencia me tranquiliza un poco porque no para de darme ánimos. Suena Highway to Hell de AC/DC, es una de mis canciones favoritas y me pone a tope de energía. Estoy preparado para salir. Suena el campanazo de salida y a correr.

La salida es desde la playa junto al faro. Hay que subir hasta el faro, darle la vuelta y embocar la entrada al GR que está justo aquí. El GR es estrecho por lo que se forma algo de cola. Comienzo la subida y voy ajustando el ritmo. Mi planteamiento de carrera está basado en dos premisas, mantenerme siempre en movimiento, andando o corriendo, pero estar parado el tiempo mínimo, y mantener una velocidad ni demasiado lenta subiendo ni demasiado rápida bajando, es decir, lo más uniforme posible a lo largo de toda la jornada, intentando reservar energía que seguro que voy a necesitar al final. A estas dos premisas les sumo el esquema de carrera que me he trazado. Me he dividido el recorrido en tres tramos, intentando que fijarme metas parciales me ayude a mantenerme también fresco mentalmente. La primera parte es hasta el Pilar, la segunda hasta el Roque y la tercera la meta. Para cada una de ellas me doy un tiempo de paso de 4h, así que en total debo emplear 12h aproximadamente. Creo también que la clave de la carrera está en el segundo tramo, así que intento llegar hasta el Pilar fresco, sin mucho cansancio, para tener de aliento para llegar hasta el Roque. Este es el tramo más largo y el más duro porque al desnivel y el terreno hay que sumar que pasaremos unos 20 Km a más de 2.000m de altitud. Si consigo llegar allí, me digo a mí mismo que el objetivo estará casi logrado.

Voy subiendo a ritmo cómodo, adelantando a gente todo el tiempo. La vista de esta serpiente roja de las luces de posición avanzando por la penumbra es preciosa y me motiva a seguir. Llegamos a una zona de subida cómoda y comienzo a correr. Troto sin forzar pero a buen ritmo. Hago así unos 4Km y llegamos al pie de Los Canarios. La subida se vuelve más brusca y de nuevo ando. El pueblo se ve cerca y como el día empieza a despuntar se aprecia claramente la cantidad de gente que se ha despertado pronto para vernos pasar. Al pasar por el pueblo los ánimos de todas estas personas me hacen que comience a correr más rápido. La subida es dura pero no puedo parar. La emoción es enorme. Escucho “¡ánimo Guachinche!” creo que es Wen la novia de Tervi, pero apenas me da tiempo de verla. La gente nos hace un pasillo de un metro de ancho como mucho, al estilo del Tour Francia en las etapas de montaña. Es fabuloso. Veo a Silvia, me acerco a saludarla pero no puedo parar. Me siento encendido por la emoción. Paso el pueblo y comienza un tramo duro. Aquí me doy cuenta de que he forzado un poco y freno. Es media subida hasta Las Deseadas y me encuentro bien, sin dolores y con buen tono físico. Llegamos al bosque y comienzo a correr de nuevo. No falta demasiado hasta la cumbre. Esta llega pronto. De aquí hasta el Pilar corro fácil y llego en menos de 3h 50min. Buen tiempo y mejores sensaciones. Encuentro a Silvia. Dejo el frontal y algo de peso y sigo casi sin detenerme. La primera etapa está cumplida.

Hago corriendo todo el tramo hasta el comienzo de la subida al Reventón o subida a Cumbre Vieja.

La subida no es demasiado dura pero son 7Km y estamos ya en el 34. En 2009 pasé aquí un momento malísimo, me acuerdo de ello y trato de ir a ritmo fácil, pero me tomo un gel que está en mal estado y el estómago está a punto de salírseme por la boca. Otra vez el Reventón me pone al límite. Tomo aire me tranquilizo y veo que se me va pasando. He perdido algo de tiempo pero estoy en carrera. Llego hasta el refugio de los Roques entre corriendo y andando porque es una zona cómoda y afronto ya la parte más difícil de la carrera. Toda la vuelta alrededor de la Caldera por su arista superior. El terreno se vuelve muy pedregoso y desaparece la vegetación por la altitud, así que el sol y el viento golpean fuerte. Aquí el paisaje es espectacular y mitiga un poco el castigo que ya llevamos en las piernas. El astrofísico se ve cerca pero el sendero serpentea y parece que no llega nunca. Avituallamiento del Pico de la Cruz. Falta sólo 6Km hasta el Roque. En circunstancias normales no me debería llevar más de media hora pero el sendero es malo. Mucha presencia de piedra, subidas duras y bajadas peligrosas por el borde de acantilados. No soy demasiado bueno en terrenos muy técnicos pues voy con miedo a pisar mal y caerme o sufrir algún percance así que voy tranquilo, asegurando cada paso. La subida final hasta el Roque es muy dura y me hace pensar que ya está bien de subir por hoy. Quiero comenzar la bajada y dejarme llevar hasta meta. Llego al Roque a las 14:20h, es decir, sólo 20 min más tarde de lo que tenía previsto. Voy perfecto, según el plan, y me veo con fuerzas suficientes para los últimos 30Km. La segunda etapa está cumplida y mi confianza en terminar la prueba se dispara.

Empiezo a bajar corriendo. Al principio voy despacio porque he comido algo y quiero darle a mi cuerpo la posibilidad de asimilarlo bien. Durante 5 ó 6 Km la bajada es muy fácil. Una pista ancha, sin apenas piedras, con un desnivel no muy pronunciado permite ir avanzando recuperando fuerzas. Aprovecho para disfrutar del paisaje. Pocas veces he podido ver algo más bonito. La vista del enorme cráter que es la Caldera y el contraste del negro de la roca y el verde de la espesísima cobertura vegetal es bellísima. Sin embargo, aquí empieza la verdadera bajada. El desnivel se vuelve muy brusco y el terreno cambia radicalmente. Aparecen piedras sueltas y mucha tierra lo que me hace extremar las precauciones. Incluso así, tengo un par de sustos. Me adelanta gente que baja mejor que yo por estos terrenos, pero mi lucha no es por el tiempo o por la clasificación, mi objetivo es terminar con una sonrisa para poder guardar un recuerdo imborrable de esta experiencia. Pasan los kilómetros con un calor sofocante porque voy entre árboles y no corre nada de aire. Veo un cartel que indica 2,5Km a la torreta del Time. Estoy ya muy cerca. Este tramo se puede correr fácil porque vamos por una pista cómoda, así que llego en nada. En este avituallamiento tomo coca cola, que me sienta fenomenal, y empiezo a ver las primeras víctimas del día. Gente desmayada, algunos deshidratados con goteros puestos, otros con los pies destrozados. El espectáculo es dantesco, lo cual me hace darme cuenta de la extrema dureza de esta prueba. Sigo y comienza un tramo de 4Km durísimos de inclinación y con un terreno de piedras enormemente incómodo. Cada pisada debe ser elegida con precisión. Voy despacio. Aquí contacto con César, un chico de la Palma que va más o menos a mi ritmo y con el que me he cruzado durante todo el día. También con Toño, que viene desde Oviedo sólo para participar en esta carrera. Los tres hacemos juntos el resto de bajada hasta Tazacorte. La bajada hasta el puerto de Tazacorte el por el sendero del Bastón que zigzaguea por el acantilado que delimita el puerto. La vista de la playa es magnífica. César nos explica por el camino que antiguamente todas las grutas que están excavadas en la roca estaban habitadas por aquéllos que no podían permitirse otra vivienda. Incluso hay una cárcel. Pasamos por delante. Bajamos rápido, adelantando a gente. Me encuentro genial. Algo de dolor por el cansancio pero con fuerzas. Dejamos atrás la bajada y hacemos corriendo el tramo hasta el avituallamiento. Allí está Silvia, le doy un abrazo al verla. Estoy realmente muy emocionado. El reto está casi conseguido. Hago una parada un poco más larga en este avituallamiento, pero ya me da igual. Estoy casi en meta y quiero disfrutar de este momento para grabarlo bien en mi memoria. Tomo algo de líquido. Yanira me echa un poco de agua en el cuello y sigo. César ha salido hace un momento. Toño me ha esperado, así que nos vamos los dos. Puedo correr pero Toño va con problemas en los pies y aunque me dice que tire prefiero ir conversando. He pasado todo el día concentrado, sin cruzar palabra con nadie y ahora me apetece charlar y compartir estos últimos instantes. La subida hasta los Llanos es dura pero el olor de la meta me lleva en volandas. Creo que la hacemos en 15 minutos o menos. Estamos en el pueblo. Aquí ya no puedo resistir más y empiezo a correr. La gente está en los balcones aplaudiendo. A pie de acera nos dan las gracias por correr, nos dan palmadas en la espalda, los niños nos chocan las manos. Esta gente está volcada con la prueba. Son sólo 2 ó 3 Km hasta meta y voy flotando. Entro en la recta de meta y está a tope de gente. La ovación es enorme. Veo el crono al fondo 12h13', practicamente clavo el tiempo planeado. Me resulta increíble. Creo que es la carrera más redonda de mi vida. Cruzo la línea de llegada. He llegado y le he hecho con buen tiempo y en un estado físico más que aceptable. Estoy enormemente satisfecho y en un estado de felicidad que me durará más de una semana.

Me encuentro con Silvia y nos marchamos rápido. No sé bien por qué pero instintivamente quiero disfrutar de este momento en la intimidad. Nos paramos un momento y mientras me quito la ropa y me cambio, al verla a ella tan contenta como yo, un par de lágrimas me aparecen en los ojos. Este es sin lugar a dudas un deporte maravilloso.