Xavier Conesa - Carme Serrat. Psicòlegs
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PSICOLEG LA GARRIGA
EL PLAN DE SEGUIMIENTO. Desde esta perspectiva nos hemos impuesto en toda intervención clínica planificar una serie de sesiones de tratamiento con el ánimo de evaluar las últimas fases del tratamiento, aquellas que realmente demuestran su éxito: control de recaídas, del afrontamiento de los problema y dificultades de transferencia y generalización. Se trata de planificar y registrar lo que realmente se hace en sesión porque generalmente no se hace nada sino constatar que el caso no sólo no presenta los síntomas (conductas indeseadas) sino que ni sufre ni se siente incapaz de afrontar los problemas de su propia vida. El registro contribuye al control experimental del tratamiento. La segunda gran tarea de un plan de tratamiento es inducir autocontrol. Comportarse con autocontrol es conducirse a las metas que uno mismo se plantea, modificando el nivel de logro pretendido o los procedimientos para alcanzarlas. Se trata de enseñar y practicar autocontrol como una herramienta general que facilita el ajuste al cambiante mundo en el que vivimos y previene los futuros problemas. 6.1. Cronograma de las sesiones, control de recaídas y refuerzo del afrontamiento y generalización. El número de sesiones de seguimiento suele ser muy variado pero se recomienda que no sean menos de 4 sesiones, progresivamente espaciadas, de manera que el tiempo total de seguimiento oscile entre 2 y 3 meses. Es importante fijar al comienzo del seguimiento, el tipo de registros y pruebas que se pretende hacer para constatar el éxito del tratamiento después de que éste, como tal, ha terminado. Las dos tareas imprescindibles en esta fase son controlar las posibles recaídas y observar como las afronta y resuelve el cliente. La labor del terapeuta no es sino reforzar el afrontamiento del problema y favorecer la exposición a situaciones nuevas, similares a las entrenadas en sesión, en las el cliente compruebe sus Protocolos de intervención clínica en psicología. Master de Salud de la UAM. Protocolo general de intervención. J.Santacreu 24 actuales habilidades, aprendidas en las sesiones de tratamiento, para que finalmente desaparezcan sus sentimientos de incapacidad. 7. COMENTARIOS FINALES A LA CONSTRUCCIÓN DE PROTOCOLOS DE INTERVENCIÓN DE LOS PSICÓLOGOS CLÍNICOS Y DE LA SALUD. Como se señalaba al comienzo de este documento el objetivo del mismo es exponer una síntesis de lo que se entiende por una aproximación al tratamiento psicológico y al proceso de intervención que se propone desde la perspectiva cognitivo conductual. Somos conscientes de que son posibles otras síntesis más completas abarcando mas posiciones en el amplio campo de la intervención psicológica. Pero nuestro ánimo no ha sido otro que ofrecer unas pinceladas de lo que constituye el tratamiento psicológico que permita delimitar el tipo de protocolos que ofrecemos desde el Máster de Psicología de la Salud de la UAM. En la bibliografía que proponemos a continuación se pueden encontrar documentos que podrían ser síntesis válidas de un protocolo de intervención clínica de la perspectiva cognitivo conductual. Como ya hemos señalado al inicio de estas páginas esperamos poder obviar la coletilla “desde la perspectiva u orientación … “ para decir: Protocolo General de Intervención Psicológica en Clínica y Salud. Esperamos que aquellos psicólogos comprometidos en la construcción de Protocolos específicos de intervención psicológica encuentren una guía para llevar a cabo su trabajo. Actualmente en psicología se plantean dudas respecto a si es correcto plantearse protocolos de intervención específicos ajustados a las categorías diagnósticas imperantes en el mundo de la salud. El problema se plantea en torno a dos cuestiones. La primera se refiere al hecho de que un protocolo estuviera constituido por un mero listado de recetas o procedimientos técnicos sin un análisis del caso. La segunda hace referencia al hecho de que las categorías diagnósticas son sistemas de clasificación y etiquetado que facilitan la comunicación interprofesional para la descripción sintética de la sintomatología de los casos que no siempre son buenas descripciones de los denominados problemas psicológicos. La alternativa a los protocolos específicos sería construir una única guía de los problemas psicológicos de salud. Es decir, fijar lo que algunos llaman la aproximación psicológica al problema, dado que las actuales categorías diagnósticas no conllevan protocolos de intervención asociados a la categoría. Se asume que la clasificación (DSM-) por agrupación de los síntomas considerando su intensidad y cronificación, no aporta ninguna indicación sobre las estrategias de tratamiento ni sobre la tecnología psicológica a emplear en el mismo. El problema es grave pero hay que admitir que por ahora no existe una alternativa de clasificación funcional estable y consensuada por los psicólogos clínicos. A pesar de las críticas a los protocolos de intervención psicológica basados en categorías diagnósticas, en diversos documentos se han plasmado las ventajas de tener descritos los procedimientos de actuación psicológicos. Desde nuestro punto de vista, el principal problema que resuelven los protocolos es, llegar a saber que hacen los compañeros de profesión cuando enviamos un caso para su tratamiento, con independencia de que cada profesional adapte el procedimiento al caso. Por ahora, incluso para los propios psicólogos, resulta difícil mandar un caso al psicólogo y estar razonablemente tranquilo respecto a lo que éste hará para resolverlo. Contar con su adscripción a unos determinados protocolos de actuación ayuda a desentrañar estas incógnitas. Aunque relacionada con la anterior, la razón más importante por la que debemos contar con protocolos clínicos es la demanda del nuevo usuario de los servicios Protocolos de intervención clínica en psicología. Master de Salud de la UAM. Protocolo general de intervención. J.Santacreu 25 psicológicos. Hasta hace unos años la labor del psicólogo clínico se realizaba sobre clientes con cronicidad superior a los 6 meses, que llegaban mediante un sistema persona a persona a la consulta del profesional. La psicología clínica era un remedio para casos en los que otras alternativas terapéuticas habían fracasado. Actualmente la psicología se ha popularizado y la demanda se ha generalizado. Con frecuencia la persona directamente considera que el psicólogo puede resolver su problema y consulta por problemas que le han surgido recientemente. No sólo los propios clientes sino diversos profesionales de todos los ámbitos recomiendan tratamientos psicológicos. Los nuevos usuarios requieren que se les asegure buenas prácticas profesionales y métodos objetivos de contraste de las mismas. Consideramos que los protocolos son una buena herramienta para ambos propósitos.