Gioconda Belli

De la mujer al hombre

Dios te hizo hombre para mí.

Te admiro desde lo más profundo

de mi subconsciente,

con una admiración extraña y desbordada

que tiene un dobladillo de ternura.

Tus problemas, tus cosas

me intrigan, me interesan

y te observo

mientras discurres y discutes

hablando del mundo

y dándole una nueva geografía de palabras.

Mi mente está covada para recibirte,

para pensar tus ideas

y darte a pensar las mías;

te siento, mi compañero, hermoso,

juntos somos completos

y nos miramos con orgullo

conociendo nuestras diferencias,

sabiéndonos mujer y hombre

y apreciando la disimilitud

de nuestros cuerpos.