Gioconda Belli

Esquinas del miedo

No debería estar triste

No debería hoy

noche de la primera lluvia del invierno

entristecerme

Al menos

debería entender donde está la cuerda rota

el pájaro dormido

cuál de los diques se hizo poroso a las lágrimas

Es verdad que duermo sola

Es verdad que odio las noches solitarias

el abrazo de recuerdos vacío entre las sábanas

pero vos no te has ido para siempre

Por el contrario

tu voz desde lejos ya no teme pronunciar el amor

deletrearlo en todos sus sonidos

Ya aceptamos vivir juntos las tempestades

en la pequeña arca del diluvio

vos con tus animales

yo con los míos

y esta ausencia es solo travesía

necesidades del pasaje

y no la total escasez del desierto

ni la helada sensación de la soledad

Quizá por esto la añoranza tiene algo más:

Un aire de desperdicio

Y sin embargo el tiempo es fruto

maduro en mis manos

Y los días se me ocupan en tejidos de todos

los colores

Y vivo un espacio lleno de mí

que también tiene algo de vos

Quizá las hormonas conspiran

las fases de la luna

el cambio de las estaciones

la añoranza de la piel es más fuerte que los razonamientos

o quizás no me concedo el permiso la licencia de la felicidad

ahora cuando la mesa está servida

y la espera de vos no es más que un asunto de relojes

que pasen cedan su espesura las horas

hasta el punto de confluencia del abrazo

Por eso

más que decirte que te extraño

aunque te extraño

formo palabras como diminutos gatos quejosos

aullándole a la noche

al lado oscuro de mi sangre que no entiendo

al regazo de mi madre que quizá vengo extrañando

desde siempre

y pienso que mañana soplaré las brumas

puliré el sol

No tendré miedo

No temeré los trayectos solitarios

o despertar sin techo

Espantaré las nubes de fantasmas

las aproximaciones de la muerte

Aceptaré que soy feliz

Muy feliz

Le perderé este miedo profundo

a la felicidad