Preparación:
Calentamos el agua hasta que esté tibia, que se pueda meter un dedo sin quemarse y añadimos, poco a poco, la harina mezclada con la cucharadita de levadura y vamos removiendo hasta que quede una masa fina y sin grumos, no muy espesa.
Pasamos la mezcla resultante a una manga pastelera o, a una bolsa en la que hemos hecho un orificio de salida y freír en abundante aceite de girasol (tb puede ser oliva) muy caliente.
Sacar cuando estén doraditos y poner en un plato con papel de cocina para que absorba la grasa y listo. Se pueden espolvorear de azúcar glas.
Notas:
La temperatura del agua es muy importante, tiene que estar tibia.
No añadir mucha levadura ya que entonces quedarán muy hinchados y absorben mucha aceite.
El aceite de freírlos debe estar muy caliente también deber ser limpio.
¡Buen provecho!